"(...) el Banco Central Europeo asume la supervisión de la mayor parte los
bancos españoles (los 15 mayores), la única función significativa que le
quedaba al Banco de España, cuyas dimensiones y costo ya no se
justifican para nada.
De hecho, el resto de las funciones que le quedan
–la de ‘banco de bancos’, que prácticamente asume el BCE, gestor de las
reservas, banquero del Estado, etc.– pueden ser realizadas por terceros
por la décima parte del coste.
Y fue precisamente esta función de
supervisión –manejada con una irresponsabilidad y un sectarismo que ha
llegado a lo delictivo– la que ha hecho a sus indignos dirigentes, y
particularmente a Caruana y a Miguel Ángel Fernández Ordóñez, factor
esencial en el origen, desarrollo y estallido de la burbuja
inmobiliaria, en la desastrosa gestión de la crisis, en la no menos
desastrosa manipulación de balances y en el rescate bancario.
El Banco
de España ha sido el factor esencial, junto con el modelo de Estado, en
el fomento y ocultación de la gran corrupción y en la ruina de la nación
española. El BdE ha sido la institución que más ha tolerado la
impunidad de meter la mano en el cajón por parte de políticos y
sindicalistas al frente de las cajas y, cuando esta gran corrupción se
ha conocido, tampoco ha pasado nada, aunque el BdE y el FROB tengan
todos los datos para procesar a los culpables. Un lamentable epílogo
para la otrora más prestigiosa institución económica de la nación.
En mayo de 2006 los inspectores del Banco de España, espantados ante
los gigantescos desequilibrios y el volumen de riesgos que con total
irresponsabilidad estaban tomando bancos y cajas en el sector
inmobiliario, creando una burbuja cada vez mayor de consecuencias
potencialmente catastróficas, y hartos de no ser escuchados dentro de la
casa ni por Caruana ni por Mafo, que vetaban además todas las
actuaciones a las que como supervisores del sistema estaban obligados,
enviaron un escrito de cuatro folios a Solbes, que como Ministro de
Hacienda estaba obligado a actuar ante la pasividad del gobernador. Un
escrito que Solbes envió directamente a la papelera.
En el
documento le explicaban cómo bancos y cajas vulneraban desde el primer
principio de prudencia empresarial –financiando las inversiones a largo
plazo (hipotecas) con recursos obtenidos a corto plazo (préstamos de
cajas alemanas y otras)–, responsabilidad de Caruana en su mayor parte,
hasta el último, como la concesión de hipotecas y créditos a promotores
con una irresponsabilidad nunca vista en el pasado. Hipotecas del 120%
del valor de tasación, cuotas hipotecarias equivalentes al salario del
hipotecado y, si hablamos de crédito promotor o al suelo, ahí comenzaba
la corrupción a gran escala, impulsada y avalada por el BdE.
Préstamos
absolutamente alocados garantizados por un suelo sobrevalorado o incluso
sin valor, a cambio de sustanciosas comisiones para los responsables de
la concesión, decenas de miles de millones en comisiones por las que
nadie ha respondido hasta ahora.
Hasta 2005 el dinero para
financiar la burbuja salía casi íntegramente del ahorro nacional, pero a
partir de ese año el recurso al exterior creció exponencialmente: en
solo cuatro años bancos y cajas pidieron prestados al exterior ¡casi
800.000 millones de euros! El BdE, cuya principal obligación como
supervisor era precisamente evitar situaciones como esas, no hizo
absolutamente nada por decisión personal del gobernador, que seguía
instrucciones de Solbes y Zapatero: no querían frenar lo que estos
insensatos consideraban un crecimiento económico inagotable.
En abril de
2007 el desplome de la inmobiliaria Astroc, que había sido la gran
estrella de la bolsa en los 12 meses anteriores, encendió todas las
alarmas. The Economist estimaba ya la sobrevaloración de la vivienda en
más de un 30%.
Gobierno, BdE y banca al completo –y con sus
servicios de estudios–, negaron la posibilidad de una burbuja. Juraban
que solo habría un ‘aterrizaje suave’ y, en lugar de tomar las medidas
adecuadas, hicieron algo que rozaba lo penal, animar a las familias a
seguir endeudándose: “Los pisos solo pueden subir de precio, cuanto más
se endeuden para la compra de los mismos, más ricos serán”, venían a
decir.
Este engaño a los españoles, cuando la economía se estaba
desacelerando y existían ya tres millones de viviendas vacías, era
claramente delictivo. El daño ocasionado a millones de familias y
decenas de miles de empresas ha sido tan enorme que resulta inconcebible
que los responsables no hayan sido procesados y encarcelados.
En cuanto a la corrupción tanto institucional como personal, el BdE
conocía a través de la Inspección absolutamente todo, desde las
tropelías de todo orden cometidas por los gestores, las comisiones por
debajo de la mesa para dar préstamos sin garantías o imposibles de
devolver, el despilfarro masivo, la utilización sin límite ni control de
las corporaciones industriales y las empresas vinculadas –donde el robo
alcanzaría su máxima expresión–, hasta las grandes operaciones
políticas diseñadas para rescatar bancos en ruina con el dinero de los
contribuyentes.
El caso de CCM sería el primer escándalo. El BdE sabía a
la perfección todas las tropelías y manejos de su presidente, el
indigno Moltó, tanto en la caja como en la corporación industrial, y sin
embargo Mafo se negaría por tres veces a intervenirla.
Nos costó
9.000 millones, pero dado el papel del marido de la señora Cospedal en
las mismas y que el presidente de la Comisión de Buen Gobierno era el
presidente del PP de Toledo, tanto PSOE como PP echaron tierra sobre el
asunto, como vienen haciendo sistemáticamente desde entonces en la
inmensa mayoría de los casos, ya que lo que vamos conociendo y tiene
escandalizados a los españoles es solo la punta del iceberg.
En esta
época el BdE mintió en todo, escondió todo, permitió la manipulación
masiva de balances, y decenas, cientos de presuntos delincuentes se
fueron a su casas, Mafo incluido, con indemnizaciones multimillonarias
pagadas con el dinero de todos los españoles. Es el mayor escándalo
económico financiero ocurrido en Occidente, y todo con el BdE como
inspirador y colaborador necesario.
Más tarde vendría la fallida
fusión La Caixa-Bankia, que habría supuesto un coste para los
contribuyentes de 40.000 millones de euros y estaba diseñada para
rescatar primero a La Caixa y luego a Bankia.(...)
Ahí está también la fusión de las cajas gallegas (Caixa Galicia y
Caixa Nova) para crear un gran banco gallego por capricho de Feijóo, una
broma que nos costaría 9.000 millones. O, dentro de Caixa Galicia,
donde el BdE era perfectamente conocedor de las acciones de su
presidente: perdió 300 millones con Astroc por razones nunca explicadas,
algo que el BdE jamás debió permitir.
Aquel presidente puso a sus dos
hijos, unos chavales de poco más de 20 años, como si la caja fuera suya,
a la cabeza de la corporación industrial y de consejeros en sus
filiales, donde hicieron todo lo que les vino en gana, y el supervisor
le dejó hacer sin pestañear.
O el caso de Bankia: Rato adjudicó la
salida a bolsa a un pequeño banco de inversión, el Lazard Frères, con
preferencia sobre otros infinitamente más potentes, hecho denunciado por
UPyD ante la Audiencia Nacional y que está en espera de juicio.
Tirando
del hilo, saldría el escándalo de las tarjetas black, que Rajoy se
adjudicó haber sacado a la luz con toda su cara, cuando la realidad es
que el FROB lo había tapado hasta que ya no le quedó más remedio. O el
hecho, denunciado también la semana pasada por UPyD ante la Audiencia
Nacional, sobre la presunta intermediación de Lazard en la concesión de
refinanciaciones o financiaciones por parte de Bankia, por lo que UPyD
ha pedido el pasado martes el procesamiento de su presidente
Castellanos.
Si esto se demostrase cierto y en cantidades anormales,
podría colocar a Rato caminito de Jerez. Y si esto se ha producido, el
BdE no podría ignorarlo. (...)
De nuevo el gobernador del BdE, siguiendo la senda de sus predecesores,
miente. Echa las campanas al vuelo con el resultado de los test de
estrés –“España ha sacado la mejor nota”–, y resulta que si nos fijamos
en el escenario base, el más previsible, la banca española es la número
quince de los 22 países analizados, o sea, está en el último tercio.
Eso
después de haber consumido el mayor porcentaje de recursos públicos del
mundo, un 32% del PIB contando todo –efectivo, rescate europeo, Sareb,
esquema de protección de activos, avales, etc.– y de haber perdido ya
definitivamente el equivalente al 5% del PIB, algo que no ha sucedido en
ningún otro país, algo que además podría multiplicarse, porque Sareb es
un pozo sin fondo, y quedan aún sapos y culebras en muchos cajones. (...)
Si vamos a resultados, las cifras son estremecedoras: los beneficios de
los grandes bancos españoles han caído un 20,5% a septiembre. Una
auténtica debacle. ¿Y cómo se guisa eso con la supuesta recuperación de
la economía española de la que tanto presumen Rajoy y sus secuaces?(...)" (El Banco de España ya no podrá arruinar ni corromper el país, de Roberto Centeno en El Confidencial, en Caffe Reggio, 03/11/2014)
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