"¡La salida de la crisis pasa por aumentar los salarios!
La progresión de los ingresos de los trabajadores, en línea al menos
con los avances registrados en la productividad laboral, y situar la
creación de empleo en el centro de la política económica serían factores
de impulso de la demanda que ayudarían a una mayor utilización de las
capacidades productivas de las empresas.
De esta manera, se ofrecería
una inequívoca señal a éstas sobre la mejora de sus expectativas de
negocio futuro, lo que contribuiría a dinamizar la actividad inversora.
Seguir ese camino sería asimismo clave para la corrección de los
desequilibrios macroeconómicos comunitarios, dando un mayor protagonismo
a la demanda interna frente al sector exterior. El aumento de los
salarios tendría dos ventajas adicionales: permitiría que las familias
abordaran un desendeudamiento progresivo y sostenible y, al reducir los
elevados índices de morosidad bancaria, crearía las condiciones que
harían posible el saneamiento de los balances de las instituciones
financieras.
¿Está dinámica salarial mermaría la competitividad externa? Más bien
situaría el desafío competitivo en otras coordenadas, muy distintas de
las actuales. Frente a una estrategia centrada en la moderación o la
simple reducción de los costes laborales, obligaría a perseguir otra
orientada a aportar calidad, tecnológica y sofisticación a nuestras
exportaciones.
Conclusión: la implementación de políticas de “devaluación interna” y
de ajuste presupuestario, además de formar parte de un diagnóstico
equivocado sobre la verdadera naturaleza de la crisis y de agravar la
problemática estructural que ha estado detrás de su desencadenamiento,
nos lleva a una vía muerta desde el punto de vista de una salida de la
crisis sostenible, equitativa y democrática.
Eso sí, como es bien
sabido, aunque el mantra del discurso oficial lo oculte (el ejemplo más
reciente: ni una palabra de este asunto en el último informe del Fondo
Monetario Internacional), en ese camino se están enriqueciendo las
oligarquías, en un histórico proceso de confiscación de recursos a la
mayoría social.
Este es el debate que importa, y no los fuegos artificiales lanzados
alrededor de las “décimas” de crecimiento económico conseguidas
recientemente.
“Salarios dignos más empleo decente”. Esta debe ser una de las piedras de toque de un proyecto resueltamente de izquierdas." (Fernando Luengo, Econonuestra, 16/04/2014)
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