"(...) Trataré de explicar en este artículo con cierto detalle todos los
conceptos que contribuyen a obtener el precio que pagamos por la luz que
consumimos y para ello me serviré de un recibo como ejemplo.
La
siguiente figura muestra el último recibo del autor de estas líneas,
suministrado por una de las grandes comercializadoras de electricidad en España. El importe del mismo fue de 85,35 €.
Recibo de la luz del autor del artículo, correspondiente al 25-III-2015
El “quesito” de la figura muestra las tres
grandes contribuciones al precio de la luz: precio de la electricidad,
impuestos y costes regulados. Explicaré cada una de las tres
componentes, a cual o cuales se cargan las culpas de los altos costes de
la electricidad y de cual o cuales no nos cuentan toda la verdad que
hay detrás. Ni siquiera una parte de la verdad.
A. Coste de producción de la electricidad
El precio de la electricidad se fija mediante un proceso de casación entre ofertas de venta de productores y demandas de compra de los consumidores, demanda que realizan las comercializadoras que nos venden la energía y la gran industria que la utiliza para su normal funcionamiento. Este proceso de casación se repite cada hora del día durante los 365 días del año.
En la siguiente figura se muestra como se forman las curvas de
ofertas de venta de energía y de demanda de la misma en dos supuestos:
en ausencia de energías renovables en el “mix“ y en presencia de estas
energías:
La curva de oferta de energía se forma aproximadamente así: empiezan
ofreciendo energía los productores de energías renovables a coste cero
ya que la energía que producen no se puede almacenar, por lo que la
única forma de asegurar la entrada en el mercado es ofrecerla a ese
coste.
Por razones diferentes, también entra a coste cero la energía
nuclear (una central nuclear no puede pararse, por lo que necesita
vender toda la energía que produce, razón por la que entra en el mercado
inicialmente a coste cero, al igual que las renovables). Después entran
los productores de gas y/o carbón y al final, las hidráulicas de
bombeo, energías que sí son almacenables y por consiguiente, sus
productores pueden decidir el momento óptimo de entrada en el mercado
para obtener el máximo beneficio posible por la venta de la energía.
Por lo que respecta a la curva de demanda, las comercializadoras comienzan ofreciendo adquirirla al máximo precio permitido (180,3 €/MWh)
para asegurar que dispondrán de energía, ya que sus clientes, que somos
nosotros, demandaremos electricidad para que funcione la nevera, la
lavadora, la televisión, etc. A medida que hay energía en el mercado,
los precios que se ofertan se van reduciendo.
Una vez efectuada la casación para la energía que se prevé necesaria
para el día y la hora prefijada, todos los productores que entraron en
la oferta recibirán la misma retribución, la de la última en entrar y
por lo tanto, la de la más cara.
De manera que las tecnologías que
entran ofreciendo la energía producida a coste cero acaban obteniendo
retribución por ella.
Merece la pena detallar la influencia que tienen las energías
renovables en la formación de la curva de oferta de energía.
Como estas
energías entran en el mercado a coste cero, cuanto más energía renovable
haya ofertada por parte de los productores, el efecto que tendrá es que
la curva de oferta se desplace hacia la derecha de la gráfica,
abaratando el precio de la electricidad, tal y como refleja
perfectamente la figura de la derecha. Más adelante concretaré con
cifras esta influencia sobre la parte correspondiente del “quesito” del
recibo.
Los consumidores pagamos en esta parte del recibo un promedio de
todos los valores de casación obtenidos en cada período de facturación
(dos meses habitualmente), más el margen de beneficio de la
comercializadora.
B. Impuestos aplicados
La electricidad paga en España el tipo máximo de IVA, el 21%, que es el mismo de la gasolina, el tabaco, el alcohol o los artículos de lujo. Como datos comparativos, el agua tiene un IVA del 10% y la mayoría de los alimentos del 4%.
El tipo medio para la electricidad en la Unión Europea es del 18%. En
los países de nuestro entorno es el siguiente: 10% en Italia; 13% en
Grecia; 18% en Francia y 23% en Portugal.
Si, por ejemplo, en España el
IVA fuera como el de Italia, el recibo que he tomado como ejemplo habría
supuesto 77,6 € en vez de los 85,35 €. Se dirá que es el chocolate del
loro, pero como se verá en el desarrollo de este artículo, aquí hay
muchos loros reclamando su chocolate, de manera que disponemos de una
verdadera avifauna.
C. Costes regulados
Según se ve en la figura que muestra el “quesito”, este concepto es el mayor del recibo e incluye tres grandes apartados:
C.1 Incentivos a las energías renovables, cogeneración y residuos
Desde 2007, año en el que la participación de las energías renovables en el “mix” energético español es significativa, las primas recibidas por estas así como los beneficios económicos, contabilizados en términos de ahorros debidos al abaratamiento de la electricidad, las importaciones evitadas y los gases de efecto invernadero no emitidos, se desglosan en la siguiente tabla:
Desde 2007, año en el que la participación de las energías renovables en el “mix” energético español es significativa, las primas recibidas por estas así como los beneficios económicos, contabilizados en términos de ahorros debidos al abaratamiento de la electricidad, las importaciones evitadas y los gases de efecto invernadero no emitidos, se desglosan en la siguiente tabla:
Todas las cantidades reflejadas se expresan en millones de euros. En
el momento de escribir este artículo, no se conocen aún las cifras
correspondientes a 2014. Fuente: elaboración propia a partir de los
datos del Informe APPA 2013
De la tabla anterior se deduce que entre 2007 y 2013, las energías
renovables ahorraron por los tres conceptos señalados las siguientes
cantidades: 31.580 millones de euros por el abaratamiento de la
electricidad, 16.148 millones de euros por las importaciones evitadas y
2.725 millones de euros por las emisiones evitadas.
Concretándo esta
cuestión al recibo de la luz tomado como ejemplo en este artículo, las
primas a las renovables me han costado 15,54 €, lo que significa el 18,2
% del total. Si en el “mix” energético no hubiera habido renovables
(que parece que es lo que quieren algunos responsables políticos),
lógicamente me habría ahorrado esos 15,54 €, pero el precio de la
electricidad se habría encarecido en 13,59 €, si la relación entre
primas y abaratamiento de la electricidad hubiera sido idéntica a la de
2013, de manera que las energías renovables son neutras desde el punto de vista del coste para el consumidor y para el país son beneficiosas en términos de ahorro de importaciones de combustibles fósiles, emisiones evitadas y un largo etcétera.
Por el contrario, las nucleares no son neutras aunque también entren a
coste cero; lo que explicaré con detalle en otro artículo.
C.2 Coste de redes de distribución y transporte
La gestión del sistema de transporte y distribución corre a cargo de Red Eléctrica de España, empresa pública que ha recibido diversos reconocimientos nacionales e internacionales por la eficacia de su desempeño. Este concepto se traduce en 15,03 € en la factura del ejemplo citado al comienzo del artículo, algo más del 17% del total, porcentaje que se ha mantenido más o menos constante en los últimos años.
C.3 Otros costes regulados
Este es un auténtico cajón de sastre donde caben un sinfín de conceptos, algunos verdaderamente peculiares. En el fondo, buena parte son en realidad subvenciones encubiertas a energías no renovables, aunque si se fija el lector en la parte correspondiente del “quesito” nada dice de esto. Describir con cierto detalle este apartado haría el artículo excesivamente largo, por lo que me limitaré a resumirlo brevemente:
Pagos por capacidad. Las
centrales convencionales (gas y carbón) obtienen una remuneración extra
por el mero hecho de existir, justificándose en que saber que existe esa
disponibilidad introduce seguridad en el mercado. El sobreprecio pagado
oscila entre 1.300 y 1.700 millones de euros por año.
Servicio de Interrumpibilidad. Cuando hay una fuerte demanda de energía en el sistema y para evitar posibles cortes de suministro a los pequeños consumidores (principalmente, los hogares), se obliga a la gran industria a reducir su consumo a cambio de una compensación económica. Supuso 550 millones de euros en 2014. Desde este año, se engloba en los costes de la electricidad, lo que supone un encarecimiento encubierto del precio que pagamos.
Costes extra peninsulares. Costes por hacer que el recibo de los consumidores insulares sea el mismo que el de los peninsulares. Alrededor de los 1.500 millones de euros por año.
Retribución del carbón nacional. Con objeto de mantener abiertas las cuencas mineras del noroeste de España, el precio al que se paga el carbón que alimenta estas centrales está subvencionado con el 2% del total, con lo que en el recibo del ejemplo, supone 1,7 €.
Déficit de tarifa. Es imposible resumir aquí que es el déficit de tarifa, hay magníficos artículos que lo explican. Al día de hoy, son 30.000 millones de euros que se les deben a las compañías eléctricas. Es un pago aplazado y pagamos una parte del mismo, con sus correspondientes intereses, en todos y cada uno de los recibos. Representa alrededor del 8% del total, de manera que en mi recibo supuso aproximadamente 6 €, más o menos la mitad del total del concepto “otros costes regulados”.
Espero haber introducido un poco de claridad acerca de las razones
que justifican el precio de la luz. Parece evidente que algunos de los
conceptos que incluye el recibo son lógicos e imprescindibles para el
adecuado funcionamiento del sistema eléctrico; otros en cambio son más
que cuestionables.
Como con tantos otros asuntos, una adecuada
información junto con una capacidad de modificación de aquellos aspectos
susceptibles de mejora deberían formar parte de las decisiones que se
tomen en torno a nuestro sistema eléctrico en un futuro próximo.
El elevado precio de la electricidad en España no es una maldición bíblica frente a la que nada pueda hacerse,
hay margen para lograr que ese bien esencial se convierta de una vez
por todas en un producto de primera necesidad, con un precio acorde a su
condición de tal." (Ignacio Mártil, Catedrático de Electrónica de la Universidad Complutense de Madrid, Econonuestra, 18/04/2015)
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