"De cuarta caja de ahorros a ejemplo de malas prácticas. Caja
Mediterráneo (CAM) se hundió el año pasado como un castillo de naipes
ante los ojos atónitos de muchos y el sonrojo de otros, tras un
accidentado e infructuoso intento de pactar una fusión que evidenció su
debilidad.
La intervención del Banco de España
el 22 de julio sacó a la luz una realidad que llevó a la CAM a ser
calificada como "lo peor de lo peor", por el exgobernador Miguel Ángel
Fernández Ordóñez. (...)
"Lo que nos ha hundido es el ladrillo", enfatiza un exconsejero que
reclama anonimato. Su respuesta se amplía al preguntarle los motivos de
la crisis de la CAM, que atribuye al "endiosamiento del equipo
directivo, la avaricia en la construcción, la manga ancha en la gestión y
la falta de controles internos".
Eso, agrega, "más la
instrumentalización política". Y es que la CAM acompañó a la Generalitat
valenciana en muchas y costosas aventuras: la Ciudad de las Artes y las
Ciencias, el ruinoso parque Terra Mítica o la Ciudad de la Luz. Tres
días antes de la intervención, por citar otro ejemplo, prestó al
ejecutivo valenciano 200 millones. También concedió, entre 2004 y 2010, a
sus consejeros 161 millones en préstamos blandos, en algunos casos al
0%. (...)
La caja había duplicado su negocio inmobiliario entre 2003 y 2005. Llegó
a participar en 66 sociedades y en 104 proyectos del sector. Se vinculó
a Polaris, Martinsa, Nozar o al proyecto de El Pocero en Seseña.
También saltó el charco. En abril de 2009 compró el 100% de la mexicana Crédito Inmobiliario, donde invirtió casi 300 millones. El proyecto no levantó el vuelo y fue liquidado en junio. (...)
Luego fue intervenida. Cuestionada la gestión, las indemnizaciones millonarias y los salarios de sus directivos
atizaron el escándalo. "Como ciudadano me estremezco cuando escucho
esas indemnizaciones ilógicas y fuera de lugar en estos momentos de
crisis", llegó a decir Alberto Fabra, presidente valenciano.
Y es que
pocos meses antes de la intervención, López Abad y otros cinco altos
directivos de la CAM se acogieron al ERE de la entidad con
prejubilaciones que sumaban 15,5 millones, según el expediente
disciplinario abierto por el Banco de España en enero a 48 exdirigentes.
Su sucesora, María Dolores Amorós, se puso un sueldo de 600.000 euros y una pensión vitalicia de 369.497 euros a espaldas de los órganos de control. Amorós fue despedida
fulminantemente por el supervisor en septiembre de 2011, entre otros
motivos por falsear la contabilidad con artificios financieros.
Recurrió a los tribunales y en la vista exigió 10 millones en concepto de lucro cesante. Pero la juez la dejó sin indemnización ni pensión vitalicia. El otro gran protagonista fue el último presidente de la CAM, Modesto Crespo, que no tenía sueldo oficial pero se aseguró una retribución anual de 300.000 euros a través de una filial de CAM, TI Participaciones. (...)
Esta mala gestión también la pagaron miles de clientes. "Estoy en la CAM
desde que era Caja de Ahorros y Monte de Piedad. Nunca tuve problemas",
relata Concepción Arroyo. Tras el cobro de "un dinerillo" surgió la
posibilidad de comprar cuotas participativas. "Siempre pedía que el
capital estuviera garantizado porque no quería ningún riesgo", recuerda.
Le ofrecieron una fórmula mixta: 1.500 euros en cuotas y un plazo fijo a
un interés superior al del mercado. (...)" (
Rosa Biot
, El País, Alicante
25 JUN 2012)
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