"Son las dos de la tarde y María remueve macarrones con salsa de tomate
en una gran cacerola. Hay vacaciones escolares en España, pero la cocina
de un colegio público en la sureña ciudad de Málaga, sigue echando humo
para alimentar a más de 100 niñas y niños cuyos padres no tienen como
nutrirlos.
“La cocina está siempre funcionando, en invierno y en
verano. Hay familias en situación de extrema necesidad. Para muchos
niños, la del colegio es la única comida caliente del día”, contó a IPS
el director del colegio Manuel Altolaguirre, Miguel Ángel Muñoz.
El centro se ubica en La Palma-Palmilla, uno de los barrios más pobres de esta ciudad andaluza.
Diversos
informes revelan la difícil situación económica que sufren las familias
con hijos en España y cómo esta influye en la escasa calidad de la
alimentación y la malnutrición infantil.
Son 2,3 millones de menores, 27,5 por ciento del total, los que viven bajo el umbral de la pobreza, advierte un reporte del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
El estudio “La Infancia en España 2014”,
presentado el 24 de junio, refleja que el número de hogares con niños
en los que todos los adultos están sin trabajo aumentó 290 por ciento
desde 2007, el año previo al estallido de la crisis financiera mundial.
Entre ese año y 2013 pasó de 325.000 a 943.000 familias. (...)
“Mi madre vende lotería y mi padre está en casa”, dijo Rafa a IPS,
poco después de almorzar macarrones, ensalada y sandía en el comedor del
colegio Manuel Altolaguirre. Tiene ocho años y vive junto a sus
hermanos de 12, 10 y cuatro años.
A su lado, Yeray, de 11, contó
que todos los años come en la escuela de verano con su hermano Antonio
mientras su padre trabaja “llevando maletas en el aeropuerto”. “La
comida está buena”, dijo Yeray, que de mayor quiere “arreglar coches o
ser policía”.
Daniel Fernández, de la no gubernamental Animación
Malacitana, responsable desde hace 13 años de las actividades del
colegio durante el verano boreal, alertó a IPS de que “hay capas enteras
de la sociedad en situación de emergencia” que necesitan ayuda.
Desde 2013, La Junta de Andalucía, el gobierno de la comunidad más poblada del país, extiende al periodo vacacional
las ayudas que brinda durante el curso escolar y subvenciona escuelas
de verano, como la del Manuel Altolaguirre, en las urbes de la región.
En
esas ciudades, los niños y niñas más vulnerables acceden sin costo a
desayuno, almuerzo y merienda, al mismo tiempo que participan en
actividades lúdicas y educativas que conducen organizaciones sociales.
“Mi
hijo ha tenido que llevar a mi nieto a la escuela de verano porque no
tiene para darle de comer”, se lamentó a IPS la malagueña Mercedes
Arroyo, con tres hijos de 28, 24 y 18 años y tres nietos, dos de siete y
uno de 10.
“Y en esta situación estamos muchos”, enfatizó su
marido, Enrique Sánchez, en las puertas del economato social “25
Mujeres” de la Palma-Palmilla. (...)
“¿Vas a contar que necesito ayuda, lo vas a contar?”, preguntó esta
mujer a IPS tras comprar en el economato, que vende a precio de costo
alimentos de primera necesidad y productos de limpieza a familias
pobres.
Unos 200.000 niños y niñas no pueden permitirse en España
una comida de carne, pollo o pescado cada dos días, afirma la oenegé
Educo en su página digital.
Una mala nutrición en la infancia puede tener consecuencias
irreversibles en su salud, capacidades y desarrollo, según expertos.
“Los
padres necesitan que los comedores de los colegios estén abiertos
también en verano”, enfatizó Muñoz, quien recordó la especial
vulnerabilidad de la población infantil que acude a las escuelas de la
Palma-Palmilla. (...)
España es el segundo país de la Unión Europea con más pobreza infantil, solo por detrás de Rumanía, según un informe
de Cáritas Europa sobre el impacto social de las medidas de austeridad
aplicadas en los países más golpeados por la crisis, presentado el 27 de
marzo en Atenas. (...)
Maestros y miembros de organizaciones sociales contaron a IPS que hay
alumnos que repiten tres veces su plato en los comedores. Muchos
incluso carecen de agua caliente para ducharse en invierno, porque viven
en el seno de familias desestructuradas o sin apenas medios.
“Menos mal que llega el verano. Ya no me importará ducharme con agua fría”, recordó Fernández que le dijo un niño cuya familia no podía costearse un
calentador de agua o una bombona de gas todos los meses." (Inés Benítez, IPS , Rebelión, 17/07/2014)
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