"Cuando,
a principios de 2010, el estado griego perdió su capacidad para pagar
los intereses de su deuda a los bancos franceses, alemanes y griegos,
hice campaña contra la petición del gobierno griego de un enorme nuevo
préstamo a los contribuyentes europeos. ¿Por qué?
Me opuse a los prestamos de rescate de 2010 y 2012 de los contribuyentes alemanes y de otros europeos porque:
? los
nuevos préstamos no eran un plan de rescate para Grecia, sino una
transferencia cínica de pérdidas de los libros de cuentas de los bancos
privados a los débiles hombros de los más débiles de los ciudadanos
griegos. (¿Cuántos de los contribuyentes europeos que acabaron
contribuyendo a estos préstamos, sabía que más del 90% de los € 240 mil
millones prestados a Grecia fueron a las instituciones financieras, no
al estado griego o a sus ciudadanos?)
? era
obvio que, en el momento en que Grecia no pudiese pagar sus deudas, las
condiciones de austeridad que acompañaban a los nuevos préstamos
aplastarían los ingresos nominales de los griegos, haciendo que nuestra
deuda fuese aún menos sostenible
? la
carga del 'rescate' sería, tarde o temprano, transferida a los
contribuyentes europeos, alemanes y otros, una vez que los estrujados
griegos no pudiesen sostener la montaña de deudas (porque los griegos
adinerados ya habían enviado sus depósitos a Frankfurt, Londres, etc.)
? engañar
a los pueblos y los parlamentos presentando el rescate bancario como un
acto de "solidaridad con Grecia” enfrentaría a los alemanes contra los
griegos, los griegos contra los alemanes y, finalmente, a Europa contra
sí misma.
En
2010 Grecia no debía ni un solo euro a los contribuyentes alemanes. No
teníamos derecho a pedirles prestado, o a otros contribuyentes europeos,
mientras nuestra deuda pública fuese insostenible. ¡Punto!
Esa
era mi posición 'polémica' en 2010: en 2010, Grecia no debería haber
pedido prestado ni un solo euro antes de comenzar un proceso de
reestructuración de la deuda y haber dejado de pagar a sus acreedores
del sector privado una parte de la deuda.
Mucho
antes del ‘rescate’ de mayo de 2010, insté a los ciudadanos europeos a
resistirse a que sus gobiernos intentasen transferirles pérdidas
privadas.
En vano, por supuesto. Esa transferencia se efectuó poco después [2]
con el préstamo al Estado griego respaldado por los contribuyentes más
grande de la historia económica, con unas condiciones de austeridad que
han hecho que los griegos pierdan una cuarta parte de sus ingresos,
haciendo imposible pagar las deudas privadas y públicas, y provocando
una crisis humanitaria espantosa. (...)" (De griegos y alemanes: Re-imaginar nuestro futuro compartido
Yanis Varoufakis, en Sin Permiso, 22/03/2015)
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