Aunque es cierto que este período de cada año no es el mejor en términos estacionales para el empleo (terminan los contratos de la etapa navideña), las cifras en esta ocasión ofrecen algunas pistas especialmente negativas sobre la tendencia de la ocupación, y sobre todo de la calidad del empleo generado.
España ha cambiado de ciclo económico (crece el PIB, y bastante), pero la crisis continúa, la calidad del empleo se deteriora y las expectativas son inquietantes.
El
empleo ha descendido en el trimestre en 114.300, un 0,65%, mientras el
número de parados se reduce en 13.100 personas, un 0,24%. La cifra total
de parados es de 5.444.600, que sigue siendo descomunal.
Es preciso
insistir en que este dato refleja de manera más fiel la situación real
del mercado laboral que la que ofrece la del paro registrado por los
Servicios Públicos de Empleo, publicada mes a mes, y que computa un
millón de parados menos que la EPA, la fuente homologada
internacionalmente.
La
evolución de la ocupación y el desempleo supone que la población activa
se ha reducido en 127.400 personas en el trimestre. Se trata de una
caída de la población dispuesta a trabajar muy intensa, la tercera mayor
de siempre en un trimestre, con lo que la cifra total (22.899.400) roza
de nuevo los niveles mínimos desde 2008. Perdemos fuerza productiva, o
lo que es lo mismo, capacidad de generar riqueza.
Como
consecuencia de la mayor caída de activos que de desempleados, la tasa
de paro sube al 23,8%, una décima más que en el trimestre anterior. (...)
Pero el dato que ilustra sobre la clase de empleo que se está generando en la crisis es la cifra del empleo a tiempo parcial, que aumenta en 32.600 personas frente a una reducción de 130.600 a tiempo completo, lo que significa un aumento del porcentaje del empleo a tiempo parcial sobre el total de ocupados de dos décimas porcentuales, hasta el 16,25%. Este es un efecto directamente relacionado con la reforma laboral aprobada por el Gobierno del PP en 2012, que ha generado una precarización creciente de la población asalariada.
Si en la etapa expansiva anterior el empleo temporal fue la vía fundamental de precarización de las condiciones laborales en nuestro país, generando una segmentación laboral basada en el fraude en la contratación (contratos temporales utilizados para empleos de carácter permanente), ahora, a esta situación (que en absoluto se ha corregido) se suma la utilización masiva del contrato a tiempo parcial, mayoritariamente no deseado por los trabajadores, pero que se ven obligados a aceptar ante la ausencia de oferta de empleos de calidad.
Y
además, en muchos casos encubriendo trabajos que en realidad son a
tiempo completo, a través de la realización de horas extra y muchas
veces no pagadas o no declaradas.
En
conjunto, la reforma laboral del Gobierno ha tenido como efecto una
precarización generalizada del empleo, puesto que a lo anterior se une
la menor estabilidad de los contratos indefinidos, al haber facilitado
el despido.
Todo ello supone una apuesta por un modelo de crecimiento
basado en empleos de baja calidad y escaso valor añadido, amplificando
incluso el constatado en la anterior etapa expansiva y que se derrumbó
abruptamente en 2008 con las nefastas consecuencias que ya sabemos.
El
número de hogares en los que todos sus miembros se encuentran en
desempleo sube en 27.300 y se sitúa en 1.793.600, un 1,55% más que en el
trimestre anterior. Al mismo tiempo el número de hogares con todos los
activos ocupados baja en el trimestre en 18.700." (Economistas frente a la crisis, 23/04/2015)
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