25.4.24

POLITICO: Conmoción y pavor... La carta de Sánchez aterrizó con un efecto explosivo... pues concluyó su misiva anunciando que el lunes se dirigirá a la nación y revelará si dimite o no... El primer ministro citó los ataques de la derecha contra su familia como causa de su decisión... "¿Debo seguir al frente de este Gobierno o renunciar al más alto de los honores?"

 "Carta de Pedro Sánchez a la ciudadanía:

Madrid, 24 de abril de 2024

Carta a la ciudadanía:

No suele ser habitual que me dirija a usted a través de una carta. Sin embargo, la gravedad de los ataques que estamos recibiendo mi esposa y yo, y la necesidad de dar una respuesta sosegada, me hacen pensar que esta es la mejor vía para expresar ni opinión. Le agradezco, por tanto, que tome un poco de su tiempo para leer estas líneas.

Como ya sabrá, y si no le informo, un juzgado de Madrid ha abierto diligencias previas contra mi mujer, Begoña Gómez, a petición de una organización ultraderechista llamada Manos Limpias, para investigar unos supuestos delitos de tráfico de influencias y de corrupción en los negocios.

Por lo que parece, el juez llamará a declarar a los responsables de dos cabeceras digitales que han venido publicando sobre este asunto. En mi opinión, son medios de marcada orientación derechista y ultraderechista. Como es lógico, Begoña defenderá su honorabilidad y colaborará con la Justicia en todo lo que se la requiera para esclarecer unos hechos tan escandalosos en apariencia, como inexistentes.

En efecto, la denuncia de Manos Limpias se basa en supuestas informaciones de esa constelación de cabeceras ultraconservadoras arriba referida. Subrayo lo de supuestas informaciones porque, tras su publicación, hemos ido desmintiendo las falsedades vertidas al tiempo que Begoña ha emprendido acciones legales para que esos mismos digitales rectifiquen lo que, sostenemos, son informaciones espurias.

Esta estrategia de acoso y derribo lleva meses perpetrándose. Por tanto, no me sorprende la sobreactuación del Sr. Feijóo y el Sr. Abascal. En este atropello tan grave como burdo, ambos son colaboradores necesarios junto a una galaxia digital ultraderechista y la organización Manos Limpias. De hecho, fue el Sr. Feijóo quien denunció el caso ante la Oficina de Conflicto de Intereses pidiendo para mí de 5 a 10 años de inhabilitación para el ejercicio de cargo público.

La denuncia fue archivada doblemente por dicho organismo, cuyos funcionarios fueron descalificados posteriormente por la dirigencia del PP y de Vox. Seguidamente, instrumentalizaron su mayoría conservadora en el Senado, impulsaron una comisión de investigación para, según dicen, esclarecer los hechos relacionados con este asunto. Como es lógico faltaba la judicialización del caso. Es el paso que acaban de dar.

En resumen, se trata de una operación de acoso y derribo por tierra, mar y aire, para intentar hacerme desfallecer en lo político y en lo personal atacando a mi esposa.

No soy un ingenuo. Soy consciente de que denuncian a Begoña no porque haya hecho algo ilegal, ellos saben que no hay caso, sino por ser mi esposa. Como soy también plenamente consciente de que los ataques que sufro no son a mi persona sino a lo que represento: una opción política progresista, respaldada elección tras elección por millones de españoles, basada en el avance económico, la justicia social y la regeneración democrática.

Esta lucha comenzó hace años. Primero, con la defensa que hicimos de la autonomía política de la organización que mejor representa a la España progresista, el Partido Socialista. Pugna que ganamos. Segundo, tras la moción de censura y las sucesivas victorias electorales de 2019, el sostenido intento de deslegitimación del gobierno de coalición progresista al calor del ignominioso grito de ‘que te vote Txapote’. Tampoco pudieron quebrarnos.

El último episodio fueron las elecciones generales del 23 de julio de 2023. El pueblo español votó mayoritariamente por el avance, permitiendo la reedición de un gobierno de coalición progresista, en contra del gobierno de coalición del Sr. Feijóo y el Sr. Abascal que auguraban las baterías mediáticas y demoscópicas conservadoras.

La democracia habló, pero la derecha y la ultraderecha, nuevamente, no aceptaron el resultado electoral. Fueron conscientes de que con el ataque político no sería suficiente y ahora han traspasado la línea del respeto a la vida familiar de un presidente del Gobierno y el ataque a su vida personal.

Sin ningún rubor, el Sr. Feijóo y el Sr. Abascal, y los intereses que a ellos les mueven, han puesto en marcha lo que el gran escritor italiano Umberto Eco, llamó “la máquina del fango”. Esto es, tratar de deshumanizar y deslegitimar al adversario político a través de denuncias tan escandalosas como falsas.

Esta es mi lectura de la situación que vive nuestro querido país: una coalición de intereses derechistas y ultraderechistas que no toleran la realidad de España, que no aceptan el veredicto de las urnas, y que están dispuestos a esparcir fango con tal de: primero, tapar sus palmarios escándalos de corrupción y su inacción ante los mismos; segundo, esconder su total ausencia de proyecto político más allá del insulto y la desinformación; y tercero, valerse de todos los medios a su alcance para destruir personal y políticamente al adversario político. Se trata de una coalición de intereses derechistas y ultraderechistas que se extiende a lo largo y ancho de las principales democracias occidentales, y a las que, le garantizo, responderé siempre desde la razón, la verdad y la educación.

Llegados a este punto, la pregunta que legítimamente me hago es ¿merece la pena todo esto? Sinceramente, no lo sé. Este ataque no tiene precedentes, es tan grave y tan burdo que necesito parar y reflexionar con mi esposa. Muchas veces se nos olvida que tras los políticos hay personas. Y yo, no me causa rubor decirlo, soy un hombre profundamente enamorado de mi mujer que vive con impotencia el fango que sobre ella esparcen día sí y día también.

Necesito parar y reflexionar. Me urge responderme a la pregunta de si merece la pena, pese al fango en el que la derecha y la ultraderecha pretenden convertir la política. Si debo continuar al frente del Gobierno o renunciar a este alto honor. A pesar de la caricatura que la derecha y la ultraderecha política y mediática han tratado de hacer de mí, nunca he tenido apego al cargo. Sí lo tengo al deber, al compromiso político y al servicio público. Yo no paso por los cargos, hago valer la legitimidad de esas altas responsabilidades para transformar y hacer avanzar al país que quiero.

Todo ello me lleva a decirle que seguiré trabajando, pero que cancelaré mi agenda pública unos días para poder reflexionar y decidir qué camino tomar. El próximo lunes, 29 de abril, compareceré ante los medios de comunicación y daré a conocer mi decisión.

Gracias por su tiempo. Atentamente, "              (eldiario.es, 24/04/24) 

 

"El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha anunciado este miércoles que suspenderá sus funciones públicas y se planteará dimitir del Gobierno, alegando meses de ataques de la derecha contra su familia.

"Necesito tiempo para reflexionar", escribió Sánchez en una carta de cuatro páginas publicada en su cuenta X. "Necesito urgentemente responder a una pregunta que no dejo de hacerme: ¿Vale la pena para mí seguir [en el cargo] a pesar del enfangamiento de la derecha y la ultraderecha?".

El sorprendente anuncio de Sánchez se produjo horas después de que los medios de comunicación españoles informaran de que un juez de Madrid había iniciado una investigación preliminar sobre si la esposa del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, había utilizado sus conexiones en el Gobierno para favorecer sus intereses empresariales privados.

La investigación por corrupción y tráfico de influencias, que se está llevando a cabo bajo secreto, se inició tras la presentación de una querella por Manos Limpias, una plataforma vinculada a grupos ultranacionalistas conocida por presentar querellas judiciales vinculadas a causas de extrema derecha.

 La legislación española permite a ciudadanos particulares u organizaciones presentar denuncias judiciales aunque no se hayan visto directamente afectados por el presunto acto delictivo. En 2021, la Audiencia Nacional española declaró a Manos Limpias culpable de utilizar la amenaza de acciones legales y campañas de desprestigio para extorsionar a bancos y empresas. Aunque esa condena fue anulada por el Tribunal Supremo del país a principios de este año, los magistrados señalaron que, si bien el grupo no había cometido un delito, sus operaciones eran éticamente "reprobables."

Una versión filtrada de la denuncia presentada por Manos Limpias publicada por el periódico español El Diario parece consistir en una carta de la organización acompañada de recortes de prensa publicados por varios periódicos. La falta de pruebas contundentes que respalden la denuncia sugiere que la investigación preliminar podría concluir sin que se presenten cargos, pero la demanda evidentemente ha inquietado a Sánchez, que siempre ha procurado mantener su vida política y personal separadas.

"¿Debo seguir al frente de este Gobierno o renunciar al más alto de los honores?". escribió Sánchez. "A pesar de la caricatura que la derecha hace de mi persona, no estoy apegado a este cargo (...) Mi compromiso es con mi sentido del deber y el servicio público".

Sánchez concluyó su misiva anunciando que el lunes se dirigirá a la nación y revelará si dimite o no.

La carta del Presidente del Gobierno español llega en un momento en que se avecinan dos elecciones importantes. El 12 de mayo se celebrarán unas elecciones regionales anticipadas en Cataluña, y un mes después los españoles participarán en las elecciones europeas.
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Sánchez lleva en el cargo desde 2018 y fue reelegido por última vez el año pasado, cuando logró reunir el respaldo parlamentario para un Gobierno en minoría formado por su Partido Socialista y la coalición de izquierdas Sumar.

Es probable que el anuncio del político también dispare la rumorología en Bruselas, donde las especulaciones sobre qué líderes nacionales podrían ocupar los principales puestos del bloque se han disparado antes de las próximas elecciones en todo el bloque.

Sánchez estaría incluido en la lista de candidatos a la presidencia del Consejo Europeo, que socialistas y demócratas quieren ocupar con uno de los suyos. Otros candidatos son el ex Primer Ministro portugués António Costa y la danesa Mette Fredriksen. Los líderes de la UE se reunirán para decidir quién ocupará el puesto tras la votación de junio.

Conmoción y pavor

La carta de Sánchez aterrizó con un efecto explosivo el miércoles por la tarde: Las televisiones y radios españolas interrumpieron su programación habitual para transmitir la noticia, que dominó las portadas de los sitios de noticias del país.

Las reacciones de la clase política no se han hecho esperar. La vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, que lidera la coalición de izquierdas Sumar, se solidarizó con Sánchez y declaró que "no se puede permitir que ganen las fuerzas de derechas... Hay que defender nuestra democracia".

El Partido Popular, de centro-derecha, en cambio, acusó al presidente del Gobierno de hacerse la víctima y dijo que, en lugar de desaparecer durante cinco días, lo que tenía que hacer era sincerarse sobre "los escándalos que rodean a su partido, a su Gobierno y a su socio."

En caso de que Sánchez dimitiera, su Gobierno entraría en funciones hasta que el Parlamento nacional diera su respaldo a un nuevo candidato para formar un nuevo Ejecutivo. Hasta la fecha, Adolfo Suárez es el único presidente del Gobierno español que ha dimitido desde la transición a la democracia; los legisladores permitieron a su vicepresidente formar un nuevo Gobierno un mes después de su salida en 1981.

Sánchez también podría dejar que el Parlamento decidiera si debe seguir en el cargo convocando una moción de confianza. Necesitaría una mayoría simple de los 350 diputados para mantenerse en el poder.

De forma más dramática, el presidente del Gobierno podría repetir la maniobra que llevó a cabo tras el desastroso resultado de su partido en las elecciones locales del año pasado y poner su destino en manos de los españoles disolviendo el Parlamento y convocando elecciones anticipadas.

El verano pasado, la apuesta de Sánchez dio resultado y pudo encontrar un camino para seguir liderando el país, pero no está claro que pueda volver a conseguir ese milagro político. Según las últimas encuestas, el Partido Popular, de centro-derecha, aventaja en ocho puntos porcentuales al Partido Socialista del presidente del Gobierno."               ( Aitor Hernández-Morales  , POLITICO, 24/04/24, traducción DEEPL)

¿Cómo es posible que la economía de EEUU esté creciendo muy por encima del resto de economías desarrolladas, incluso a pesar de haber elevado notablemente los tipos de interés... política que se considera negativa para el crecimiento? La explicación es que EEUU está impulsando la actividad económica a través de sus gastos e inversiones públicas... solamente las inversiones en energías renovables suponen 242.000 millones de dólares... entre estas inversiones y otras más, la capacidad productiva de EEUU ha aumentado en un 62% en apenas un año. Es un crecimiento desorbitado... mientras la Eurozona ha moderado su gasto e inversión pública en el año 2023, lo que le ha llevado a coquetear con la recesión... queda patente que es la política fiscal expansiva el factor explicativo más importante del intenso crecimiento de EEUU... Mientras tanto, Europa vuelve a tratar de restringir dicha política fiscal. Menudos linces (Eduardo Garzón)

Eduardo Garzón  @edugaresp

¿Cómo es posible que la economía de EEUU esté creciendo muy por encima del resto de economías desarrolladas, incluso a pesar de haber elevado notablemente los tipos de interés -política que se considera negativa para el crecimiento? Pues hay una explicación muy sencilla 

La explicación es que EEUU está impulsando la actividad económica a través de sus gastos e inversiones públicas. De hecho, actualmente tiene uno de los déficits públicos más elevados de su historia -sólo superado por las tres grandes crisis del último siglo. ¡Se dice pronto!

 ¿Y a través de qué tipo de gastos e inversiones? Pues primero, tras el inicio de la pandemia, fue el American Rescue Plan, que supuso un 25% del PIB del país. Después, tras la crisis energética, fue el Inflation Reduction Act (IRA) que sigue vigente. Hay muchos otros programas.

 En este gráfico podéis ver que solamente las inversiones del IRA en energías renovables suponen 242.000 millones de dólares. Entre estas inversiones y otras más, la capacidad productiva de EEUU ha aumentado en un 62% (!) en apenas un año. Es un crecimiento desorbitado.

 Este enorme impulso fiscal a la economía es lo que explica en buena medida que tras la crisis de 2020 el empleo se haya recuperado en sólo 28 meses, mientras que tardó 48 y 75 meses en hacerlo tras las crisis del 2001 y del 2008, respectivamente (cuando se aplicó austeridad).

 Fijaos en la comparación con la Eurozona: mientras ésta ha moderado su gasto e inversión pública en el año 2023 -lo que le ha llevado a coquetear con la recesión, EEUU ha hecho todo lo contrario -registrando una de las mayores tasas de crecimiento de los países avanzados.

 En consecuencia, la brecha en PIB entre ambas regiones, que ya se había ensanchado tras la crisis del año 2008 (porque Europa aplicó mucha más austeridad), ha vuelto a agrandarse tras la crisis del año 2020. La Europa neoliberal cada vez se queda más atrás.

 Aunque Estados Unidos no sólo se aleja de la Eurozona, también se aleja de grandes potencias económicas como Canadá, Japón o el Reino Unido. Especialmente a partir del año 2023, fundamentalmente gracias al programa de masiva inversión pública IRA.

 El aumento de los tipos de interés, realizado para enfriar la economía, no ha funcionado. No sólo debido al gasto público discrecional, sino a que el pago de intereses por deuda pública se ha disparado (por el alza de tipos), lo que estimula la economía (aunque de forma injusta).

 Evidentemente tampoco podemos perder de vista que EEUU se ha beneficiado del nuevo tablero geopolítico surgido tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Por ejemplo, ahora vende sus hidrocarburos más caros a Europa porque ésta ya no se los compra baratos a Rusia.

 En cualquier caso, queda patente que es la política fiscal expansiva el factor explicativo más importante del intenso crecimiento de EEUU, incluso tras haber elevado los tipos de interés. Mientras tanto, Europa vuelve a tratar de restringir dicha política fiscal. Menudos linces.

12:54 p. m. · 24 abr. 2024 55,9 mil Reproducciones...  (gráficos en el original)

La izquierda francesa se encuentra en una encrucijada... Las instituciones de la V República -el Estado, los medios de comunicación, los partidos dominantes, las grandes empresas, la policía- están decididas a aplastar la rebelión que representa La France insoumise (LFI). Invertir la deriva reaccionaria de Francia será una tarea hercúlea... para François Ruffin, el camino hacia el Elíseo pasa por las zonas rurales y las pequeñas ciudades desindustrializadas... La única forma de recuperar a esos votantes de la RN, afirma, es hablarles de sus preocupaciones materiales: el "discurso de la vida real"... esto significa promover políticas económicas proteccionistas y un Estado del bienestar fuerte. Arremete contra el Gobierno por desencadenar una "epidemia de mal trabajo" y pide formas limitadas de democracia en el lugar de trabajo, con un tercio de los puestos en los consejos de administración de las empresas para los empleados... El planteamiento de Ruffin puede compararse al de Sumar en España. Sostiene que una estrategia populista -mantener un pie de guerra permanente y provocar un conflicto perpetuo con el establishment- simplemente agotará la base de activistas del partido y alienará a grandes franjas del electorado. Afirma que LFI ya ha ganado la batalla por la hegemonía en la izquierda, y que ahora debe convencer a los votantes de fuera del redil... Hay muchos puntos en común entre Ruffin y Mélenchon, y ambos han indicado que sus posturas podrían conciliarse... han desplegado las llamadas "caravanas populares": cuadros enviados a circunscripciones estratégicas para dialogar con la población y transmitir sus opiniones al aparato central del partido. Para los Mélenchonistes, LFI aún podría convertirse en un partido de masas si intensificara este tipo de campañas y prestara servicios locales como la distribución de alimentos a las comunidades desfavorecidas... Los dos bandos discrepan sobre hasta qué punto los sondeos oficiales subestiman a Mélenchon y si hay suficientes votantes potenciales en las banlieues para impulsarle al poder (Olly Haynes)

 "La izquierda francesa se encuentra en una encrucijada. Tras fracasar en su intento de ganar la presidencia o reunir una mayoría parlamentaria en 2022, Jean-Luc Mélenchon intenta ahora trazar un camino para La France insoumise. El partido se enfrenta a unos medios de comunicación hostiles, a la apatía de los votantes y a un gobierno cada vez más autoritario. NUPES, la alianza electoral que preside, se ha fracturado. La única forma de que LFI prevalezca en esta coyuntura desfavorable y preserve su frágil hegemonía sobre los demás partidos progresistas es ampliar su base electoral de cara a las elecciones presidenciales de 2027. Pero existen teorías contrapuestas sobre cómo lograrlo, y profundas incertidumbres sobre la dirección estratégica más viable. 

 En la actualidad, los únicos bastiones de LFI son París, las banlieues circundantes, la periferia de grandes ciudades como Marsella, Toulouse y Lyon, y los territorios franceses de ultramar. El partido ha tenido dificultades para atraer apoyos en las zonas periurbanas que dieron origen a los gilets jaunes. Para muchos activistas, esto señala un problema con su cultura organizativa. Desde su creación en 2016, LFI ha estado dominado por un pequeño grupo de parlamentarios y personal cercano a Mélenchon. Stefano Palombarini lo ha descrito como un "barco pirata" en el que todas las decisiones importantes las toma el capitán. Esta estructura ágil y centralizada fue en parte lo que permitió su rápido ascenso. Sin embargo, hoy en día, algunos miembros están convencidos de que el partido no saldrá de su burbuja parisina a menos que se democratice a fondo. Clementine Autain, diputada por Seine-Saint-Denis, afirma que ha llegado el momento de "abrir las puertas de par en par" y "convertirse en un movimiento de masas". La dirección y sus partidarios, sin embargo, creen que esto no puede ocurrir hasta que se hayan desarrollado mecanismos internos sólidos para mediar en los desacuerdos políticos. Dado que el número de miembros se ha ampliado más allá del núcleo de Mélenchonistes leales, advierten, "abrir las puertas" podría significar abandonar la disciplina política y diluir su programa internacionalista de izquierdas.

 Esta disputa está relacionada con la controvertida cuestión de quién dirigirá LFI en las próximas elecciones. Un aspirante fuera del círculo de los Mélenchonistes es el cineasta convertido en parlamentario François Ruffin. Nacido en Calais en 1975 y criado en Amiens, la circunscripción que ahora representa, Ruffin es un autodenominado "intelectual pequeño burgués" -su padre era gerente de la empresa de verduras Bonduelle, su madre ama de casa- que asistió al mismo instituto que Macron. En 1999 fundó Fakir, una revista satírica de izquierdas, y en 2003 publicó una crítica mordaz del panorama mediático francés, Les petits soldats du journalisme. A lo largo de la década de 2010 dirigió documentales sobre la vida en la Francia periférica, la dinámica de la desindustrialización y los gilets jaunes. Su película de 2016 Merci patron! (¡Merci patron!), un feroz ataque al ciudadano más rico de Francia, el magnate del lujo Bernard Arnault, enfureció tanto a su protagonista que sobornó al aparato de seguridad francés para que espiara al director. Ruffin fue elegido en 2017 candidato del micropartido Picardie Debout, antes de unirse al grupo parlamentario LFI ese mismo año.

Ruffin es partidario de abrir de par en par las puertas de LFI. Para él, el camino hacia el Elíseo pasa por las zonas rurales y las pequeñas ciudades desindustrializadas antaño dominadas por los partidos socialista y comunista, donde gran parte de la población son trabajadores manuales, trabajadores de servicios con salarios bajos o jubilados. La única forma de recuperar a esos votantes de la RN, afirma, es hablarles de sus preocupaciones materiales: el "discurso de la vida real", como él lo llama. En la práctica, esto significa promover políticas económicas proteccionistas y un Estado del bienestar fuerte. Arremete contra el Gobierno por desencadenar una "epidemia de mal trabajo" y pide formas limitadas de democracia en el lugar de trabajo, con un tercio de los puestos en los consejos de administración de las empresas para los empleados. Este énfasis en las condiciones de empleo es un intento de conectar la base actual de la LFI con circunscripciones más periféricas. Como observa Ruffin, existen claros puntos en común en la vida laboral de las poblaciones urbanas racializadas y en la de los blancos de las ciudades pequeñas. Como parte de esta estrategia, el político suele evitar las cuestiones nacionales consideradas demasiado delicadas, como la migración, y modera su línea en las internacionales. Cuando habla en mítines sobre Palestina, exige un alto el fuego inmediato y denuncia los crímenes de guerra de Israel, pero también insiste, en contra de la postura oficial de LFI, en que Hamás es una organización terrorista.

Cuando estallaron los disturbios por la muerte de Nahel Merzouk, un adolescente tiroteado por la policía en los suburbios parisinos, los Mélenchonistes denunciaron a los asesinos como racistas sedientos de sangre, mientras Ruffin pedía reformas institucionales.

El planteamiento de Ruffin puede compararse al de Sumar en España. Sostiene que una estrategia populista -mantener un pie de guerra permanente y provocar un conflicto perpetuo con el establishment- simplemente agotará la base de activistas del partido y alienará a grandes franjas del electorado. Afirma que LFI ya ha ganado la batalla por la hegemonía en la izquierda, y que ahora debe convencer a los votantes de fuera del redil. Mientras que muchos de sus colegas de LFI se han separado de sus antiguos socios de NUPES, Ruffin sigue colaborando con figuras como Marine Tondelier, de los Ecologistas. En privado, la izquierda de los Ecologistas afirma que preferiría trabajar con Ruffin que con un Mélenchoniste, y que un renacimiento de NUPES en 2027 sería más probable bajo su candidatura.

Los Mélenchonistes tienen una visión diferente. Para ellos, los altos índices de abstención tanto en las banlieues como en la Francia periférica sugieren que decenas de votantes siguen desencantados con el sistema político actual. Por tanto, el partido debe abogar por una ruptura con ese sistema: su política exterior, sus ortodoxias económicas, sus servicios de seguridad y su ética social. El objetivo debe ser agudizar cada antagonismo político para alcanzar un estado de lo que Mélenchon llama "insubordinación permanente". En un reciente debate con Thomas Piketty y Julia Cagé, Mélenchon aceptó que la izquierda necesita recuperar la Francia rural - "¿quién podría argumentar lo contrario?"-, pero insistió en que es aún más esencial centrarse en los quartier populaires urbanos. Estas zonas suelen votar a LFI en un 80%, pero con una participación de sólo el 30%. Por tanto, la izquierda debería esforzarse por activar a estas poblaciones abstencionistas en lugar de apostar por la posibilidad de recuperar a los votantes de Le Pen.

Mathilde Panot, diputada de 34 años por Val-de-Marne, al sur de París, es hija de un matemático y un agrónomo. Estudió relaciones internacionales en Science Po y trabajó como organizadora comunitaria para una empresa social que opera en las banlieues antes de convertirse en miembro del personal de LFI. Elegida diputada en 2017, ahora es la líder parlamentaria del partido. La estrategia óptima, según ella, es construir antagonismos en los que la izquierda se polarice contra RN y los macronistas, revelando que estos últimos son dos caras de la misma moneda. Ha sido especialmente clara en su apoyo a Palestina, consciente de que este tema tiene mucho eco en las banlieues.

Sin embargo, Panot se ve constantemente eclipsada por el propio Mélenchon, que sigue siendo una presencia nacional importante a pesar de afirmar que está dispuesto a ceder el testigo a un nuevo líder. Desde octubre ha denunciado el asedio a Gaza con más contundencia que ningún otro político nacional. Ha asistido a la audiencia de la CIJ y ha organizado protestas contra los envíos de armas de Francia a Israel, al tiempo que ha atacado el ruido de sables de Macron sobre Ucrania. Mélenchon parece ser consciente de que Panot carece del perfil nacional para tener una oportunidad plausible de victoria; y está dispuesto a impedir el ascenso de Raphaël Glucksmann, el candidato ultra del PS que actualmente está en lo alto de las encuestas de las elecciones europeas. Esto, junto con su deseo de mantener a LFI alineada con su visión, podría motivarle a presentarse de nuevo en 2027. Los partidarios de Mélenchon señalan que cada una de sus campañas anteriores le ha acercado a la segunda vuelta (su viejo amigo Lula, elegido presidente de Brasil en su cuarto intento, es citado como prueba de que la persistencia puede dar sus frutos). Sus detractores, por su parte, afirman que es incapaz de unir a la amplia izquierda y señalan encuestas que muestran que habría sido derrotado si hubiera llegado a la segunda vuelta en 2022.

Hay muchos puntos en común entre Ruffin y Mélenchon, y ambos han indicado que sus posturas podrían conciliarse. La dirección de la LFI ha creado varios grupos de trabajo dedicados a conquistar las zonas rurales. También han desplegado las llamadas "caravanas populares": cuadros enviados a circunscripciones estratégicas para dialogar con la población y transmitir sus opiniones al aparato central del partido. Para los Mélenchonistes, LFI aún podría convertirse en un partido de masas si intensificara este tipo de campañas y prestara servicios locales como la distribución de alimentos a las comunidades desfavorecidas. Sin embargo, en lo que respecta a las prioridades generales del partido, la divergencia sigue siendo marcada. Ruffin insiste en la necesidad de modificar la distribución actual de los electores, mientras que Mélenchon aspira a ampliar el electorado total. El primer enfoque implica ir más allá del populismo, mientras que el segundo significa refinarlo e intensificarlo. Los dos bandos discrepan sobre hasta qué punto los sondeos oficiales subestiman a Mélenchon y si hay suficientes votantes potenciales en las banlieues para impulsarle al poder.  

Quienquiera que dirija la LFI en 2027 tendrá que apelar a las partes de la sociedad francesa que están desencantadas, pero que actualmente no están afiliadas a la izquierda. Este problema queda ejemplificado por las actuales protestas de los agricultores. Como en anteriores brotes de agitación, el gobierno intenta frenar las manifestaciones mientras los partidos a su izquierda y derecha compiten por sacar provecho político. En este caso, LFI debería estar en una posición ventajosa, ya que su manifiesto aboga por una reforma agrícola radical - repudiando los acuerdos de libre comercio aprobados en el Parlamento Europeo - y uno de sus aliados, la Confederation Paysanne, se encuentra entre los organizadores del movimiento. Sin embargo, el partido ha tenido dificultades para afianzarse, en parte por el énfasis que los medios de comunicación han puesto en los elementos reaccionarios de las protestas y su rechazo al ecologismo.  En un intento de cambiar las tornas, Ruffin se ha codeado con los agricultores en el Salón Internacional de la Agricultura, que Mélenchon ha boicoteado durante la última década, y ha organizado su propio contra-salón, promoviendo la agricultura campesina frente al agronegocio. Sin embargo, ninguno de los dos ha conseguido hacer de su partido un vehículo para los intereses de los agricultores.

En los próximos años, las dos facciones tendrán que responder a una serie de preguntas difíciles. ¿Es posible cambiar las lealtades de los votantes de Le Pen? ¿Puede lograrse sin alienar a la actual base electoral de LFI? ¿Y la alianza con el centro izquierda corre el riesgo de corromper el proyecto? A la inversa, ¿es capaz la estrategia del conflicto constante de llegar a un electorado más amplio? ¿Puede ganar la izquierda radical sin el centro izquierda? ¿Hay un número suficiente de abstencionistas que puedan ser activados? Sea cual sea el rumbo que tome el partido, tendrá que operar en un clima político turbulento y cada vez más hostil a la izquierda. Las instituciones de la V República -el Estado, los medios de comunicación, los partidos dominantes, las grandes empresas, la policía- están decididas a aplastar la rebelión que representa LFI. Invertir la deriva reaccionaria de Francia será una tarea hercúlea."                 (Olly Haynes

Europa está siendo arrastrada a una guerra evitable... Europa enfrenta un riesgo de conflicto armado generalizado como no ocurría desde los tiempos previos a la Segunda Guerra Mundial... porque la UE se está sumando a la estrategia que siempre han utilizado los Estados Unidos, convertir la carrera armamentística en su motor económico... múltiples hechos que muestran cómo políticos de distintos espectros –ultraderechistas, conservadores, pero también socialdemócratas– oligarcas y grupos de interés económico varios, azuzan, consiente o directamente organizan una futura guerra que presentan como inevitable... Los indicadores de esta estrategia suicida son la prolongación de la guerra en Ucrania, la renuncia consciente a utilizar los medios de resolución pacífica y diplomática de conflictos, la intensa e irresponsable utilización de un discurso belicista por importantes responsables políticos, la aprobación de grandes líneas de créditos públicos para gasto armamentístico, y el ascenso de la ola reaccionaria... Los cinco países con derecho de veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, las principales potencias militares, se encuentran en este momento inmersos, de forma más o menos directa, en la guerra de Ucrania, en la crisis bélica de Oriente Medio o incrementando la tensión militar en el mar de la China... es muy grave la incapacidad política de Europa y sus organizaciones multilaterales regionales para prevenir los conflictos armados en el continente o acabar con ellos una vez desatados, es el bloqueo que padece Naciones Unidas para cumplir con sus obligaciones de garantizar la paz (Enrique Santiago Romero)

 "La UE se está sumando a la estrategia que siempre han utilizado los Estados Unidos, convertir la carrera armamentística en su motor económico, expandiendo al máximo la industria militar y multiplicando sus beneficios y su peso en la economía global   

I.- Europa enfrenta un riesgo de conflicto armado generalizado como no ocurría desde los tiempos previos a la Segunda Guerra Mundial. Muchos indicadores así lo advierten, algunos peligrosamente similares a lo ocurrido en el periodo que transcurrió entre la Primera y la Segunda Guerra mundial. Ni en los años más duros de la guerra fría, el conflicto de los euromisiles en la década de los 80 del pasado siglo, Europa había estado tan cerca de una guerra generalizada como nos encontramos ahora. No es una advertencia alarmista, es una realidad que debemos tener presente para desescalar los riesgos, no para incrementar la tensión como está haciendo la dirigencia política europea. Tomar conciencia del peligro y actuar para impedir el conflicto es el primer paso para evitar que la guerra vuelva a expandirse desde el viejo continente por todo el planeta.

La opinión pública europea tiene a la vista múltiples hechos que muestran cómo políticos de distintos espectros –ultraderechistas, conservadores, pero también socialdemócratas– oligarcas y grupos de interés económico varios, azuzan, consiente o directamente organizan una futura guerra que presentan como inevitable.

Los indicadores de esta estrategia suicida son: (1) la prolongación de la guerra en Ucrania y el endurecimiento y extensión de los distintos conflictos  desatados por ataques de Israel a varios países de Oriente Medio, con la paulatina implicación de la mayoría de las grandes potencias militares del planeta y potencias medias regionales; (2) la renuncia consciente a utilizar los medios de resolución pacífica y diplomática de conflictos de que dispone la comunidad internacional así como el bloqueo de cualquier posible iniciativa de paralización de las guerras en curso; (3) la incapacidad de las instituciones mundiales y europeas encargadas de velar por la paz mundial y  la cooperación entre países de garantizar tan imprescindible objetivo; (4) la intensa e irresponsable utilización de un discurso belicista por importantes responsables políticos; (5) la reorganización de la actividad económica priorizando el desarrollo de la industria militar y el incremento del gasto armamentístico como motor del crecimiento económico e industrial; (6) la aprobación de grandes líneas de créditos públicos para gasto armamentístico y la eliminación de las restricciones a su utilización; y (7) el ascenso de la ola reaccionaria, un escenario en el que, por primera vez, puede haber una mayoría política surgida de las elecciones al Parlamento Europeo conformada por la derecha conservadora y la ultraderecha. 

La Primera Guerra mundial fue el último conflicto armado en el que la mayoría de las víctimas fueron militares. Desde entonces, en todas las guerras el número de muertos o heridos civiles ha sobrepasado con creces al número de combatientes que corrieron la misma suerte. Conviene tener claridad sobre esto, las guerras las organizan -o no las impiden- los políticos y oligarcas económicos, las libran los militares y sus consecuencias las padecen fundamentalmente los pueblos, la población civil, que es quien pone la mayoría de las víctimas.

El denominado “golpe del Maidán” y el posterior inicio de los enfrentamientos en la región oriental del Dombás fueron el prólogo del conflicto armado que, a partir del año 2022 con la invasión rusa, se ha convertido en una guerra abierta entre ese país y Ucrania, con participación activa de la OTAN y la UE. Hoy no puede descartarse la presencia de tropas de países de la OTAN sobre el terreno, como se deduce de la presencia de “asesores” militares, o a la vista de la muerte en combate en Ucrania del general polaco Adam Marczak en marzo de este año. Moldavia y Georgia son otros focos de tensión bélica latentes en Europa y próximos al “teatro de operaciones” ucraniano. La campaña de destrucción y genocidio desatada tras el 7 de octubre por Israel en Gaza, y cada vez con más intensidad también en Cisjordania, ha ido acompañada de ataques indiscriminados por el Ejército israelí en el Líbano, en Siria y contra Irán. Existe un alto riesgo de extensión por Oriente Próximo y el Mediterráneo oriental del conflicto desatado por Israel en respuesta al execrable ataque de las milicias palestinas de Hamás el 7 de octubre a los asentamientos de colonos en los territorios ocupados por Israel en las cercanías de Gaza. La operación de castigo y represalia de Israel contra el pueblo palestino ha sido calificada como genocidio por la Corte Internacional de Justicia.

En la guerra de Ucrania están implicadas dos de las mayores potencias militares del planeta, Rusia y Estados Unidos, junto con la OTAN, que participa también en el apoyo logístico a Israel y en operaciones militares directas contra las fuerzas militares de Yemen por la disputa del control de la entrada al Mar Rojo. No olvidemos el otro gran factor de desestabilización de la paz mundial en la actualidad, la grave tensión desatada por la cada vez más intensa presencia de la armada estadounidense -en alianza con fuerzas navales de Japón y Filipinas- frente a las costas continentales de China. Para entender el riesgo de conflicto armado que supone esta presencia, imagínese a la inversa las implicaciones que tendría que la armada china patrullara el estrecho de La Florida, con el argumento de proteger la soberanía, por ejemplo, de Cuba. 

Los cinco países con derecho de veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, las principales potencias militares, se encuentran en este momento inmersos, de forma más o menos directa, en la guerra de Ucrania, en la crisis bélica de Oriente Medio o incrementando la tensión militar en el mar de la China.

II.- Inmersos en esta coyuntura bélica, la comunidad internacional, al dictado o bloqueada por las grandes potencias que participan o se preparan para la guerra, ha renunciado conscientemente a utilizar los medios de resolución pacífica y diplomáticas de conflictos de que dispone. La Organización para Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), que “con sus 57 Estados participantes en América del Norte, Europa y Asia, es la organización de seguridad regional más grande del mundo, que trabaja para garantizar paz, democracia y estabilidad (…)”, ha sido incapaz de liderar una iniciativa de paz para acabar con la guerra en Ucrania o al menos conseguir un alto el fuego o armisticio temporal, como sí consiguió en el conflicto del Dombás. Desde la invasión rusa en febrero de 2022, no ha realizado ninguna propuesta de paz. Tampoco Naciones Unidas ha sido capaz de poner en marcha iniciativas de paz para acabar con la guerra en Ucrania, ni con la campaña de destrucción del pueblo palestino y los continuos ataques de Israel a los países de su entorno. Pero no es exacto afirmar que la comunidad internacional no haya intentado trabajar por la paz en la guerra de Ucrania o por acabar con la agresión de Israel al pueblo palestino y los países vecinos. México, Brasil, China, un grupo de países africanos, Turquía, o Arabia Saudí, entre otros, han presentado importantes iniciativas de paz para Ucrania, al menos para lograr el cese el fuego y el inicio de procesos de resolución diplomática del conflicto. Egipto y Qatar han utilizado su potencia política y diplomática para intentar que Israel aceptara un alto el fuego permanente en Gaza. 

Las iniciativas diplomáticas o de solución negociada para Ucrania han sido ignoradas por la Unión Europea y los Estados Unidos, quienes han bloqueado o evitado su discusión en organismos internacionales. Reino Unido incluso bloqueó un acuerdo de alto el fuego aceptado por Ucrania y Rusia y negociado con la mediación de Turquía en las primeras semanas de guerra.  El argumento de la UE, Estados Unidos y Reino Unido es que el único plan de paz viable es el propuesto por Zelenski, aun sabiendo que, una vez desatado un conflicto armado, no es realista presentar como solución la propuesta de una de las partes enfrentadas, -por muy adecuada que pudiera ser- porque la otra parte no la va a aceptar, al menos no la aceptará como punto de partida para negociar. Por ello, lo habitual es que sean terceros países los que actúen como facilitadores para el inicio de conversaciones de paz. Insistir en la idoneidad del plan de una de las partes, la que fuere, es una excusa para ocultar la falta de voluntad de diálogo.

Para quienes anhelan la paz es frustrante que el Gobierno español, tanto el presidente Sánchez como el ministro de exteriores Albares, continúen dos años después de iniciado el conflicto negándose a contemplar otra opción de paz que el plan de Zelenski, una de las partes. En el Gobierno de coalición español solo el PSOE mantiene la posición de empeñarse en el plan de Ucrania como única vía para iniciar conversaciones de paz. 

Más grave que la incapacidad política de Europa y sus organizaciones multilaterales regionales para prevenir los conflictos armados en el continente o acabar con ellos una vez desatados, es el bloqueo que padece Naciones Unidas para cumplir con sus obligaciones de garantizar la paz, la razón de ser de su existencia. El Artículo 1 de la Carta de las Naciones Unidas señala:

“Los propósitos de las Naciones Unidas son:

1. Mantener la paz y la seguridad internacionales, y con tal fin: tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz; y lograr por medios pacíficos, y de conformidad con los principios de la justicia y del derecho internacional, el ajuste o arreglo de controversias o situaciones internacionales susceptibles de conducir a quebrantamientos de la paz;(…)“

El autobloqueo que padecen las Naciones Unidas a consecuencia del denominado “derecho de veto” de las cinco grandes potencias, está incapacitando a esta organización que cumpla su principal objetivo, mantener la paz. Cada día de enfrentamiento armado en una guerra, cada bombardeo a civiles o cada ataque genocida al pueblo palestino, disminuye la legitimidad de las Naciones Unidas ante la comunidad internacional y los pueblos del mundo. Estamos ante un proceso de degradación como el que soportó la Sociedad de Naciones en el período entre guerras mundiales, que acabó desapareciendo simultáneamente al desencadenamiento del mayor conflicto bélico conocido por la humanidad hasta la fecha.

La gravedad del escenario bélico y el riesgo de extensión debería ser suficiente para que los políticos europeos con altas responsabilidades llamaran a rebajar la tensión y contribuyeran a un clima de diálogo y entendimiento. Contrariamente, numerosos responsables políticos, lejos de esforzarse en desescalar el lenguaje, optan por un discurso crispado y belicista que muestra la guerra como algo inevitable, desincentivando a la vez las movilizaciones sociales por la paz.

La presidenta de Estonia Kaja Kallas o la ministra verde de exteriores alemana Annalena Baerbock han destacado por su permanente discurso belicoso, pero no son una excepción. El jefe del ejército británico, general Patrick Sanders, advertía el pasado 25 de enero a los ciudadanos del Reino Unido que estén preparados para una guerra de la magnitud de los grandes conflictos del siglo XX”La presidenta de la Comisión Europea Ursula Von der Leyen afirmaba el 28 de febrero: “No hay que exagerar los riesgos de guerra, pero hay que prepararse para ellos”.El todavía presidente del Consejo Europeo Charles Michel llamaba el pasado 22 de marzo a “pasar a un modo de ‘economía de guerra”.El primer ministro polaco Donald Tusk afirmó el 29 de marzo que “estamos en una época de preguerra. No exagero”. 

El clima prebélico se acompaña con el debate sobre reintroducción del servicio militar obligatorio, tras haber sido eliminado en la mayoría de países europeos en las últimas décadas.  Reino Unido, Alemania y Dinamarca han puesto sobre la mesa la opción del reclutamiento militar generalizado, aunque la permanencia en filas no fuera permanente sino limitada a determinados periodos. El ministro de Defensa alemán Boris Pistorius presentó el pasado 4 de abril propuestas para reestructurar el ejército con el objetivo de que esté “preparado para la guerra”.El gobierno de Dinamarca ha anunciado el pasado mes de marzo su intención de aprobar una ley que incluya el reclutamiento de mujeres en el servicio militar obligatorio a partir de 2026, además de aumentar su duración.

Paralelamente, la actividad industrial y económica está reorganizándose en clave de guerra. El incremento del gasto armamentístico y la priorización de la industria militar como motor del desarrollo económico -en lugar de impulsar industrias más socialmente útiles como la biotecnológica, de transición energética o de la salud- es un indicador de que las oligarquías mundiales han optado por un escenario bélico generalizado como opción de negocio.

La Agencia de Defensa Europea propone que en 2030 la cifra de gasto en defensa de la UE alcance un billón de dólares. La Unión Europea se está sumando a la estrategia que siempre han utilizado los Estados Unidos, convertir la carrera armamentística en su motor económico, expandiendo al máximo la industria militar y multiplicando sus beneficios y su peso en la economía global. Aunque para continuar ganando dinero haya que garantizar el permanente consumo y renovación de armamento, es decir, provocar y mantener guerras. Nunca las empresas armamentísticas estadounidenses habían obtenido tantos beneficios como en estos últimos años. 

La exigencia de la OTAN de que los 32 países que la componen incrementen su gasto en defensa hasta un mínimo del 2% de su PIB, es una imposición para que se cumplan los planes de la Alianza de que los miembros europeos gasten 350.000 millones de euros en armas, sistemas y ejércitos durante este año 2024, una cifra nunca imaginada por la industria. En la reunión de ministros de exteriores de la OTAN de la primera semana de abril, el secretario general Stoltenberg exigió que la Alianzadotara con 100.000 millones de euros un fondo de asistencia militar a Ucrania hasta 2029. Recordemos que la Unión Europea ha comprometido otros 50.000 millones de euros para Ucrania hasta 2027, es decir, un total de 150.000 millones solo para Ucrania que, de consumarse este despropósito, tendrían que pagar un puñado de países, entre ellos España, dado que la mayoría de los países de la UE coinciden con los que también son mayoría en la OTAN. Repárese en que alguien ya ha decidido que la guerra en Ucrania continúe al menos hasta el año 2029. Sin la guerra no podrían mantenerse los pingues beneficios de la industria armamentística derivados de las inmensas cifras de gasto que nos están exigiendo a los pueblos de Europa.

Para financiar este inmenso gasto en guerras se nos anuncia la necesaria vuelta a la austeridad en la UE. La economía de guerra solo puede ser financiada con presupuesto y deuda comunitaria, como ha adelantado el vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos. Supuesta seguridad a cambio de austeridad. El Banco Europeo de Inversiones (BEI), presidido por la exministra Nadia Calviño, se ha puesto a cimentar esta temeraria política de impulso de la industria militar con la aprobación de grandes líneas de créditos para el gasto en armento. El esfuerzo crediticio previsto es de tal magnitud, que el BEI deberá adoptar una segunda medida: eliminar la restricción actual de que al menos la mitad de los proyectos de la industria armamentística tengan un destino civil. Ya no se exigirá ningún porcentaje de uso no militar. El apoyo político a este plan de financiación de la carrera armamentística está garantizado en el ECOFIN de la UE, donde ya se ha tomado conocimiento sin oposición alguna.

El circulo que nos arrastra a un escenario bélico generalizado se cierra con el ascenso de la ola reaccionaria en Europa. Las inminentes elecciones al Parlamento Europeo pueden tener como resultado, por primera en la historia de esta asamblea, una mayoría de derechas y ultraderecha, con fuerzas políticas abiertamente fascistas y militaristas. Muchos de esos partidos ya forman parte de los gobiernos europeos más abiertamente belicistas. 

Vuelven a repetirse muchos escenarios y situaciones vividas en Europa en el periodo de entreguerras: la incapacidad de la diplomacia para prevenir y resolver  graves conflictos armados, el colapso de las organizaciones multilaterales encargadas de garantizar la paz y expresar la voz de la comunidad internacional, los créditos de guerra que hundieron la economía y dividieron al movimiento obrero y a las fuerzas de izquierdas, y el ascenso de fuerzas extremistas autoritarias y reaccionarias, los nuevos fascistas.

III.- Los pueblos de Europa necesitan seguridad, especialmente los trabajadores y trabajadoras, quienes dependen para garantizar un futuro digno a sus familias de su trabajo y si acaso de un escaso patrimonio conseguido tras toda una vida de sacrificios. Pero no es la seguridad militar o policial la que va a garantizar la prevención de guerras y la desactivación de las ya existentes. Es la seguridad humana la que garantiza la paz, la convivencia entre los pueblos y la resolución pacífica de conflictos. Seguridad humana se consigue con medidas de creación de empleo digno y de calidad, de fortalecimiento del Estado social para no dejar a nadie atrás. Seguridad humana son los mecanismos de corrección de desigualdades, como la educación y sanidad públicas y de calidad, la atención a las personas de la tercera edad, la eliminación de la discriminación y la violencia hacia las mujeres, la desaparición de la pobreza infantil, y la preservación de ecosistemas limpios y saludables. Estas políticas públicas requieren grandes inversiones incompatibles con el descenso a los infiernos que implica la vuelta a las políticas de austeridad, ahora para sumergirnos en un gigantesco incremento del gasto en armamento. La paz es el derecho síntesis, imprescindible para garantizar cualquier otro derecho civil, social o político. Es condición sine qua non para asegurar todos los derechos humanos para todas las personas. La seguridad humana requiere inversiones económicas, financiación y talento humano volcados en las industrias de desarrollo, la industria que necesitamos para acabar con el hambre y la pobreza en el mundo y para frenar la crisis climática. Más inversión en transición energética y energías limpias, en industria biotecnológica y alimentaria, en investigación médica y farmacéutica, en nuevas tecnologías de la información y la comunicación, en cultura. Por el contrario, el desproporcionado incremento del gasto en industria militar que nos quieren imponer nos lleva irremediablemente a una economía de guerra que necesita muerte y destrucción para cubrir sus expectativas de negocio y beneficio.

Las fuerzas políticas conservadoras y las ultraderechistas, y también la socialdemocracia europea, se han embarcado en esta espiral militarista, renunciando a trabajar seriamente para llevar la paz a las guerras ya en marcha y prevenir el surgimiento de otras. Las derechas llaman abiertamente a la guerra y al incremento del gasto militar, y la socialdemocracia, quizás con menos convencimiento, pero sin oponerse en ningún momento, también se suma al discurso belicista y a la suicida estrategia de crecimiento económico basado en la superproducción armamentística. Las grandes potencias militares ya tienen suficientes recursos armados para hacer inhabitable el planeta y destruir a la humanidad. Sin llegar a tanto, la simple extensión del actual conflicto armado en Europa hasta superponerse al conflicto provocado por Israel en Oriente Medio, supone abrir un escenario de destrucción del que sería difícil sustraerse a ninguno de los actuales países de la OTAN, España incluida.

Son mayoría los países que defienden un gran concierto mundial para solucionar las causas de las actuales guerras y evitar que las tensiones entre las grandes potencias se resuelvan militarmente, prioritariamente en suelo europeo, como ha sido habitual en las guerras mundiales y durante la guerra fría. Desgraciadamente, son los países europeos los que están cayendo en una deriva militarista incompatible con los principios de construcción de paz que levantaron la actual arquitectura de la comunidad de naciones tras la derrota del fascismo y el fin de la Segunda Guerra Mundial y, sobre todo, una deriva muy alejada de los interés de los pueblos de Europa.

Ni en España ni en Europa existe una correlación de fuerzas políticas suficiente para paralizar la espiral bélica y armamentística solo con el trabajo de las instituciones. Pero sí existe una poderosa sociedad civil estructurada y con capacidad de movilización, que puede parar esta deriva hacia la guerra. La sociedad sabe cómo organizarse para exigir la puesta en marcha de un plan de paz viable, que traiga un cese al fuego inmediato y acabe con la guerra en Ucrania. También para exigir detener el genocidio del pueblo palestino. La implicación de toda la sociedad puede levantar otra vez el clamor por la paz. Somos mayoría quienes no queremos que madres y padres tengan que enterrar a sus hijas e hijos, ni que nos utilicen como carne de cañón para satisfacer a grandes intereses económicos. No basta con no haber hecho nada para provocar la guerra, ahora necesitamos que muchos y muchas hagan algo para construir la paz. Actuemos ahora. Mañana será demasiado tarde. "               (Enrique Santiago Romero , eldiario.es, 18/04/24)

El derecho internacional se basa en la responsabilidad humana y en la rendición de cuentas... Pero ¿qué pasa si se afirma que la matanza está dirigida por una "máquina", por una Inteligencia Artificial? Esta es la cuestión que plantea el uso de la IA 'Lavender' por parte de las fuerzas israelíes para proporcionar a Israel listas de muerte en Gaza... las fuerzas israelíes han marcado a decenas de miles de habitantes de Gaza como sospechosos, con poca supervisión humana y una actitud permisiva en la política de bajas... el 'genocidio' generado por la IA clava una estaca en el corazón del Derecho Internacional Humanitario... miles de palestinos -la mayoría de ellos mujeres y niños o personas que no participaron en los combates- fueron aniquilados por los ataques aéreos israelíes... pusimos todo en sistemas automatizados, y tan pronto como uno de [los individuos marcados] estaba en casa, inmediatamente se convertía en un objetivo. Lo bombardeamos a él y a su casa... y como resultado de ello decenas de miles de palestinos, mujeres y niños inocentes han sido asesinados brutalmente. Y Gaza reducida a escombros (Alastair Crooke, ex-diplomático británico)

 "El derecho internacional se basa en la responsabilidad humana y en la rendición de cuentas en última instancia cuando los humanos matan a otros humanos. La ley con respecto a los combatientes armados es más amplia, pero la responsabilidad personal se aplica igualmente al asesinato de civiles, mujeres y niños.

Pero ¿qué pasa si se afirma que la matanza está dirigida por una "máquina", por una Inteligencia Artificial, basada en una "ciencia" algorítmica?

¿La responsabilidad humana por matar a "otros" de alguna manera queda absuelta por la intención "científica" de las listas de muerte generadas por máquinas de IA, cuando "se vuelven locos"?

Esta es la cuestión que plantea el uso de la IA 'Lavender' por parte de las fuerzas israelíes para proporcionar a Israel listas de muerte en Gaza.

El periodista israelí Yuval Abraham ha escrito un detallado relato de denuncia de múltiples fuentes, en el que detalla cómo las fuerzas israelíes han marcado a decenas de miles de habitantes de Gaza como sospechosos de asesinato utilizando un sistema de selección de objetivos de inteligencia artificial con poca supervisión humana y una actitud permisiva en la política de bajas.

El creador del sistema, el actual comandante de la unidad de inteligencia de élite israelí 8200, había defendido anteriormente el diseño de una "máquina objetivo" basada en inteligencia artificial y algoritmos de aprendizaje automático que podría procesar rápidamente cantidades masivas de datos para generar miles de "objetivos" potenciales. para ataques militares, en el fragor de una guerra.

Como detalló Abraham,

“Formalmente, el sistema Lavender está diseñado para marcar a todos los agentes sospechosos en las alas militares de Hamas y la Jihad Islámica Palestina (PIJ), incluidos los de bajo rango, como posibles objetivos de bombardeo. Las fuentes dijeron a +972 y Local Call que durante las primeras semanas de la guerra, el ejército dependió casi por completo de Lavender, que registró hasta 37.000 palestinos como presuntos militantes -y sus hogares- para posibles ataques aéreos”.

“Durante las primeras etapas de la guerra, el ejército dio una amplia aprobación para que los oficiales adoptaran las listas de muerte de Lavender, sin necesidad de comprobar minuciosamente por qué la máquina tomó esas decisiones ni de examinar los datos de inteligencia en bruto en los que se basaban. Una fuente afirmó que el personal humano a menudo servía sólo como “sello de goma” para las decisiones de la máquina, añadiendo que, normalmente, dedicarían personalmente sólo unos “20 segundos” a cada objetivo antes de autorizar un bombardeo”.

Para ser claros: el 'genocidio' generado por la IA clava una estaca en el corazón del Derecho Internacional Humanitario.

"El resultado es que miles de palestinos -la mayoría de ellos mujeres y niños o personas que no participaron en los combates- fueron aniquilados por los ataques aéreos israelíes, especialmente durante las primeras semanas de la guerra, debido a las decisiones del programa de IA".

¿Quién es entonces el responsable? ¿Quién debe rendir cuentas?

El sistema estuvo defectuoso desde el principio. Las fuerzas militares Al-Qassam de Hamás operan desde profundos túneles subterráneos, donde tienen sus dormitorios, todo lo cual las hace inmunes a los programas de reconocimiento facial operados desde el reconocimiento aéreo israelí sobre Gaza.

En segundo lugar, como le explicó a Abraham un alto cargo 'B': "No sabíamos quiénes eran los agentes de 'nivel inferior' [en la superficie]". Los combatientes Qassam y los civiles de Gaza no parecen diferentes. No hay ninguna característica que identifique al 'hombre de Hamas' que lo distinga positivamente de cualquier otro hombre de Gaza, por lo que Lavender identificó a estos 'objetivos' como 'afiliados a Hamas' en fronteras fluidas, de manera que alguna vez se unieron a algún grupo de Whatsapp que alguna vez incluyó miembro de Hamás, o prestaron su teléfono a sus familias o lo dejaron cargando en casa.

“Querían permitirnos atacar [a los agentes jóvenes] automáticamente. Ese es el Santo Grial. Una vez que se vuelve automático, la generación de objetivos se vuelve loca”.

"Según las fuentes, la máquina otorga a casi todas las personas en Gaza una calificación del 1 al 100, expresando la probabilidad de que sean militantes".

Después de haber pasado algunos años trabajando en Gaza, permítanme decir que todos conocían o hablaban con alguien de Hamás en Gaza. Hamás ganó abrumadoramente las elecciones allí en 2006: por lo tanto, se podría decir que casi todo el mundo –de una manera u otra– está “afiliado”.

Se pone peor:

“A las 5 de la mañana, [la fuerza aérea] venía y bombardeaba todas las casas que habíamos marcado”, dijo B. “Sacamos a miles de personas. No los revisamos uno por uno: pusimos todo en sistemas automatizados, y tan pronto como uno de [los individuos marcados] estaba en casa, inmediatamente se convertía en un objetivo. Lo bombardeamos a él y a su casa”.

"El ejército prefirió utilizar sólo bombas "tontas"... No conviene desperdiciar bombas costosas en personas sin importancia; es muy caro para el país y hay escasez [de esas bombas] ", dijo C.

El autor del sistema Lavender, el general de brigada Yossi Sariel, había escrito de forma anónima en The Human Machine Team (2021) que la sinergia entre 'La inteligencia humana y la artificial revolucionará nuestro mundo'. Claramente, los dirigentes israelíes (y algunos en Washington también) creían en su entusiasmo por esta revolución en la guerra (véase, por ejemplo, este artículo de John Spencer, catedrático de Estudios de Guerra Urbana en la academia militar de élite del ejército estadounidense, WestPoint). De ahí la repetida afirmación de Netanyahu de que Israel estaba al borde de una "Gran Victoria" en Gaza con 19 de las 24 Brigadas de Hamás desmanteladas. Ahora sabemos que fue una tontería.

La IA debía haber sido el arma secreta de Israel. Yossi Sariel (el creador de Lavender) hizo recientemente su mea culpa (reportado en The Guardian): Los críticos de Sariel, en un informe citado por The Guardian, creen que la priorización por parte de la Unidad 8200 de tecnología "adictiva y emocionante" sobre métodos de inteligencia más anticuados había llevado a desastre. Un funcionario veterano dijo a The Guardian que la unidad bajo el mando de Sariel había “seguido la nueva burbuja de inteligencia [IA]”.

Por su parte, Sariel habría dicho a sus colegas tras el 7 de octubre que “acepto la responsabilidad por lo ocurrido en el sentido más profundo de la palabra”, afirmó. “Fuimos derrotados. Fui derrotado”.

Sí, y como resultado de ello decenas de miles de palestinos, mujeres y niños inocentes han sido asesinados brutalmente. Y Gaza reducida a escombros. El reportaje de investigación de Yuval Abraham debería remitirse a la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que examina las pruebas del "genocidio sospechoso" en Gaza."                 

(Alastair Crooke, Jaque al neoliberalismo, 23/04/24 , fuente  Al Mayadeen)

La luz verde del Congreso de Estados Unidos al paquete de ayuda militar a Ucrania, además de al genocidio israelí en Gaza y a la confrontación militar con China en Taiwán... Las armas servirán para atacar territorio ruso y Crimea con misiles de mayor alcance... se cree que manteniendo la sangría hasta el último ucraniano se debilita a Rusia y se acabarán creando condiciones para una negociación menos favorable para Moscú... Ucrania tendrá que admitir renuncias territoriales, pero creen que, a cambio, Rusia tendrá que admitir la pertenencia de lo que quede de Ucrania a la OTAN... hoy por hoy, Ucrania se lleva la peor parte, con mayor sacrificio y sufrimiento para su población... en el frente de Oriente Medio donde se ha producido el verdadero cambio... Irán ha logrado traspasar la defensa más sofisticada del mundo con una docena de misiles y ni siquiera de los más modernos... Irán dispone de miles de misiles más modernos, incluidos misiles hipersónicos, así que si Israel se empeña en escalar, la próxima vez le podrían llover no una docena sino 1.500 misiles... esto lo cambia todo para Israel y Estados Unidos en Oriente Medio... la situación general del mundo se está haciendo particularmente delicada para Washington (Rafael Poch)

 "La luz verde del Congreso de Estados Unidos al paquete de ayuda militar a Ucrania, además de al genocidio israelí en Gaza y a la confrontación militar con China en Taiwán (61, 23 y 8 millardos de dólares, respectivamente), ha sido una noticia inequívocamente mala para Moscú. Por razones de política interna, los republicanos y demócratas de Estados Unidos estaban enfrascados en una disputa sobre esa ayuda. Los rusos contaban con que el asunto se demorara varios meses más, pero al final se ha resuelto gracias a un giro que fue determinado, al parecer, por los intereses electorales de Trump. 

En cualquier caso, más dinero para Ucrania marca un paso más en la escalada intervencionista occidental en el conflicto. Las armas servirán para atacar territorio ruso y Crimea con misiles de mayor alcance (los británicos quieren destruir el puente que comunica la península con Rusia) y, quizás, para contener la actual situación en el frente, caracterizada por pequeños pero continuados avances rusos. Pero a menos que la intervención militar occidental –que ya es un hecho conocido y admitido en inteligencia electrónica, de satélites, manejo de baterías antimisiles, consejeros y demás– se decida a enviar tropas regulares a combatir directamente, como ha sugerido en una ilusa improvisación el presidente francés, Emmanuel Macron, para lo único que servirá esa ayuda será para alargar la perspectiva de la carnicería, con más víctimas ucranianas y rusas.

En Occidente se reconoce que la ayuda no permitirá a Ucrania tomar la iniciativa militar, pero se cree que manteniendo la sangría hasta el último ucraniano se debilita a Rusia y se acabarán creando condiciones para una negociación menos favorable para Moscú. Muchos ya se han hecho a la idea de que Ucrania tendrá que admitir renuncias territoriales, como las hizo Finlandia en 1940, tras la guerra de invierno (algo que se asume en The Economist y en el Financial Times), pero creen que, a cambio, Rusia tendrá que admitir la pertenencia de lo que quede de Ucrania a la OTAN, cosa que es muy difícil que Moscú acepte porque equivaldría a admitir que la guerra no ha servido para nada. Por eso, y teniendo en cuenta la falta de efectivos que sufre el ejército ucraniano y la manifiesta caída del entusiasmo por morir por la patria que se detecta entre la población, con centenares de miles de hombres en edad militar huidos del país, el principal efecto de la ayuda aprobada será alargar un poco más la contienda en la que, hoy por hoy, Ucrania se lleva la peor parte, con mayor sacrificio y sufrimiento para su población.

Ha sido en el frente de Oriente Medio donde se ha producido el verdadero cambio. En su loco intento por ampliar la guerra e implicar directamente a Estados Unidos en ella, Israel atacó el 1 de abril la embajada iraní en Damasco. Fue una provocación que violó uno de los principios más sagrados del derecho internacional. Irán tenía que responder para salvar las apariencias ante su propia población y ante sus socios y aliados en la región. Así que por primera vez Irán respondió con un ataque, no desde el extranjero y utilizando a sus organizaciones afines en la región, sino abiertamente y desde su territorio nacional. Pero lo hizo con la inteligencia que caracteriza a su anciana y milenaria tradición política y sin perder su demostrada prudencia estratégica. Y ese ejercicio sutil ha sido un éxito rotundo que cambia muchas cosas en Oriente Medio.

En primer lugar, el régimen de los ayatolás avisó de que respondería renunciando a toda sorpresa y dando tiempo al adversario para prepararse. Lanzó 320 proyectiles, la mayor parte de ellos drones, pero también algunos misiles, exclusivamente contra objetivos militares señalados y anunciados con antelación, lo que parece un sinsentido militar, pero, al contrario, contiene la esencia de todo el asunto. Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y Alemania, que dieron por bueno el ataque a la embajada de Damasco y el asesinato de altos cargos iraníes, se apresuraron a condenar la respuesta. Además sumaron también sus medios militares para proteger a Israel del anunciado ataque. Es decir: los medios de radar, información e interceptación antiaéreos y antimisiles más sofisticados y modernos del mundo se sumaron a la famosa “cúpula de hierro” israelí en la prevención del ataque iraní. Los sistemas antimisiles y antiaéreos se emplazan para proteger instalaciones, infraestructuras y bases militares concretas, pero Israel es un país pequeño y su sistema es “nacional” en el sentido de que protege a todo su territorio. Otros países árabes colaboraron también en la detección y Jordania, además, en la eliminación de algunos aparatos. La suma de todo ello es lo máximo de lo máximo. Pues bien: los misiles iraníes traspasaron esa barrera. El exembajador de Estados Unidos en Arabia Saudí Chas Freeman dice que uno de ellos impactó en la piscina del club de oficiales de la base objetivo del ataque que había sido prudentemente evacuada. La mayoría de los drones fueron interceptados –informando así a los iraníes de la localización de las baterías de la “cúpula de hierro”– pero no así los misiles, que ni siquiera eran los más modernos y veloces de que dispone Irán. Freeman estima que el coste de todo lo que Irán lanzó contra Israel el día 13 de abril asciende a unos 20 millones de dólares, mientras que todo lo que se lanzó para interceptarlo ascendería a unos 1.300 millones de dólares. Si solo fuera una cuestión de dinero sería casi anecdótico. El verdadero mensaje de la sutil respuesta iraní es mucho más grave y crudo: se ha logrado traspasar la defensa más sofisticada del mundo con una docena de misiles y ni siquiera de los más modernos y veloces. Irán dispone de miles de misiles más modernos, incluidos misiles hipersónicos, así que si Israel se empeña en escalar, la próxima vez le podrían llover no una docena sino 1.500 misiles. Con el actual potencial militar iraní, bien protegido en infraestructuras subterráneas enterradas en montañas, ni siquiera el uso del arma nuclear contra Irán libraría a Israel de una destrucción total y catastrófica con misiles convencionales, teniendo en cuenta el tamaño del país. Y eso no es todo, Freeman dice que Arabia Saudí y Emiratos Árabes advirtieron a Washington de que no consentirían la utilización de las bases militares de Estados Unidos en su territorio para ataques contra Irán. Todo eso, y sin contar con el hecho de que, naturalmente, avanzan en Teherán las presiones dentro del régimen iraní para hacerse con la bomba atómica –algo que los expertos rusos aseguran que, técnicamente, está al alcance de la mano y es solo una cuestión de mera voluntad política– lo cambia todo para Israel y Estados Unidos en Oriente Medio.

Hemos citado en otro lugar que, dejando de lado la criminal demencia que todo esto dibuja, la situación general del mundo se está haciendo particularmente delicada para Washington. Incluso despejando el catastrófico escenario que una guerra nuclear supone para el conjunto de la humanidad y limitándose a un conflicto convencional, Estados Unidos podría perder una guerra si tuviera que actuar en tres frentes simultáneamente. En tal caso, la situación exigiría, en palabras de un ex alto funcionario, que “Estados Unidos tenga que ser fuerte en cada uno de los tres escenarios bélicos, mientras que sus tres adversarios –China, Rusia e Irán– solo tienen que ser fuertes en su propia región para alcanzar sus objetivos”. Y eso es, precisamente, lo que estamos viendo aquí y ahora."                 

(Rafael Poch ,fue corresponsal de La Vanguardia en Moscú, Pekín y Berlín. CTXT, 24/04/24)

James K. Galbraith: La economía estadounidense y las elecciones... El desempleo es bajo. La inflación ha bajado. Los ingresos reales están aumentando... ¡Pero por alguna razón los votantes no están contentos! Debe ser su propia ignorancia y obtusidad (así lo dice Paul Krugman)... La otra posibilidad, aunque duela es que tal vez los votantes son sensatos y los economistas son obtusos... En ese caso, tal vez los indicadores en los que los economistas confían ya no significan, si es que alguna vez lo hicieron, lo que los economistas suponen que significan... Hoy, no hay duda de que millones de hogares estadounidenses, quizás no la mayoría, pero muchos, están peor que en 2020. Los costos básicos de la vida, como la gasolina, los servicios públicos, los alimentos y la vivienda, han aumentado más que los ingresos... Los programas de la pandemia dieron a millones de estadounidenses un colchón financiero durante un tiempo; al principio, los pagos a menudo eran más grandes que los cheques de pago anteriores y, mientras duraron, la pobreza y la inseguridad alimentaria disminuyeron. La mayoría de los estadounidenses fueron prudentes con el apoyo, pero a menudo lo usaron, no sin sabiduría, para lograr un toque de independencia de trabajos aburridos. Con ese apoyo desaparecido, los ahorros disminuyen, la deuda aumenta, y las familias sienten la presión de volver al trabajo en los términos que ofrecen sus empleadores. Lo cual no gusta demasiado... los economistas de Biden y sus acólitos en la prensa parecen estar encerrados en un paradigma estadístico y cognitivo tan antiguo como el propio presidente. Se nota. Las consecuencias pueden ser gravísimas llegado noviembre

 "John Maynard Keynes escribió:

Los economistas clásicos son como los geómetras euclidianos en un mundo no euclidiano que, al descubrir que en la experiencia las líneas rectas aparentemente paralelas a menudo se encuentran, reprenden a las líneas por no mantenerse rectas, como el único remedio para las desafortunadas colisiones que están ocurriendo.[1]

Esto mismo ocurre entre los economistas convencionales y los votantes estadounidenses. El desempleo es bajo. La inflación ha bajado. Los ingresos reales están aumentando. El crecimiento del PIB se ha mantenido. ¡Pero por alguna razón los votantes no están contentos! Debe ser su propia ignorancia y obtusidad (así lo dice Paul Krugman [2]). Quizás un título universitario, con al menos una especialización en economía neoclásica, debería ser un requisito para votar. 

La otra posibilidad, aunque duela es que tal vez los votantes son sensatos y los economistas son obtusos. En ese caso, tal vez los indicadores en los que los economistas confían ya no significan, si es que alguna vez lo hicieron, lo que los economistas suponen que significan, al menos en su relación con el bienestar humano y el bienestar económico.

Tomen la tasa de desempleo. Esta es una relación de los que buscan trabajo con toda la fuerza laboral activa. En tiempos pasados, la mayoría de los hogares dependían de un único sostén económico, para quien tener un trabajo era una cuestión de vida o muerte. Si el desempleo era alto, digamos un 7% u 8%, típico en las recesiones, entonces aunque el 93% o el 92% de la fuerza laboral aún estuviera trabajando, el miedo al desempleo extendía los problemas de aquellos que realmente estaban desempleados. Pero si el desempleo era bajo, la mayoría de los trabajadores se sentían razonablemente seguros. La tasa de desempleo, en ese entonces, era un indicador razonable de angustia o bienestar.

Esos días han pasado hace mucho. El hogar estadounidense típico de hoy en día tiene varios sustentos económicos, a veces en múltiples trabajos; depende de varios flujos de ingresos para llegar a fin de mes. Pero si uno de los miembros del hogar pierde un trabajo, mientras que los demás conservan los suyos, es posible que no regrese urgentemente a la fuerza laboral; existe la opción de conformarse con menos, y para algunos existe la jubilación anticipada. En ese caso, ella no contará como desempleada. Una baja tasa de desempleo puede ocultar mucho estrés en tales hogares. La proporción de empleo respecto a la población sigue siendo un poco inferior a lo que era en 2020, y mucho menor que lo que era en 2000.

Consideren ahora la inflación. La inflación es la tasa de cambio de precios medida de mes a mes o de año a año. Pero lo que importa a los consumidores son los precios en relación con los ingresos familiares durante varios años. En 1980, Ronald Reagan preguntó: "¿Están mejor ahora que hace cuatro años?" Hoy, no hay duda de que millones de hogares estadounidenses, quizás no la mayoría, pero muchos, están peor que en 2020. Los costos básicos de la vida, como la gasolina, los servicios públicos, los alimentos y la vivienda, han aumentado más que los ingresos. Los ingresos reales medios por hogar alcanzaron su punto máximo en 2019 y cayeron al menos hasta 2022.

Sí, pero ¿los salarios reales no aumentaron bruscamente en 2023? Según el Centro para el Progreso Americano favorable a Biden, los salarios reales (para aquellos empleados de forma continua) ahora se han recuperado aproximadamente a donde habrían estado si no hubiera ocurrido ninguna pandemia [3]. Pero hay una gran diferencia entre el progreso constante y un patrón de dientes de sierra de subidas y bajadas. Lo primero genera confianza; lo segundo no.

Luego está la profunda cuestión de la seguridad laboral. En los años dorados en los que la generación mayor de economistas de hoy en día aprendió sus herramientas de texto, el trabajo de un trabajador era frecuentemente un asunto de por vida. Los trabajadores de la industria automotriz (y sus asociados en goma y vidrio) podrían sufrir despidos periódicos, pero podían esperar ser llamados de vuelta; sus habilidades y experiencia seguían siendo útiles. Eso se acabó en la década de 1980.

Desde entonces, las fábricas han cerrado y no han vuelto a abrir, y prácticamente todos los nuevos trabajos han sido en servicios rutinarios, con salarios mediocres y alta rotación. La pandemia dejó en claro la fragilidad de estos trabajos para todos, incluso aquellos que nunca habían perdido un trabajo antes.

Las tasas de interés son otro gran problema. Hace mucho tiempo, Joe Biden delegó la responsabilidad de "combatir la inflación" a la Reserva Federal. La Reserva Federal entonces hizo lo único que sabe hacer: aumentó las tasas de interés. Las tasas de interés hipotecarias rondaban el 3% en 2021; hoy son al menos el doble. Las altas tasas de interés afectan a las jóvenes familias que buscan su primera casa, y afectan a los hogares establecidos, a menudo más viejos, que buscan vender sus hogares. La riqueza de capital de la clase media disminuye, en beneficio de aquellos con efectivo de sobra. El segundo grupo es mucho más pequeño y mucho más rico que el primero.

Para los políticamente y económicamente conscientes, las altas tasas de interés traen otras ansiedades. Aunque las condiciones pueden haber cambiado, son tradicionales presagios de crisis financiera y recesión. Y en el peculiar mundo de las proyecciones presupuestarias, hacen estallar las previsiones de futuros déficits y deuda presupuestarios federales, provocando historias alarmistas y alimentando campañas para recortar la Seguridad Social, Medicare y Medicaid, los baluartes del seguro social estadounidense medio.

¿Y qué hay del crecimiento del PIB? Ese icono de prosperidad que una vez fue confiable también ha perdido gran parte de su significado. La concentración de ganancias en una economía dominada por las finanzas y la tecnología es parte de la explicación. Otra parte tiene que ver con la naturaleza de las inversiones respaldadas por el gobierno en chips, energía renovable y hardware militar, todas las cuales han estado contribuyendo al crecimiento del PIB y a las enormes ganancias corporativas. Tales inversiones sí crean empleos. Pero no añaden nada visible al nivel de vida. La política de la electricidad es asimétrica: los consumidores esperan que la red funcione y solo reaccionan, negativamente, cuando se corta la energía o las facturas aumentan. Incluso el proyecto de infraestructura de Biden fue en gran medida un programa de carreteras convencional, conocido por fomentar el desarrollo urbano disperso y enriquecer a los promotores, en lugar de reparar visiblemente el núcleo en decadencia de la mayoría de las ciudades y pueblos estadounidenses.

Luego está el simple fin del alivio de COVID-19. Los programas de la pandemia dieron a millones de estadounidenses un colchón financiero durante un tiempo; al principio, los pagos a menudo eran más grandes que los cheques de pago anteriores y, mientras duraron, la pobreza y la inseguridad alimentaria disminuyeron. La mayoría de los estadounidenses fueron prudentes con el apoyo, pero a menudo lo usaron, no sin sabiduría, para lograr un toque de independencia de trabajos aburridos. Con ese apoyo desaparecido, los ahorros disminuyen, la deuda aumenta, y las familias sienten la presión de volver al trabajo en los términos que ofrecen sus empleadores. Lo cual no gusta demasiado.

Finalmente, ¿cuáles son las prioridades de Biden en estos días? Obtener dinero para Ucrania, Israel y Taiwán, es decir, para guerras distantes, desagradables y prospectivas. Los grandes logros domésticos de Biden, que ocurrieron al principio, yacen en el pasado lejano. Las perspectivas en declive en Ucrania y la guerra en Gaza solo añaden al cansancio de la guerra que muchos estadounidenses sienten, después de 23 años de luchas infructuosas.

En resumen, los economistas de Biden y sus acólitos en la prensa parecen estar encerrados en un paradigma estadístico y cognitivo tan antiguo como el propio presidente. Se nota. Las consecuencias pueden ser gravísimas llegado noviembre."

(James K. Galbraith , Sin Permiso, 16/04/24, notas en el original) 

Un reportaje de Jean Stern, ex-redactor jefe de Libération, recorriendo Israel: De Tel Aviv a Haifa: "¿Crees que es el fin de Israel?»...«un país de mierda»... Tras seis meses de guerra en Gaza, azuzada por los medios de comunicación, la opinión pública israelí está desgarrada por el miedo. Se pregunta por el día después en un país donde la extrema derecha mesiánica impulsa la limpieza étnica... Moki y Hanna, rusos inmigrados, planean volver a partir... Moki dice sobre Israel "País de mierda"... las solicitudes de pasaporte se están disparando en los consulados occidentales. Cinco millones de israelíes ya tienen un segundo pasaporte, es decir, la mitad de la población... La derrota amenaza el futuro de Israel. Todo el mundo habla de ello, en privado, en familia, con un amigo de paso... todos comparten el temor de que el fin esté cerca... «¿Qué va a pasar el día después?»

"De Tel Aviv a Haifa: » ¿Crees que es el fin de Israel?»

Tras seis meses de guerra en Gaza, azuzada por los medios de comunicación, la opinión pública israelí está desgarrada por el miedo. Se pregunta por el día después en un país donde la extrema derecha mesiánica impulsa la limpieza étnica. La izquierda, por su parte, lucha por orientarse. Los palestinos en Israel, por su parte, están sometidos a severas restricciones de sus libertades públicas.

En las playas de Tel Aviv, en este luminoso sábado de marzo, tribus urbanas y familias disfrutan del sol. Picnics, música y cerveza. Gaza está a 70 kilómetros. Las armas de los reservistas visibles a derecha e izquierda dan fe de ello. Un poco más lejos, en equilibrio sobre un terraplén de piedra, un hombre corpulento fuma un cigarrillo. Moki procede de Leningrado, emigró a Israel en 1997 y combatió en la guerra del Líbano en 2006. Ahora tiene 54 años y trabaja en una tintorería. Cuando le pregunto por la situación en Israel, me sopesa y responde: «País de mierda». El día anterior, en un restaurante de moda de Tel Aviv, conocí a Hanna, de 27 años. Esta joven rusa nació en San Petersburgo y no en Leningrado, una cuestión generacional. Llegó hace dos años huyendo de la Rusia de Putin y de su infame guerra en Ucrania. La trágica ironía de su historia hace sonreír. Hanna dice lo mismo que Moki: está planeando volver a partir.

No será la única: un alto diplomático europeo explica extraoficialmente que las solicitudes de pasaporte se están disparando en los consulados occidentales, cinco veces más que el año pasado por estas fechas. Cinco millones de israelíes ya tienen un segundo pasaporte, es decir, la mitad de la población.

«Es un país de mierda«, dice Gabriella, que el 1 de abril se encontró en Jerusalén con la ciudad de tiendas de campaña, instalada en un bulevar entre la Knesset, el Parlamento y el Tribunal Supremo. Los voluntarios distribuyen colchonetas y almohadas para hacer menos dura la estancia de los militantes sobre el asfalto. Gabriella ha pasado parte de 2023 manifestándose en defensa del Tribunal Supremo, guardián miope de una democracia que tolera muchas discriminaciones contra los palestinos. Está furiosa con este «gobierno de perdedores», incapaz de liberar a los rehenes y de ganar «esta horrible guerra » que inició. «Deberían largarse», grita Mariana. «¡Son unos perdedores! Esta guerra no nos lleva a ninguna parte. Son una panda de chiflados», suspiraba otro manifestante cerca de la Knesset el 4 de abril, cuando el general Yair Golan terminaba su encendido discurso. «Son una mierda de gobierno, una panda de incompetentes encerrados en su mesianismo«, añadió Nitzan Horowitz, ex líder de Meretz, el partido sionista de izquierdas que actualmente está en la cuerda floja, y ex ministro de Sanidad. «El Gobierno ha fracasado tanto que sólo puede salirse con la suya exagerando su propia rabia», observa un diplomático europeo, que deplora los «terribles errores de método» de Benyamin Netanyahu y su gabinete.
«¡Que se vaya! ¡Que se vayan todos!

Tras más de seis meses de guerra, el nivel de odio hacia Netanyahu es máximo en Israel. Los israelíes se indignan al saber que su hijo Yair se ha refugiado en Miami, protegido por dos hombres del Mossad, mientras que Sara, la esposa del Primer Ministro, ha hecho instalar una peluquería en la residencia oficial para no tener que lidiar más con las multitudes enfurecidas en torno a su domicilio favorito de Tel Aviv. Netanyahu no tiene otra idea que salvar a su mujer, a su hijo y a su familia», lamenta Nitzan Horowitz. La gente dice ‘olvida la demanda, que se vaya, que se vayan todos'».

«Un país de mierda», dice otro palestino residente en Haifa, que como muchos otros teme mostrar su solidaridad con la población de Gaza por miedo a ver su vida destrozada por la represión. Los israelíes pueden mostrar su rabia, pero los palestinos que son ciudadanos de Israel se ven obligados a guardar silencio. Un bulevar para unos, porras para otros.

La trivialidad de la expresión «país de mierda » divierte a Ruchama Marton, pero no la sorprende. A sus 86 años, esta figura de la izquierda israelí, alta como tres manzanas y con una mirada pícara, fue la fundadora de Médicos por los Derechos Humanos, que a principios de abril publicó en la portada de Haaretz una lista de los 470 profesionales de la salud muertos en Gaza desde el comienzo de la ofensiva israelí. Comprende la naturaleza de Israel desde 1956. A los 20 años, Ruchama Marton servía en el Sinaí. Vio a los soldados de la brigada Givati disparar en la cabeza a prisioneros egipcios sin previo aviso.

Todo se remonta a mucho tiempo atrás.

Según Yoav Rinon, profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Sansón, el héroe nacional religioso, era un «egoísta feroz» que «necesitaba humillar». La figura emblemática de los mesianistas que cogobiernan Israel creía que su fuerza le haría invencible. Este mito propagandístico de libro de texto está llegando a su fin. Un sabio erudito, Yoav Rinon cree que ha llegado el momento de pasar de una idea basada en el asesinato y el suicidio a una pulsión de vida. La idea de compartir debe basarse en la renuncia a los derechos exclusivos sobre esta tierra. Debe convertirse en un espacio de vida y no en un espacio judeo-palestino de muerte.1

Una esperanza piadosa, porque de momento, «los israelíes han destruido Gaza por rabia y no por necesidad», resume un diplomático, y «todavía puede pasar cualquier cosa». «Netanyahu sigue prometiendo a los israelíes una «victoria total», pero la verdad es que estamos a un paso de una derrota total», observa el historiador liberal Yuval Noal Harari2. En su opinión, el Primer Ministro ha demostrado «orgullo, ceguera y venganza», como Sansón.

Sin embargo, la evocación que hace Harari de «este héroe vanidoso » ilustra lo obvio: el modelo actual del país, basado en la violencia y la dominación, ha llegado a su fin. La derrota amenaza el futuro de Israel. Todo el mundo habla de ello, en privado, en familia, con un amigo de paso. La izquierda israelí, fracturada por la cuestión colonial mucho antes del 7 de octubre, también debe reinventarse, mientras el gobierno libra una guerra sin cuartel contra los palestinos en Gaza, los acosa en los territorios y amenaza sus libertades -y de rebote las de todos los ciudadanos- dentro de las fronteras israelíes de 1948.

En un sorprendente efecto espejo, «¿Cree que éste es el fin de Israel?» es la pregunta que se hacen en voz alta la mayoría de los israelíes, judíos, cristianos o musulmanes, religiosos o no, tanto para sí mismos como para el periodista visitante. Tantas personas que deseaban la paz, que imaginaban un futuro común. «Ya hemos visto días oscuros, atentados, épocas en las que 50 de nosotros nos reuníamos para manifestarnos. Pero ahora… es muy difícil hablar», dice un arquitecto de Tel Aviv. «Todo el mundo está mal, todo el mundo está mal, incluso gente que dice estar bien», confirma un amigo de Jerusalén. Mucha gente también tiene miedo, lo que proyecta una sombra gris sobre el país. Algunos incluso dicen haber «redescubierto su orgullo de ser israelíes», pero todos comparten el temor de que el fin esté cerca.

Romper el estancamiento es el núcleo del trabajo de Orly Noy. Nacida en Irán, Orly Noy es periodista y traductora. A sus 54 años, acaba de asumir la presidencia de B’Tselem, la ONG de derechos humanos más poderosa de Israel, que en los últimos diez años ha cambiado radicalmente su caracterización del apartheid israelí. La aguda mirada de esta activista de larga trayectoria contribuyó al éxito de la revista en línea +972, que fue fuente de aterradoras revelaciones sobre el uso de inteligencia artificial por parte del ejército israelí en Gaza3. Ataca a «los desencantados, los desilusionados, los cansados», todos aquellos que se reclaman de la izquierda, muchos de los cuales apoyan la guerra. Como los cantantes y comediantes que enviaron mensajes enamorados a los soldados y recorrieron las líneas del frente. Orly Noy ironiza sobre «sus pasados errores izquierdistas», mientras otros denuncian su supuesta complacencia hacia Hamás4.

Para ella, el «atroz» e «injustificable» crimen del 7 de octubre no puede hacer olvidar «los años de ocupación, bloqueo, humillación y cruel opresión de los palestinos, en todas partes y especialmente en Gaza». La postura de Orly Noy ha provocado algunas salidas en B’Tselem, pero no ha renunciado a la solidaridad con los palestinos masacrados en Gaza. «Los intelectuales de izquierda nos dicen que quieren salvar a los palestinos del sufrimiento que les impone Hamás. Pero, ¿por qué imponerles otros sufrimientos?», resume un observador palestino de estos debates para reinventar la izquierda. 

«Los generales son la perdición de Israel».

Por su parte, el general Yaïr Golan aspira a reactivar un movimiento de izquierda más tradicional, con la vista puesta en hacerse con la dirección del partido laborista Haavoda, actualmente en las últimas con sólo cuatro diputados. Este antiguo subjefe del Estado Mayor «es como todos los generales. Cuando dejan de servir empiezan a hablar de paz, porque saben que es imposible ganar la guerra», resume un intelectual. Diputado de Meretz y ministro entre 2020 y 2022, fue un héroe nacional el 7 de octubre cuando acudió solo en tres ocasiones al lugar de la rave para salvar a los participantes que estaban amenazados. Para el general, «necesitamos un cambio de rumbo radical, porque es imposible destruir a Hamás. Israel no tiene ninguna visión de cómo continuar esta guerra al tiempo que avanza políticamente: es una vergüenza».

La candidatura del general Golan para encabezar una futura coalición de izquierdas, aunque atrae a los activistas en las manifestaciones de Tel Aviv y Jerusalén, está encontrando una gran resistencia. «Los generales son la perdición de Israel», afirma un antiguo militante de Meretz. Además, «puede que a la izquierda sionista no le guste Netanyahu, pero sí su política. Apoyaron la Nakba en 1948, luego el apartheid de facto, la colonización y ahora el genocidio», añade Jamal Zahalka, antiguo diputado de Balad5, que conoce bien a esta «izquierda » por su larga asociación con ella en la Knesset.

Yael Berda no piensa hacer encaje de bolillos como la izquierda sionista. Esta antropóloga y académica está firmemente anclada en sus convicciones, algo poco frecuente en Tel Aviv. «Soy pro palestina de izquierdas, estoy en contra de la ocupación y del Estado colonial. Pero no puedo entender a quienes no pueden decir que el 7 de octubre fue un horror. No puedo aceptarlo. Para Yael Berda, la guerra es hoy la peor solución: «Tenemos que darnos tiempo para hablar, mientras nos pasamos el tiempo pidiendo a los palestinos que se justifiquen y luego se defiendan». La académica cree que la arbitrariedad que ha dominado durante demasiado tiempo debe llegar a su fin, y que hay que inventar un nuevo modelo de país. «No puede haber un país con millones de personas sin derechos. Por tanto, hay que dar derechos a los palestinos».

Para Berda, volver a situar a Palestina en el centro del juego es una cuestión central para la izquierda israelí, aunque nada haga pensar que el país vaya a cambiar de rumbo en los próximos meses. A pesar del renovado vigor de las manifestaciones desde mediados de marzo, la izquierda israelí no tiene un programa claro, en particular sobre la paz, la gran olvidada del momento en un país totalmente en guerra. El Primer Ministro está sólidamente instalado con una mayoría de 64 escaños. A pesar de los tiras y aflojas con la extrema derecha sobre el alcance de la ofensiva contra Gaza y con los partidos religiosos sobre la ampliación del servicio militar a los ultraortodoxos, Netanyahu mantiene su mayoría. Es cierto que a principios de abril, antes de la ofensiva aérea iraní, su popularidad había caído al 30%. Dicho esto, con la oposición oficial de Benny Gantz participando en el gabinete de guerra y Yair Lapid apoyando la guerra, Netanyahu no tiene de qué preocuparse. «Francamente, Gantz y Netanyahu son lo mismo», dice un diplomático.

La izquierda también ha abandonado otro frente, aún más insidioso, abierto por el gobierno: los ataques a las libertades, en particular de los palestinos que viven dentro del país. Las «malas hierbas», dicen, son tratadas a menudo como una quinta columna. Detenciones preventivas, acusaciones públicas, cargos injustificados… Se ha puesto en marcha todo un arsenal de medidas represivas. 

«Castigar a los palestinos por ser palestinos»

En primer lugar están los medios de comunicación. La prensa israelí es como una orquesta en la que todos los músicos tocan el mismo instrumento», explica Ari Remez, responsable de comunicación de la ONG palestina de derechos humanos Adalah. Casi no hay palestinos en la televisión. Los principales medios de comunicación, e incluso los liberales, apoyan la guerra y los crímenes del gobierno». Para mucha gente, palestinos e israelíes por igual, escuchar Al Yazira es esencial para obtener información diversificada. Sin embargo, el gobierno ha aprobado una ley que prohíbe emitir al canal qatarí. La brutalidad es espeluznante, pero lo que es aún más espeluznante es la forma en que los medios de comunicación israelíes apoyan esta brutalidad y nos venden héroes israelíes», continúa Jamal Zahalka. La mayoría de la gente no sabe lo que está ocurriendo con la libertad de expresión, o no le importa».

Los medios de comunicación, por ejemplo, han participado en el interrogatorio público de personas inocentes, como si ello contribuyera a defender a un Israel humillado desde el 7 de octubre. Para el régimen y los medios de comunicación a sus órdenes, atacar la libertad de expresión de los palestinos y de sus escasos partidarios es una especie de venganza. «Como si se tratara ante todo de castigar a los palestinos por ser palestinos», comentó un abogado.

El castigo y la humillación son la base de la «deshumanización» de los palestinos. Como si, más allá del macabro balance de víctimas en Gaza, a las que muchos palestinos en Israel lloran por los lazos familiares mantenidos a pesar del exilio y la colonización, millones de personas no tuvieran ya ningún pensamiento autónomo, ningún derecho a ser otra cosa que una amenaza. Ni protestas contra la ofensiva israelí, ni lágrimas por los muertos de Gaza. El ministro de Defensa, Yoav Gallant, se refirió a ellos como «animales». Para impedir cualquier protesta, las universidades y colegios fueron brutalmente reprimidos. Adi Mansour, asesor jurídico de la ONG Adalah, con sede en Haifa, está preocupado.

Las libertades de los palestinos en Israel están amenazadas, cualquier crítica se considera una demostración de traición y se están criminalizando las redes sociales y la expresión pública. Esta criminalización de la libertad de expresión no tiene precedentes.

Expresar simpatía por la población de Gaza basta para convertirse en simpatía por el terrorismo. «Más de 95 estudiantes de 25 facultades y universidades han sido acusados, y casi la mitad han sido absueltos, pero eso no significa que sea un éxito para nosotros», continúa Adi. Según él, los procedimientos penales se están utilizando para castigar supuestos delitos de opinión en el contexto de la guerra. Se castiga a la gente por lo que piensa. Algunas de las acusaciones son absurdas. Un estudiante que, pocos días después del 7 de octubre, publicó una imagen de champán y globos para un evento personal fue acusado de apoyar a Hamás y al terrorismo.

Acoso a estudiantes palestinos en Israel

Desde el comienzo de la guerra, 124 estudiantes de 36 universidades e institutos israelíes se han puesto en contacto con Adalah para solicitar asistencia jurídica en relación con denuncias presentadas contra ellos por su actividad en las redes sociales. 95 de ellos han sido realmente asistidos por la ONG, que ha facilitado estos datos, actualizados hasta el 12 de abril de 2024, en exclusiva a Oriente XXI. Tres son las observaciones realizadas: la mayoría son alumnas, los suspensos son muy numerosos y penalizan gravemente la continuación de sus estudios.

El abogado añade que «lo que está en juego es el cuestionamiento de la libertad académica y de los derechos de los estudiantes. ¿Quién puede decidir lo que tenemos derecho a decir en el ámbito académico? El gobierno está presionando a los profesores de universidades y escuelas superiores para que garanticen la «lealtad» de los estudiantes. El Ministerio del Interior maniobra para imponer normas en las redes sociales. Los procedimientos judiciales se utilizan al servicio de la propaganda política. Este profesor israelí de la Universidad Ben-Gurion del Néguev expresó su «preocupación por las libertades públicas y académicas, porque el clima general no es de debate». Considera prudente pedir a sus alumnos que guarden silencio, al menos en las redes sociales, aunque sus opiniones sobre la situación en Gaza no tengan nada que ver con su curso universitario. Una de sus colegas de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Nadera Chalhoub-Kevorkian, acaba de ser detenida 24 horas después de haber sido expulsada de la universidad por criticar la guerra en Gaza.

Censura, detenciones, amenazas: «las autoridades están como locas por la solidaridad con Gaza. Sólo celebramos pequeñas manifestaciones, porque la gente tiene miedo de que le disparen», dice Majd Kayyal, escritor de Haifa que dirige el sitio web Gaza Passages, dedicado a textos de autores de Gaza y publicado en una docena de idiomas. 

«El problema es nuestro país».

Para Adi Mansour, se trata de impedir que la gente exprese lo que es, es decir, palestina: «Todo esto sirve ante todo para amordazar a la sociedad palestina. Todo árabe debería sentirse libre y seguro en Israel». Esto ocurre cada vez menos, y es otro reto para la izquierda israelí no dejar que las libertades se esfumen.

Ante el monstruoso balance de una guerra sin final a la vista -más de 35.000 muertos, al menos 50.000 millones de dólares de destrucción en Gaza- y la continuación de una ofensiva genocida, el horizonte se presenta sombrío. Para un activista de Tel Aviv lo que hemos conocido, lo que hemos aceptado durante tantos años, aunque no estuviéramos de acuerdo, se ha infundido finalmente en la población. El racismo, la idea generalizada de «deshacerse de los árabes», nos conduce hacia una posible desaparición.

«Uno se pregunta si el fin de Israel es una cuestión de tiempo o una cuestión de apoyo», se pregunta un intelectual de Naplusa. ¿El fin de Israel? «Es el fin de un modelo, sin duda, pero no el fin de un país«, modera un diplomático.

«¿Qué va a pasar el día después?», se preguntaban manifestantes en Tel Aviv y Jerusalén a principios de abril. «El problema no es la izquierda o la derecha, es nuestro país», me dijo Gabriella en Jerusalén, pidiendo una fuerza internacional en Gaza y el fin de la ocupación de Cisjordania.«¡Esto no puede seguir así! Démosles un país», añadió. «Vamos a necesitar valor y lucidez», suspira el general Golan, añadiendo que el gobierno no tiene ni lo uno ni lo otro.

Mientras tanto, para un intelectual palestino de Haifa a veces todo parece normal a dos horas de Gaza. Me parece una locura que Israel haya conseguido crear realidades diferentes aquí, en Gaza, en Jerusalén y en los territorios. Estoy muy cerca de Gaza, pienso en ella todo el tiempo, y me vuelve loco este genocidio continuo contra el que nadie hace nada».

Una última noche en una terraza semidesierta de Dizengoff, en el centro de Tel Aviv. Siete tipos beben y gritan. Al menos dos van armados, con pistolas metidas entre la cintura y la parte baja de la espalda. Un dulce olor a jazmín sale de los jardines: es primavera en Oriente Próximo. La ciudad está muy tranquila. Uno de los hombres de la mesa me pregunta, en un tono ligeramente agresivo, de dónde soy. E inevitablemente qué pienso de la guerra. Parece leerme el pensamiento y, sin darme tiempo a responder, me dice: «Tienes que confiar en nosotros, de lo contrario es el fin del país».

Está claro que el tema está sobre la mesa. 

Jamal Zahalka: «Todos, o casi todos, tiran en la misma dirección. ¡Matadles! ¡Destruidlos!»

Jamal Zahalka, antiguo dirigente de Balad y diputado de la Lista Árabe Unida, es una figura central de la izquierda árabe en Israel. A sus 69 años, comparte algunas observaciones con Orient XXI.

Aquí nos enfrentamos directamente con civiles israelíes, políticos israelíes, periodistas israelíes e intelectuales israelíes. Casi todos dicen lo mismo: «¡Matadlos! ¡Destruidlos! Se trata de la brutalidad misma del sionismo. Por ejemplo, un piloto israelí. Se sube a su avión de combate, aprieta un botón, mata a 100 personas y se va a casa escuchando una sinfonía de Beethoven mientras lee a Kafka. La distancia entre la víctima y el tirador hace que la guerra sea más limpia a sus ojos.

A los palestinos de dentro les cuesta hablar, sobre todo porque ven lo que ocurre en Gaza todos los días. Pero sus sentimientos son contradictorios porque Israel no ha obtenido una victoria en Gaza. Aunque los palestinos se han sentido abandonados, las manifestaciones de solidaridad en todo el mundo han calentado sus corazones. La gente comprende que la discriminación, el apartheid y la colonización son la misma cosa. La mayoría ha comprendido el lado oscuro de Israel.

Nadie en la escena política israelí está dispuesto a transigir. Los estadounidenses no están dispuestos a ceder, los europeos son incapaces, y los rusos y los chinos observan. La situación es muy inestable. Hamás no quiere renunciar a Gaza, y la Autoridad Palestina no puede trabajar en Gaza sin el acuerdo de Hamás. Necesitamos un gobierno de tecnócratas y debates, porque la clave es la unidad de los palestinos. El verdadero contraataque debe venir de la unidad palestina. 

Una economía que se sostiene

De momento, en un contexto político, militar y moral caótico, la economía resiste. El Estado ha pedido 4 veces un préstamo de 8.000 millones de dólares, pero la guerra podría costar a Israel 14 puntos del PIB, lo que es considerable. El sector de la construcción está lejos de ralentizarse en Tel Aviv y los asentamientos. La industria armamentística funciona a toda máquina. Israel también ha recibido decenas de miles de millones en ayuda estadounidense, en municiones y armas. Y en préstamos, más de 14.000 millones de dólares sólo recientemente.

El sector de la alta tecnología, que representa el 10% de las empresas pero el 20% de los reservistas, está tan globalmente conectado que se ve menos afectado por los trastornos de Israel. Este sector tan sensible está a la vanguardia de las protestas contra el régimen. Varias empresas de alta tecnología financian al General Golán. En cuanto al turismo, está muy amenazado, sobre todo porque el tráfico aéreo se ha reducido al mínimo. Este sector representará unos 3.000 millones de ingresos para Israel en 2023. Nadie sabe aún, por ejemplo, si el Orgullo Gay se celebrará en Tel Aviv el 7 de junio. De momento, las concentraciones de más de 1.000 personas están prohibidas en Israel." 

(Jean Stern ex redactor jefe de Libération, La Tribune y La Chronique d’Amnesty International. OrientXXI , 22/04/24, traducción DEEPL, enlaces en el original)