24.8.15

Del euro al ‘marco del Norte’, lo preferible...

"Sería mejor que el Bundesbank se pusiera a trabajar por un Nordmark para Alemania y sus vecinos más pequeños

Las instituciones europeas fallaron a Grecia mucho antes de la crisis participando en su entrada fraudulenta en la zona euro gracias a la cual este país obtuvo una magnífica moneda fuerte sostenida por las exportaciones de los demás, que motivaron que Grecia fuera un país no competitivo ni a la hora de fabricar queso feta (en el 2009 me sirvieron la versión danesa del queso en Atenas). (...)

El sistema falló de nuevo cuando la crisis griega estalló finalmente en el 2011, cuando sus bonos a tres años rendían un 45,88% en diciembre. En lugar de ser expulsados por el bien de todos –pero, sobre todo, de los propios griegos–, Grecia fue sobornada y se le engatusó para que se quedase.

En caso de que Grecia hubiera quedado desconectada del sistema por parte del Banco Central Europeo o expulsada de la zona euro, en la actualidad no sólo la economía, sino también la sociedad griega se hallarían en plena recuperación. (...)

A continuación, el sistema se vio abocado a fallar por tercera vez, cuando el pueblo griego eligió una mayoría contraria al euro, cuya postura fue además reafirmada por referéndum: en lugar de aceptar la decisión democrática, el Gobierno griego se vio afectado por amenazas y más sobornos, confirmando la equiparación de Václav Klaus de la zona euro con el Pacto de Varsovia, sin tanques pero sin mucho mayor espacio para la democracia. (...) 

Existe, además, el enorme problema del no contagio, sobre todo en el caso de Italia. (...)

Pero, por supuesto, existe la máquina contra el contagio del Banco Central Europeo de Mario Draghi. Su dinero gratis ofrece a los bancos italianos ganancias sin riesgo a través de la compra de bonos del Estado sin esfuerzo, reduciendo sus rendimientos a niveles que sugieren falsamente la prevalencia de un grado extremo de prudencia fiscal. 

El Estado italiano, los gobiernos regionales y locales continúan pagando por tanto a veces salarios notablemente elevados (muchos de más de 200.000 euros al año) a sus famosos empleados no productivos o contraproducentes.  (...)

 Dado el daño sistemático que las instituciones del euro infligen a las economías más débiles –y Francia se ha ido deslizando hacia esta categoría– sería un gran paso adelante alquilar los diversos palacios del BCE, despedir sus hordas de funcionarios bien pagados, dejar que Mario Draghi regrese a la elegancia del Banco de Italia y dejar que el frugal Bundesbank se ponga a trabajar por un marco del norte, el Nordmark, para Alemania y sus vecinos más pequeños."              (Del euro al ‘marco del Norte’, de Edward N. Luttwak en La Vanguardia, en Caffe Reggio, 27/07/2015)

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