"(...) Las elevadas tasas de paro han llevado a numerosos economistas de
izquierda y a los partidarios de la economía solidaria proponer
soluciones innovadoras para reducir dicho paro, entre ellas el reparto del trabajo.
Si se supone que las empresas tienen necesidad de un determinado número
de horas de trabajo para llevar a cabo la producción, eso implica que
las empresas se verían obligadas a contratar más trabajadores.
Sin embargo, el sistema de reparto de trabajo no puede producir estos
efectos positivos sobre la ocupación a no ser que el salario horario de
los trabajadores se incremente, por lo menos en proporción al aumento
de la productividad por hora de trabajo.
Por lo tanto, para que un
sistema de reparto del trabajo tenga éxito, es decir, genere nuevos
empleos, debe ir acompañado por un aumento del salario hora de los
trabajadores, a fin de evitar la disminución de la demanda efectiva.
Suecia, en este sentido, pondrá en marcha, como experimento piloto, en la ciudad de Gotemburgo una jornada laboral de seis horas diarias sin rebajar salarios. (...)" (Juan Laborda, Vox populi, 12/04/2014)
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