"La inestabilidad ha reaparecido en los mercados bursátiles y de
capitales. Las recientes caídas y recuperaciones de la bolsa devuelven
las escenas preocupantes de 2008, en tiempos de la quiebra del banco
Lehman Brothers. Toda Europa puede estar al borde de una tercera
recesión, que de nuevo pondría en peligro la supervivencia de la
Eurozona. (...)
Según el FMI la economía mundial no genera demanda suficiente como para
lograr que se eleve el crecimiento potencial. El insatisfactorio avance
conseguido se ha logrado a golpes de políticas monetarias expansivas o
de “alivio cuantitativo”, impulsadas por los bancos centrales de las
principales economías. Dichas políticas monetarias actúan a través de
“booms” crediticios que ocasionan burbujas especulativas, y esta vez
dentro de un comportamiento económico mediocre. (...)
“La Eurozona parece estar esperando al Godot de la demanda global para
convertirla en crecimiento y conseguir así la sostenibilidad de la
deuda. Esto podría funcionar en el caso de países pequeños, pero no va
a funcionar para todos a la vez” (Martin Wolf, “Estamos atrapados en
un ciclo de booms del crédito”, FT, 7.10.2014). (...)
La baja inflación generalizada es un reflejo de la falta de tensión de la demanda. (...)
Las consecuencias de una situación de “estancamiento secular” son, entre
otras, un desempleo elevado y duradero, unos niveles de pobreza
crecientes para amplios estratos de la población, un estancamiento e
incluso reducción de los salarios nominales y reales, una fuerte y
persistente carga de la deuda y unos servicios sociales cada vez más
deficientes (Wolfgang Munchau, “El estancamiento europeo es una amenaza
mayor que la deuda”, FT, 19.10.2014). (...)
Una investigación paralela, efectuada con distinta metodología para un
subgrupo de bancos de entre el total antes citado, ha estimado unas
necesidades más significativas de capital, el 3,6% de los activos, lo
que implicaría que persiste el carácter “zombi” de muchos de los bancos
de la eurozona. (...)
La Eurozona no está en condiciones de
reaccionar ante tal situación como lo haría un país “normal”. Para hacer
frente al estancamiento con medidas de estímulo sería necesario haber
avanzado más en la unión política, llegando más lejos en aspectos tales
como fiscalidad, unión bancaria y emisión de eurobonos. El
antikeynesianismo germánico frena el alcance de la política fiscal
contraciclica. El débil crecimiento pone en cuestión a la Eurozona y a
la deficiente unión monetaria creada al implantar el euro.
El citado estancamiento secular y el
aumento de las desigualdades tienen consecuencias políticas
devastadoras. Nacionalismos y populismos reaparecen con su peor cara. No
basta con encontrar las recetas económicas adecuadas, es preciso
además aportar respuestas políticas a los problemas, como se advierte
cada día con mayor claridad en España." (Julio Rodríguez López, Economistas frente a la crisis, 09/11/2014)
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