19.9.14

Jean-Pierre Chevènement: sustituir el euro por una moneda común que conviva con las monedas nacionales

"(...) Chevènement se opuso al Tratado de Maastricht, a la Constitución europea (por considerar que convertiría al viejo continente en vasallo de Estados Unidos) y, en su último libro, “1914-2014 Europa ¿fuera de la historia?” (El Viejo Topo), propone sustituir el euro por una moneda común que conviva con las monedas nacionales. (...)

-También sostiene que el euro “sobrevive conectado a la bomba de oxígeno que le proporcionan unas políticas monetarias acomodaticias, pero todo el mundo sabe que estas no durarán eternamente”. ¿Es partidario de una ruptura de la moneda única, a la que califica de “herejía económica”?

-Me voy a intentar explicar claramente. El euro es una moneda sobrevaluada para todos los países de la Europa del Sur, pero no está sobrevaluada como tal, porque el excedente comercial alemán, que es considerable (200.000 millones de euros), opaca el déficit de la mayoría de los países del Sur. 

Una moneda única, cuando se aplica en un área económica heterogénea, provoca una evolución divergente entre las regiones ricas y las regiones pobres. Ya lo vimos en el siglo XIX entre la Italia del Norte y la Italia del Sur. Hoy sucede lo mismo en Europa con la moneda única. No se da, por tanto, una evolución convergente como pensaban los autores del Tratado de Maastricht.

 Los países que no se hallan bien colocados en la especialización mundial del trabajo, deben realizar costosas devaluaciones internas para ganar competitividad y, en consecuencia, se ven forzados al subempleo. Lo vemos en Grecia, que ha perdido el 40% de su Producto Nacional Bruto y donde el desempleo alcanza el 27% de la población activa. España se encuentra en parecida situación de desempleo, aunque ha perdido un porcentaje inferior de su producción. 

Portugal presenta un 18% de desempleo; Italia un 12-13%; Francia un 11-12%. Por el contrario, los países de la Europa del Norte tienen unas tasas de desempleo entre el 6 y el 7%. Y el crecimiento económico es algo más fuerte, pero no mucho, porque las obligaciones del tratado presupuestario europeo obligan a los países a llevar políticas de devaluación interna, reducción de salarios y pensiones de jubilación; y también a un recorte del gasto público, lo que pone a los servicios básicos en grandes dificultades. 

Mi tesis, en conclusión, es que la moneda única no sirve a Europa. No une a Europa sino que la divide.

-Vaticina un oscuro porvenir a la moneda única, pero ¿qué alternativas podrían plantearse, en un escenario que parece dominado por la sequía de ideas?

-Intento encontrar orientaciones políticas que permitan a los países de la Europa del Sur volver a encontrar su competitividad, sin tener que sacrificar el porvenir de las jóvenes generaciones. Existen varias posibilidades. Hemos visto, por ejemplo, los préstamos que el Banco Central Europeo (BCE) hace a los bancos, lo que les permite comprar títulos de deuda pública.

 Esto explica la caída de los tipos de interés a largo plazo de la deuda pública italiana y española. Pero ésta es una situación provisional. No puede durar siempre. Existe, y en esto se da una amplia coincidencia, un exceso de liquidez en el mundo y, por otra parte, no estamos protegidos ante una nueva crisis financiera. Así pues, como el euro no es viable, propongo que caminemos hacia una moneda común.

-¿En qué consiste la iniciativa que propone?

-Conservemos el euro en las transacciones comerciales y financieras internacionales. Y, además, podemos subdividir el euro –como ocurrió entre 1999 y 2002- en divisas nacionales, que pueden ajustarse en áreas de fluctuación negociadas. Así es como se hacía antes de 1999 (hasta la introducción del euro), dentro del Sistema Monetario Europeo. 

La idea propuesta permitiría una devaluación global del euro (actualmente impulsado al alza por el dólar y por el yuan) en el Sistema Monetario Internacional. Naturalmente Estados Unidos y China refuerzan su competitividad con un euro sobrevaluado, ya que una moneda demasiado fuerte es una limitación para la competitividad.

-Por último, ¿a qué dificultades se enfrenta su propuesta?

-Habría que convencer a Alemania, que junto a Francia inauguró e impulsó el euro. Pienso que es el trabajo que hemos de realizar. Alemania no quiere pagar por los demás, con excepción del estrecho “Mecanismo Europeo de Solidaridad”, que siempre viene acompañado de planes de ajuste y de restricciones presupuestarias y financieras. Además, los medios de este mecanismo son demasiado débiles respecto a las crisis de gran magnitud.(...)"                (Entrevista a Jean-Pierre Chevènement,  Enric Llopis, Rebelión, 17/09/2014)

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