"- Lo siento, pero la central no ha autorizado la hipoteca que ustedes
habían pedido. Ya saben que nos hemos vuelto bastante estrictos después
de todo lo que ha pasado.
Muchos españoles reciben diariamente
esta respuesta a la solicitud de un crédito para financiar la compra de
su vivienda. Tienen trabajo y solvencia suficiente para pagarlo. Pero
chocan con la inconmovible negativa de los bancos.
Por eso su
sorpresa es grande cuando, en el mismo momento o pocos días después, el
empleado que les atiende se deja caer con una inesperada propuesta:
-
Hay otra posibilidad, aunque no sé si estarían ustedes interesados.
Buscan un piso de tres dormitorios, con plaza de garaje, en una zona
residencial, ¿verdad? Pues el banco puede ofrecerles uno de esas
características y a buen precio. Una ganga, de verdad.
La perplejidad reflejada en la cara de los clientes obliga al empleado a ofrecer una explicación:
-
Al tratarse de un activo al que queremos dar salida, podemos valorar la
operación con más benevolencia. Seguro que en la central entienden que
es buena para todos. Para ustedes y para nosotros.
Lo que hasta poco antes eran pegas, a partir de entonces se convierten en una abrumadora avalancha de facilidades.
-
Y si creen que al principio pueden ir muy pillados por los gastos
habituales en la compra de una casa (los impuestos, el notario, los
muebles), no se preocupen. Yo creo que soy capaz de sacarles la hipoteca
hasta por el 100% del valor de tasación.
En el caso de que los
clientes alberguen todavía alguna reserva, el empleado no tendrá reparo
en ablandarles con un par de deferencias más:
- Podemos poner la
hipoteca a cuarenta años. Y, por supuesto, olvídense de la comisión de
apertura, que corre por cuenta nuestra.
Escenas como ésta se
repiten todos los días en nuestro país. Y no sólo ahora, sino desde hace
ya algún tiempo. Habrá bancos que lo nieguen y que digan que golferías
así son más propias de su competencia. Pero quien esté libre de pecado
que tire la primera piedra.
El motivo es muy simple: según las
últimas estimaciones conocidas, las entidades financieras españolas
siguen teniendo en sus carteras inmuebles procedentes de embargos por
valor de 100.000 millones de euros. Y necesitan quitárselos de encima
como sea.
Por eso han desempolvado viejas prácticas, que parecían
conjuradas para siempre tras los fatales resultados de la experiencia
anterior. Pero se ve que no. Quizás porque la factura de la última
fiesta la pagamos entre todos. Y nadie escarmienta en cabeza ajena."
(Las golferías de la banca con las hipotecas, de Vicente Clavero en Público, en Caffe Reggio, 18/04/2014)
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