"(...) Se calcula que hoy el 20% más rico controla el 74% de los ingresos.
Lo que llaman austeridad no es más que una vuelta de tuerca en esa
dirección. La crisis económica, que nació de la desregulación y podía
atajarse de muchas maneras, fue aprovechada para acometer un cambio
drástico en el modelo social.
Y, en Europa, para fortalecer a Alemania.
Buena parte de las medidas que se han tomado tienen por lógica la de que
los bancos de ese país cobren sus deudas. No de otra cosa tratan los
rescates.
En España, el cambio del artículo 135 de la Constitución
fue un escándalo. La nueva redacción, escrita para contentar a Angela
Merkel, viene practicamente a proscribir el keynesiasmo y, por tanto,
buena parte de la historia europea del siglo pasado. Los años de la
crisis han visto el cambio sucesivo de leyes para favorecer la
concentración bancaria y eliminar el 50% del negocio que las cajas de
ahorro tenían en sus manos.
Es, como ha escrito el profesor Josep María
Vallés, una inmensa y nueva desamortización: “En el XIX, la tierra. En
el último tercio del XX la empresa pública. En el XXI, se entregan las
cajas al capital privado”.
Entre tanto, la estructura de la Renta
es un robo. Se le atribuye a Aznar la frase “en España los ricos no
pagan impuestos”. Y así es. Si los españoles conociesen cómo funciona el
fisco tal vez habría una revolución. Pagar impuestos a Hacienda es cosa
de pobres y de clase media. ¡Y entre tanto, la OCDE, ese grupo de
prendas, recomienda seguir subiendo el IVA y bajar las cotizaciones
sociales!.
Como estaba programado de antemano, el peso de los salarios
baja en la renta de España, pero el de las rentas del capital sube: la
desigualdad se dispara. El Estado del Bienestar, aquel modelo social que
fue fruto de una cierta coyuntura histórica, de una cierta relación de
fuerzas y, por tanto, de unos ciertos miedos y esperanzas, se va
disolviendo en el tiempo.
Esa es la cuestión: el capitalismo
funcionaba mejor cuando había algo que lo moderaba, fuese la existencia
de la URSS o los movimientos obreros. Algunos vimos el eclipse de los
partidos comunistas, ahora contemplamos el de los partidos socialistas.
El motivo: que el capital no quiere pactar la pervivencia del modelo
social europeo. Y los partidos socialistas tenían su razón de ser,
precisamente, en ser los signatarios, por el otro lado, de ese pacto.
El
capital, al contrario, está empeñado en hacer “reformas estructurales”,
es decir, proceder a la destrucción pausada del Bienestar tal y como lo
conocimos. Merkel siempre repite, con afán misionero, que Europa
representa el 7% de la población mundial, el 25 del PIB y el 50% del
gasto social.
Está sugiriendo que, para competir en el mundo global, la
última cifra es insostenible. Es un “silogismo devastador” como lo
denominó Martin Kettle en The Guardian. Empobrecer a la población
europea es el proyecto en curso, lo que se busca, y no una consecuencia
inesperada de la austeridad." (Un silogismo devastador, de Antón Baamonde en Zona Crítica de eldiario.es, en Caffe Reggio, 14/09/2014)
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