"(...) Nada nuevo en el horizonte. Después de más de seis años de intensa
recesión, ninguna de las causas que originaron la actual crisis
sistémica, un volumen brutal de deuda y una banca insolvente, se han
solucionado.
Se optó por reactivar otro proceso de endeudamiento, que
retroalimentó nuevas burbujas financieras, como único camino de
superación de la crisis. Sin embargo hay una notoria diferencia respecto
a 2008.
Mientras que en 2008 la mayoría de la deuda era privada, los
procesos de resolución de la crisis bancaria, y otros, socializaron
pérdidas privadas disparando el volumen de deuda pública a niveles
inasumibles.
Una vez que los mercados estallen y algún que otro banco sistémico
quiebre, será la hora de remangarse. Además de una reestructuración
ordenada de la deuda y del sistema bancario hace falta mucho más.
Si
realmente se quiere introducir una mayor estabilidad financiera, además de imponer mayores requisitos de reservas, se debe reinstalar la ley Glass-Steagall, acabar con el apalancamiento de la banca, y terminar con la idea de que la política monetaria debe implementarse con el fin de gestionar riesgos.
Siguiendo a Hyman Minsky, padre de la hipótesis de inestabilidad financiera,
que permitió predecir con antelación lo que ha sucedido, los bancos
centrales deben de ser mucho menos transparente en sus comunicaciones,
incluir la inflación de activos en su función de reacción, ser visto
como menos proactivos, y permitir una mayor ciclicidad en el PIB.
En
definitiva no deben adoptar públicamente el paradigma de gestión de
riesgo en su aproximación a la política monetaria. Pero han perdido
mucho tiempo, han generado mucha miseria y pobreza. Y ninguno ha asumido
aún las consecuencias de sus decisiones. ¡Porca miseria!" (Juan Laborda, Vox Populi, 19/07/2014)
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