"(...) Mas cruzó ayer de forma casi irreversible el Rubicón del
independentismo. Al defender un programa único para unas elecciones de
corte plebiscitario, le fijó contenido sin los habituales sucedáneos ni
trucos semióticos: la reivindicación directa de un Estado independiente
para Cataluña.
Ahora su posición sí está clara, y la suerte está (casi)
echada, tras dos años de confundir a la ciudadanía, desde los comicios
anticipados del 25-N. (...)
Y marcó un programa de agitación permanente hasta final de 2016, como
si los tres últimos años hubieran sido solo un entrenamiento. Si los
socios/rivales doblan la cerviz y aceptan la OPA, otra vez elecciones a
la vuelta del año. Y luego, en caso de mayoría secesionista, el éxtasis
de un proceso con ribetes de “constituyente”.
Pero si no aceptan, se les cargará, también a ellos, el mochuelo de
malos patriotas, del interés partidista, de aplazar la cita con el
inminente paraíso. Esta máquina de repartir DNIs antes de que toque es
abrasadora. Y si no basta por sí sola, siempre se les puede enviar a la
llamada “sociedad civil”, tanto la organización cultural como la otra,
para dictarles la conducta aconsejable en nombre del pueblo. (...)
Mas se presentó en Moisés, augurando la tierra prometida, como había
pretendido inmortalizarle el estilista de la campaña de hace dos años,
otro aspirante a profeta. Pero esta vez pudo hacerlo porque torpes artes
altaneras de cuño centralista ya le habían victimizado, como a Job.
Nada mejor que una querella ómnibus para pasar a la Historia." (
Xavier Vidal-Folch , El País,
25 NOV 2014)
No hay comentarios:
Publicar un comentario