"En
España, el nuevo partido Podemos constituye la mayor innovación
política en Europa desde el final de la Guerra Fría y, a diferencia de
Syriza y el BE, no son visibles en él trazos de la Guerra Fría.
Para entender Podemos debemos remontarnos al Foro Social Mundial, a los
gobiernos progresistas que emergieron en América latina en la década del
2000, a los movimientos sociales que llevaron a dichos gobiernos al
poder, a las experiencias de democracia participativa –sobre todo a
nivel local– en muchas ciudades latinoamericanas y, finalmente, a la
Primavera Arabe.
En suma, Podemos es el resultado de un aprendizaje a
partir del sur que permitió canalizar creativamente la indignación en
las calles de España. Es un partido de nuevo tipo, un partido
movimiento, basado en estas ideas: las personas no están hartas de la
política, sino de esta política; la abrumadora mayoría de los ciudadanos
no se moviliza políticamente ni sale a las calles a manifestarse, pero
está llena de rabia en casa y simpatiza con quienes se manifiestan; el
activismo político es importante, pero la política tiene que hacerse con
la participación de los ciudadanos; ser miembro de la clase política es
algo siempre transitorio y esa cualidad no permite ganar más que el
salario medio del país; Internet permite formas de interacción que antes
no existían; los miembros elegidos para los Parlamentos no inventan
temas o posiciones, vehiculizan los que provienen de las discusiones en
las estructuras de base; la política partidaria tiene que tener rostros,
pero no está hecha de rostros; la transparencia y la rendición de
cuentas deben ser totales; el partido es un servicio de los ciudadanos
para los ciudadanos y debe ser financiado por ellos y no por empresas
interesadas en capturar al Estado y vaciar a la democracia; ser de
izquierda es un punto de llegada y no un punto de partida y, por tanto,
se demuestra en los hechos.
El código genético de Podemos consiste en aplicar a la vida interna de
los partidos la misma complementariedad entre democracia participativa y
democracia representativa que debe orientar la gestión del sistema
político en general.
Podemos es una versión particularmente feliz y
potencialmente más eficaz de innovaciones políticas surgidas en
diferentes partes del mundo, teniendo como telón de fondo el
inconformismo ante el vaciamiento de la democracia representativa
provocado por la corrupción y la captura de los partidos de gobierno por
el capital.
En Italia surgió en 2009 el Movimiento Cinco Estrellas,
liderado por Beppe Grillo, con fuertes críticas a los partidos políticos
y defendiendo prácticas de democracia participativa. Tuvo un éxito
electoral fulgurante, pero sus posiciones radicales contra la política
crean perplejidad respecto del tipo de renovación política que propone.
En 2012 se creó en India el Partido del Hombre Común; de inspiración
gandhiana y centrado en la lucha contra la corrupción, a favor de la
democracia participativa. Un año después de su fundación llegó a ser el
segundo partido más votado para la asamblea legislativa de Delhi.
¿Es posible que la ola Podemos se extienda a otros países? Las
condiciones varían mucho de un país a otro. Por otro lado, Podemos no es
una receta, es una orientación política general dirigida a acercar la
política a los ciudadanos y a mostrar que esta aproximación nunca será
posible si la actividad política se circunscribe a votar cada cuatro
años a políticos que se apropian de los mandatos y los utilizan para sus
propios fines.
Curiosamente, en Inglaterra acaba de crearse un partido, Left Unity,
directamente inspirado por las ideas que subyacen a Syriza y Podemos. En
Portugal, la ola Podemos es muy necesaria, pero no existe la misma
tradición de activismo que en España. (...)
¿Será
posible que la ola Podemos llegue a América latina, devolviéndole la
inspiración que recibió de su brillante primera década del siglo XXI?
Sería importante que eso ocurriese en los dos grandes países gobernados
por fuerzas conservadoras: México y Colombia.
Allí, los esfuerzos para
formular una nueva política de izquierda no consiguieron hasta ahora
perforar el bloqueo de la política oligárquica tradicional. En el caso
de México, hay que referir tentativas tan diversas como La Otra Campaña,
por iniciativa del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, o el
movimiento político aglutinado alrededor de López Obrador; y en el caso
de Colombia, el Polo Democrático y todas las vicisitudes por las que
pasó hasta hoy. (...)
En
los países donde las fuerzas progresistas consiguieron grandes
victorias en la primera década del siglo XXI y donde los partidos de
gobierno fueron emanación de recientes luchas populares, podría pensarse
que la ola Podemos tuvo allí su fuente y, por eso, nada nuevo puede
suceder.
Me refiero al Partido de los Trabajadores (PT) en Brasil, al
Movimiento al Socialismo (MAS) en Bolivia, a la Alianza País en Ecuador y
al Partido Socialista Unido en Venezuela. Son realidades políticas muy
distintas pero parecen tener dos características comunes: buscan dar voz
política a las clases populares en gran medida oprimidas por las clases
dominantes; tuvieron éxito político y el ejercicio del poder puede
estar desgastando la marca de origen (sea por vía del caudillismo, la
corrupción, la rendición ante los imperativos del desarrollismo
neoliberal, etcétera).
En estos países, tal como en los otros dos países
con gobiernos de centroizquierda basados en partidos más antiguos,
Argentina y Chile, la ola Podemos, si llegara a tener alguna relevancia,
tenderá a asumir dos formas: cambios profundos en el interior de estos
partidos; y creación de nuevos partidos-movimiento o movimientos-partido
impulsados por la misma dinámica interna de democracia participativa en
la formulación de políticas y en la selección de dirigentes.
Como muestra el caso del AAP en la India, el impulso político que
subyace a Podemos no es sólo un fenómeno de Europa del sur o América
latina. Puede aparecer bajo otras formas en otros continentes y
contextos.(...)
Nunca como hoy se volvió tan evidente que vivimos en sociedades
políticamente democráticas, pero socialmente fascistas. La ola Podemos
es una metáfora para todas las iniciativas que buscan una salida
política progresista al pantano en el que nos encontramos, una salida
que no pase por rupturas políticas abruptas y potencialmente violentas." (Boaventura de Sousa Santos, Página 12, en Jaque al neoliberalismo, 24/11/2014)
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