"(...) P. ¿Qué se podría haber hecho?
R. Cancelar gran parte de la deuda. La gente tiende a
ver esto como escandaloso, pero es lo que se hace todo el tiempo con
las empresas. Cuando una compañía entra en bancarrota, que quiere decir
que no puede pagar sus deudas, se procede a una reestructuración de la
deuda y los acreedores aceptan que no pueden cobrar todo. Hacen falta
dos para bailar tango.
Si alguien se endeudó irresponsablemente, otro le
prestó irresponsablemente. Los bancos que compraron deuda griega en
grandes cantidades también cometieron un enorme error, y no están
pagando el precio. Así que deberían haber cancelado deuda y, a largo
plazo, controlar el gasto público. Pero en el corto plazo es un
suicidio. “No tienes suficientes ingresos, entonces corta tus gastos”.
Eso puede tener sentido para un individuo, pero no para un país entero.
El gasto de una persona es el ingreso de otra. De modo que si yo corto
mi gasto, tus ingresos caen. Entonces tú tienes que cortar tus gastos y
se cortan los ingresos de otro, y así sucesivamente. En Grecia, al cabo
de un tiempo fue obvio que eso no iba a funcionar. El ratio de deuda
nacional con respecto al PIB estaba creciendo mientras se reducía el
gasto.
Debieron permitirles incurrir en déficit, hasta que la economía
griega se recuperara, y apoyarlo a través, por ejemplo, de financiación
especial del BCE. Ahora la situación es terrible y, a largo plazo, hay
una elección todavía más difícil. La UE tiene que decidir si da un
empujón a las reformas institucionales para hacer la unión monetaria más
sensible o si se debe acabar con ella.
P. ¿Acabar con el euro?
R. Políticamente no creo que vaya a suceder. Pero
hay que aceptar que fue un proyecto erróneo e intentar corregirlo. La
alternativa es una austeridad permanente en países como España o
Portugal. En cuatro años más la economía seguirá igual de muerta, mucha
más gente habrá sufrido por los recortes continuados y en algún momento
la gente va a decir que esto es un sinsentido.
Si salen de la unión
monetaria, por lo menos podrán devaluar y revitalizar la economía. Más
pronto o más tarde, países como España, Portugal o Italia, deberán mirar
sus opciones.
P. ¿Las heridas abiertas entre norte y sur son irreparables?
R. En la prensa alemana o británica los españoles y
los griegos están descritos como gente vaga que trata de robar dinero de
Alemania. Eso es un escándalo. Los griegos trabajan un 50% más que los
holandeses, un 40% más que los alemanes. ¿Quiénes son los vagos? Grecia y
España tienen problemas de productividad. Habría que haber hablado de
inversiones en infraestructuras, investigación y desarrollo, educación.
No decirles a los griegos que sean más honrados y a los españoles que
trabajen más duro. Es triste porque es justo el error que se cometió
después de la I Guerra Mundial. Estamos repitiendo los errores de hace
cien años, y muchas cosas malas sucedieron después de eso. (...)" (Entrevista a Ha-Joon Chang,
PABLO GUIMÓN , El País,
2 AGO 2015)
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