"(...) la
deuda pública del país heleno ascenderá hasta el 200 % del producto
interior bruto (PIB) en el 2015, existiendo el temor de que podría pasar
del default (incumplir sus pagos) a la salida de la Eurozona (medida
drástica que contaría con las bendiciones de su principal acreedor,
Alemania) , por lo que “cada vez más empresas europeas y estadounidenses
se preparan para lo que antes era impensable”, según The New York
Times.
La exclusión de Grecia de la Eurozona supondría el finiquito de la
Eurozona pues el resto de países periféricos (Portugal, España, Irlanda,
Malta y Chipre), seguirá inexorablemente el movimiento centrífugo de
Grecia y deberán retornar a sus monedas nacionales, sufrir la
subsiguiente depreciación de las mismas y la regresión a niveles de
renta propias de la década de los 70 , con el consiguiente efecto
demoledor en los mercados bursátiles. (...)" (Germán Gorraiz López, Alainet, en Jaque al neoliberalismo, 13/01/2015)
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