"(...) Si el banquero italiano entiende por "efectos positivos" desatar un
carrusel de compras, con los inversores lanzándose a adquirir cualquier
bono antes de que lo haga el BCE, con los rendimientos en mínimos
históricos y con países financiándose en negativos a plazos de incluso
cinco años, está en lo cierto.
Porque justo eso, todo eso,
ocurrió ayer. Una auténtica fiebre compradora atravesó los mercados de
deuda pública en la Eurozona. De principio a fin, además. Por la mañana,
Alemania salió al mercado para financiarse mediante
una emisión de bonos a cinco años.
La operación reportó 3.281 millones
de euros para las arcas públicas germanas. Y lo mejor es que tendrá que
devolver menos, ya que, por primera vez en su historia, se financió con
intereses negativos para un plazo tan largo. En concreto, del -0,08%. Y
no es que los bajos rendimientos vigentes ahuyentaran a los inversores,
precisamente, porque las peticiones ascendieron a casi 6.500 millones de
euros.
En paralelo, el Tesoro Público español, consciente
del históricamente favorable entorno actual, puso en marcha la
maquinaria para lanzar obligaciones a 15 años mediante una colocación
sindicada.(...)
Pero
las consecuencias de la fiebre no se quedaron ahí. Las compras situaron
los rendimientos de varios países en mínimos históricos –hay que tener
en cuenta que la rentabilidad cae cuando el precio de los títulos sube–.
Sobresalen dos casos, los de Irlanda y Portugal,
porque se trata de dos de los países que recibieron un rescate total.
Irlanda lo pidió en 2010, el rendimiento de sus bonos a 10 años llegó a
tocar el 14% en 2011 y ayer marcó un mínimo histórico por debajo del 1%.
Portugal levantó la mano para solicitar ayuda financiera en 2011, la
rentabilidad de sus títulos a una década superó el 17% en 2012 y ayer
bajaron hasta donde nunca antes lo habían hecho y se quedaron a nada de
situarse por debajo del 2%. (...)
¿A qué se debe ese comportamiento? ¿Qué buscan los inversores? Unos,
ser más rápidos que el BCE. Es decir, como la institución se lanzará a comprar
deuda pública desde el próximo mes, ellos se adelantan y luego se llevarán la
diferencia entre el precio pagado ahora y el que abonará el banco central.
Otros, capturar para sus carteras los rendimientos adicionales que aún ofrece
la deuda periférica. Con la red de seguridad ofrecida por la lluvia de euros
del BCE, con la rentabilidad de la deuda de otros países aún más baja
y con la inflación en términos negativos –y por tanto incrementando los
rendimientos reales de los bonos españoles o portugueses– el 1,5% o el 2% que
todavía se puede encontrar en la deuda lusa o española no es algo que se quiera
desaprovechar en las actuales condiciones de mercado. (...)" (El Confidencial, 26/02/2015)
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