"(...) el director general, Dr Piqué, se ha dedicado enérgicamente a
desmentir que existan conflictos éticos por el uso simultáneo de
recursos, espacios y personal, la asistencia a pacientes sin cartilla
sanitaria mientras se les deniega a los que no pueden pagar o la
priorización en las listas de espera, mientras repetía sin tregua que
los beneficios de Barnaclínic revierten en su totalidad en la parte
pública del hospital (17). (...)
En el caso del Clínic, entre el 2011 y el día de hoy se han cerrado más
del 10% de quirófanos y unas 150 camas, mientras no se renovaba el
contrato a muchos profesionales y muchos otros se iban al extranjero.
Mientras tanto, siguiendo con la “alianza estratégica” con IDC Salud se
envía un mínimo de 11 pacientes diarios desde urgencias al Hospital
Sagrat Cor, se destina a cirujanos (vasculares, cardíacos y
traumatólogos, en su mayoría jóvenes que al manifestar su rechazo
fueron “acallados” por el Comité de Delegados Médicos y amenazados con
sanciones desde la Dirección Médica) a operar los pacientes que se
habían quedado en lista de espera por el cierre de quirófanos en el
Clínic a ese hospital y el Hospital General de Catalunya, también de
IDC Salud.
El proceso de transferencia de recursos y pacientes a
hospitales del gigante monopolista ha recibido un espaldarazo con la
aplicación del plan de Reordenación Asistencial y Territorial (RAT),
que ha sido la herramienta perfecta para desproveer los hospitales
concertados de la XHUP y nutrir opíparamente a los centros privados.
El
área de influencia del Clínic, que hasta su aplicación era de más de
medio millón de habitantes, ha pasado a ser la mitad, repartiéndose
entre el Sagrat Cor y el Hospital Platón, ambos privados, la otra
mitad.
El Clínic sigue siendo referencia para asistencia de alta
complejidad (evidentemente más cara), que incluye los reingresos de los
pacientes que se complican tras las altas precoces en los otros dos
centros, la derivación desde estos centros de pacientes a los que se
les termina la cobertura privada o la hospitalización a domicilio de
los pacientes que ya han sido “rentabilizados” en ingresos cortos en
dichos hospitales.
Hay quien dice que nos estamos aproximando al modelo
norteamericano de sanidad, pero es peor: en este caso el negocio es
redondo y éticamente mucho más reprobable, dado que el estado es el
principal cliente de los centros privados, pagando más por cama/día o
procedimiento de lo que pagaría manteniendo los recursos públicos.
El
RAT está conllevando a su vez que miles de pacientes pierdan sus
especialistas y sean remitidos a atención primaria, donde en muchos
casos no reciben la atención adecuada por falta de tiempo y de medios;
que otros muchos sean derivados a centros privados para completar
programas de fisioterapia y rehabilitación, para poder operarse sin
esperar una infinidad de meses, etc.
Ello es posible, evidentemente,
porque los que toman las decisiones en la administración pública tienen
claros intereses en el lucro privado. IDC Salud facturó más de un 100%
más a la Generalitat de 2012 a 2013 (más de 127 millones de euros). (...)" (Plataforma Tancadaclínic , Rebelión, 26/03/2015)
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