"No es ninguna casualidad que las protestas europeas de la Marea Granate coincidan con el proyecto periodístico puesto en marcha por “The Ragged Army”
(El Ejército Roto) para denunciar y combatir las condiciones en las que
le ha tocado vivir en el centro y norte de Europa a la nueva oleada de
emigrantes españoles.
Tampoco es casualidad que ambas iniciativas
denuncien el silencio cómplice de las instituciones y los grandes
partidos ante las penalidades que en Escandinavia, Gran Bretaña,
Alemania, Bélgica, Suiza o Francia están sufriendo los “jóvenes sin
futuro”, obligados a abandonar su tierra para lanzarse a una “aventura”
con resultado incierto. (...)
“Y mientras los españoles abandonan el país forzados por una recesión de
magnitud apocalíptica, el norte (también afectado por la crisis aunque a
diferente escala) se defiende con políticas migratorias cada vez más
restrictivas y, lo que es aún peor, más cercanas a los postulados de la
extrema derecha, que está cobrando aliento en todo el continente. (...)
Estas son las premisas que han llevado a un grupo de reporteros y
activistas a realizar una serie de documentales que muestren el
verdadero rostro de lo que nuestras autoridades presentan como la
panacea para resolver la grave crisis que afecta a la juventud española y
que ha llevado a la Marea Granate a boicotear los mítines de los partidos españoles en las elecciones europeas, como hicieron recientemente con el protagonizado por Elena Valenciano en París.
“El asunto”, dicen los impulsores del proyecto, “no es baladí. Los
españoles retratados por una cadena de televisión entre los cubos de
basura en las calles de Oslo o los jóvenes estafados en Erfurt
(Alemania) no son casos aislados”.
Por eso, añaden, su principal
objetivo es “documentar a bocajarro el dolor de los españoles y otros
emigrantes que se han visto obligados a dejar sus países y dar a conocer
el clima de xenofobia que se respira en amplios sectores de las
sociedades del centro y norte de Europa”.
Y, para empezar, han elegido precisamente Suecia, probablemente el
país con mejor imagen internacional en este terreno a través del
reportaje “Emigra o degenera: bienvenido a Suecia”. “Las imágenes
idealizadas que veníamos proyectando los medios de comunicación poco
tienen que ver con la realidad”, explica Ferran Barber, uno de los promotores del proyecto, en unas declaraciones a Tercera Información.
“No existe el milagro sueco”, añade este veterano periodista que ha
trabajado en Oriente Medio (Turquía, Irán, Irak), África (Liberia,
Sierra Leona) y en otras zonas conflictivas de los Balcanes y la antigua
Unión Soviética.
Sin ir más lejos, recuerda los estallidos de violencia
que, por este motivo, se registraron en ciudades suecas como Estocolmo o
Malmoe, producto de la “ira acumulada” entre los inmigrantes para
exigir, simplemente, “el derecho a ser tratados como seres humanos”.
Barber lo ha padecido en sus propias carnes; solo en su primera
semana de estancia en Umea, capital europea de la cultura, fue
interceptado e identificado por la policía en cinco ocasiones.
En
Suecia, añade, “obtener el llamado número personal supone un esfuerzo
ímprobo que, en el mejor de los casos, dura meses. Y sin el número en
cuestión un europeo no tiene derecho a alquilar un piso, abrir una
cuenta bancaria, tener teléfono o asistir a ciertos eventos personales.
Es una forma terriblemente sibilina de impedir el acceso de los europeos
a su contrato de trabajo”. En su opinión, el problema actual de Suecia
es que la xenofobia se ha convertido en estructural y ha impregnado
todo el entramado institucional.
No ocurre lo mismo con quienes ya van a Suecia o a otros países con
un contrato acordado previamente, pero lanzar a los jóvenes a la
“aventura” como insinuó Marina del Corral es una grave irresponsabilidad
“que solo denota la falta de respeto que el Partido Popular tiene por
el sufrimiento de sus compatriotas”.
Tras el documental sobre Suecia, ahora “The Ragged Army” tiene
intención de desembarcar en Alemania, y después en Bélgica, Suiza… pero,
para ello, solicita el apoyo de quienes no están “en primera línea”, respaldando la financiación de esta ofensiva mediática a través de un crowfunding. Si, en el plazo de una semana, no llegan a un mínimo de 4.000 euros, toda la operación podría venirse abajo." (Manuel martorell, Cuarto Poder, 24/04/2014)
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