"Un total de 217.400 millones de euros de deuda soberana griega, el 69%, está en manos del FMI_y de los países de la zona euro,
ya sea por los préstamos bilaterales que cada uno concedió a Grecia en
el primer rescate o a través del riesgo asumido dentro del Mecanismo
Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF por sus siglas en inglés), el
vehículo con el que se articuló el segundo rescate.
En el primer rescate, concedido en mayo de 2010, el
FMI aportó 20.100 millones de euros y los estados miembros de la zona
euro, 52.900 millones de euros. Un total de 73.000 millones de los que la mayor parte correspondió a Alemania, con 15.165 millones de euros, seguida de Francia, con 11.388 millones. España contribuyó entonces con 6.650 millones.
En el segundo rescate, de noviembre de 2011, el FMI
asumió una contribución de 28.000 millones de euros –de los que 8.200
millones se concederían a partir de 2014 y que el organismo dejó en
suspenso a la espera de un acuerdo entre la troika y Atenas– y el
Mecanismo Europeo de Estabilidad, de 141.800 millones de euros, lo que
supuso una nueva concesión de financiación por parte de los socios
europeos.
Este mecanismo, creado en octubre de 2011 como cortafuegos
ante la crisis y con el que financiar los rescates de países socios en
apuros, se diseñó con un reparto del capital en la misma proporción del
pactado en la creación del Banco Central Europeo. Así, a España le
corresponde el 12,75% de esa segunda ayuda a Grecia, mientras que el
primer gran acreedor vuelve a ser Alemania, que asume el 29,07% de la
financiación del EFSF, seguida de Francia, con el 21,83%.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, cifró recientemente en
26.000 millones de euros la cuantía que España se juega con la deuda
griega, motivo para no desear su salida del euro ni la aplicación de una
quita.
La deuda soberana griega ya sufrió una fuerte quita para los bonos en manos de inversores privados
como parte de la negociación del segundo rescate del país. Asumieron
una pérdida del 53% que permitió rebajar el montante de la deuda pública
en 100.000 millones de euros, en una negociación tras la que los
estados de la zona euro, el FMI y el BCE quedaron como los grandes
acreedores del país.
De hecho, la banca europea –en especial la alemana y
la francesa, la más expuesta a los bonos griegos– ya había ido
vendiendo con contundencia su deuda helena en el mercado, lo que sin
duda contribuyó a disparar la prima de riesgo del país. Y cuando se
acordó la ejecución de la quita, su riesgo quedó finalmente reducido al
mínimo.
Apenas el 12% del total de la deuda soberana griega está ahora en manos privadas,
lo que en buena parte explica que la incertidumbre sobre la solvencia
del país haya tenido un efecto limitado en mercado. Y buena parte de
estos acreedores privados corresponden a fondos que en su momento no
aceptaron la quita y no acudieron al canje.
El BCE es el tercer mayor acreedor de Grecia con el
9% de su deuda soberana y, como tal, promete jugar un papel
determinante, más aún después de que Mario Draghi haya anunciado su plan
de compra masiva de deuda soberana.(...)" (Nuria Salobral, Cinco Días, 27/01/2015)
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