"(...) La radiografía de esta nueva sociedad española la ha elaborado el Informe sobre el estado social de la nación 2015, producido por la Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales.
Según la misma, la española es ya una sociedad caracterizada por la
dualización, la desigualdad extrema, la falta de movilidad social y el
deterioro de lo público, con una cronificación de los problemas.
Una
parte de la población (el 70%), aun con dificultades, habría toreado la
crisis económica, mientras que el 30% restante (más de 14 millones de
personas) está condenada a vivir en la pobreza o en la vulnerabilidad
permanente, sometida a un elevado deterioro y sin esperanza de
engancharse al ascensor social en, al menos, una década.
La nueva estructura de la sociedad española sería la siguiente:
a) Una fina capa de la población muy enriquecida, que incluso ha mejorado sus posiciones en los años de la crisis.
b) Una adelgazada capa de familias con activos, que conserva los bienes y el trabajo suficiente para mantener una vida digna.
c) Una capa de población no activa (esencialmente mayores) cuyas
pensiones se han mantenido en unos valores que han creado el espejismo
de mejorar su posición relativa en cuanto a la mediana de renta.
d) Una ingente cantidad de ciudadanos activos (buena parte de ellos
jóvenes y excelentemente preparados, y personas entre 40 y 65 años con
escasa formación) expulsados de la vida laboral y de la vida financiera,
cuyos proyectos vitales se han truncado.
No se aprecia ningún ascensor
social inmediato para personas en esta situación.
Según este informe, las políticas de austeridad que se han implantado
en el conjunto de Europa, y especialmente en los países del sur del
continente, han llevado a un modelo de sociedad radicalmente diferente
al que se construyó desde el final de la Segunda Guerra Mundial, y que
caracterizó a Europa.
Un modelo que va más allá del debilitamiento
estructural del Estado de Bienestar (con ser ésta una de las
consecuencias más graves) y que dibuja nuevas estructuras y relaciones
sociales y de poder, un nuevo modelo de producción y de reparto de
riqueza, un modelo radicalmente distinto de sociedad que acaba con los
ideales más nobles de la modernidad (libertad, igualdad, fraternidad), y
cuya clave de bóveda son las desigualdades. Así pues, la principal
consecuencia de la Gran Recesión sería ya una mutación social que ha
dejado atrapados en el sótano del ascensor social a millones de
personas.
La cuestión no consistiría sólo en recuperar la senda del
crecimiento, ya que la economía podría crecer con escasa reducción del
paro, contratos temporales de corta duración, trabajadores pobres y, en
general, una congelación de los sueldos de los asalariados establecidos.
La nueva radiografía de la sociedad española no sería algo
coyuntural, fruto de una situación adversa que se superará con la tan
esperada recuperación, peldaño a peldaño, con cada punto de PIB, sino
que ha llegado para quedarse." (
Joaquín Estefanía , El País,
Madrid
20 ABR 2015)
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