"En los últimos años se han ido
publicando toda una serie de informes que coinciden en mostrar que algo
preocupante y alarmante ha estado ocurriendo en la distribución de las
rentas en la mayoría de países a los dos lados del Atlántico Norte (ver
Determinants of functional income distribution – Theory and empirical
evidence, International Labour Organization, 2013; Global Wage Report
2012/13. Wages and equitable growth, International Labor Organization;
Effects of Globalization on Labor’s Share in National Income, Anastasia
Guscina, Inernational Monetary Fund, 2006).
Estos y otros trabajos
coinciden en que:
1. Las rentas derivadas del trabajo han
ido disminuyendo (como porcentaje de todas las rentas) desde finales de
los años setenta y principios de los años ochenta. Aunque este descenso
ha ocurrido en la mayoría de países a los dos lados del Atlántico Norte
(Norteamérica y la Unión Europea), ha sido más marcado en los países
europeos que en los países de Norteamérica (EEUU y Canadá).
En Alemania y
en Francia ha sido bastante acentuado (un descenso de 9 puntos), aunque
en España ha sido incluso mayor (10 puntos).
2. Este descenso de las rentas del
trabajo ha ido acompañado de un aumento de las rentas del capital (como
porcentaje de todas las rentas).
3. Las rentas que han crecido en mayor
medida dentro de las rentas derivadas del capital han sido aquellas
rentas procedentes de la propiedad del capital financiero.
4. De las rentas del capital no
financiero, un porcentaje muy elevado de ellas, un 35%, ha sido en forma
de pago de dividendos (a los accionistas) a costa de subfinanciar las
compensaciones salariales.
5. El énfasis en pagar dividendos ha
determinado un cambio de actitud del mundo empresarial, enfocado en
conseguir la máxima cantidad de beneficios lo más pronto posible
(short-term benefits). Los gerentes de las grandes empresas han
enfatizado el corto plazo, en lugar del largo plazo, en su
comportamiento gerencial.
Como consecuencia, los propietarios y gerentes
del gran capital no financiero han expandido su dimensión financiera,
comprando activos financieros, diluyéndose la línea de expansión entre
capital financiero y capital productivo. La gran mayoría de las empresas
de automóviles, por ejemplo, financiaron sus propias ventas,
convirtiéndose en empresas también financieras, que se expanden a costa
de invertir en productos financieros.
6. El hecho de que las rentas del
trabajo hayan descendido como porcentaje de todas las rentas quiere
decir que las rentas del capital han crecido más rápidamente que las
rentas del trabajo, como resultado de que el aumento de la riqueza y de
la renta total se ha distribuido de una manera muy desigual,
favoreciendo sistemáticamente, durante este periodo 1980-2014, a las
rentas del capital sobre las del trabajo.
Es decir, que el mundo del
capital ha ido consiguiendo más y más renta a costa del mundo del
trabajo. (...)
Esta reducción de las rentas del trabajo
determinó un descenso de la demanda doméstica, puesto que la mayoría de
esta está generada por el consumo popular, que depende de los salarios y
del tamaño de la población asalariada. Cuando estos bajan, la demanda
doméstica se resiente.
Ahora bien, dos hechos ocurrieron que
permitieron que el descenso de las rentas del trabajo no causara un
mayor descenso de la demanda doméstica del que tuvo lugar. El
crecimiento económico fue menor en el periodo neoliberal (1980-2014) que
en el periodo anterior (1945-1980) en la mayoría de países capitalistas
desarrollados, pero habría sido incluso menor si no hubiera acontecido
la reunificación alemana, por una parte, y el gran crecimiento del
capital financiero, por otra.
La primera implicó una enorme inversión
pública en aquel país, lo que, debido a la centralidad de la economía
alemana en Europa, estimuló toda la economía europea (ver mi artículo
“Capital-Trabajo: el origen de la crisis actual”, Le Monde Diplomatique,
julio de 2013).
Lo segundo -el gran crecimiento del sector financiero-
fue resultado directo de la necesidad de las familias (y de las pequeñas
y medianas empresas) de endeudarse, como consecuencia del descenso de
las rentas del trabajo. De ahí el punto 3 enunciado anteriormente, es
decir, que las rentas procedentes del capital financiero hayan crecido
muy rápidamente durante el periodo neoliberal. (...)
Es decir, la actividad especulativa ha ido amentando mucho más
rápidamente que la actividad productiva. Y ahí está el origen de la Gran
Recesión que, al explotar las burbujas especulativas (sean las burbujas
que sean), quebró el sistema financiero -altamente especulativo-,
generando la crisis más aguda que hayamos conocido desde la Primera Gran
Depresión a principios del siglo XX.
El colapso del sistema financiero
permitió ver el enorme problema económico que estaba siendo ocultado por
el crecimiento económico generado por las burbujas, y que era el gran
vacío de la demanda (con el agravante de que ahora, a este problema de
escasez de demanda se le ha sumado un enorme endeudamiento, tanto
privado como público). (...)"
( Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Dominio Público” en el diario PÚBLICO, 7 de mayo de 2015, en www.vnavarro.org, 07/05/2015)
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