"(...) Pero más grave aún es que los salarios de los nuevos contratos están
por debajo de los que regían hace muchos años, en concreto el 50% de los
contratos que se han firmado entre 2007 y 2013 están por debajo de
978€, algo que no ocurría desde hace más de una década.
Por supuesto,
todos estos contratos tienen peores condiciones laborales que las que se
tenían con anterioridad a 2010, cuando comenzó la ofensiva de la
economía de oferta a triunfar con las teorías de la rigidez y las
bondades de la desregulación del mercado laboral.
Esta desregulación ha logrado reducir el salario y las condiciones
laborales y crear un ejército de reserva de trabajadores pobres en
situaciones límite, dispuestos a trabajar más de 4 millones de horas
extras de forma gratuita, bajo la amenaza del despido que ahora es muy
barato en términos relativos.
Contratos temporales, a jornada parcial,
con salarios reducidos, con alta inseguridad laboral, con niveles de
explotación destacables, y en actividades de bajo valor añadido, que
explican que el porcentaje de trabajadores pobres no deje de aumentar y
haya alcanzado la cota del 12,3% (más de dos millones de personas).
Y
todo ello, también, con otro éxito de las teorías de oferta: se ha
reducido drásticamente la prestación por desempleo en cuantía y tiempo.
Apenas el 55% de los parados reciben prestaciones por desempleo.
Teniendo en cuenta que hay más 770.000 hogares sin recibir ningún
ingreso y más de 1,6 millones de hogares con todos sus miembros en paro,
la situación social es cuanto menos muy complicada. (...)
En los últimos 4 años, entre los sectores económicos donde más empleo se
ha creado destacan: hostelería, restauración, actividades
inmobiliarias, actividades auxiliares a los servicios financieros y a
los seguros, actividades de agencias de viajes, y actividades
deportivas, recreativas y de entretenimiento.
Por el contrario, las
ramas que más han destruido empleo están: fabricación de productos
informáticos, electrónicos y ópticos, fabricación de material y equipo
eléctrico, fabricación de otros productos minerales no metálicos,
fabricación de productos metálicos, industria textil y metalurgia,
fabricación de productos de hierro, acero y ferroaleaciones.
Esta
tendencia ya se inició en los 90, tras la entrada de España en la UE que
supuso el cierre forzoso de buena parte de la industria, en algunos
casos necesario, pero que nunca se utilizó para reindustrializar el
país.
Con este panorama y con los niveles de paro de larga duración, falta de
cualificación, demografía y exilio de capital humano, ¿cómo es posible
que se siga hablando de milagro y se lancen políticos y economistas del
pesebre a esta orgía veraniega porque se vende mucha sangría y
boquerones en la costa? (...)
Por otro, la única solución que se está vendiendo es la del
emprendimiento a miles de parados de larga duración –y muchos jóvenes–,
que carecen de cualquier experiencia o ahorro diferido para poder
comenzar dicha andadura. La financiación sigue siendo selectiva y cara y
abundan los chiringuitos de préstamos rápidos que sin control están
arruinando a muchos ingenuos y desesperados que no logran salir de la
pobreza a pesar de tener un empleo en el bar o en el tajo." (Alejandro Inurrieta, Vox Populi, 26/07/2015)
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