"(...) Pero lo más turbador contado en 'Los intocables' (por menos conocido)
quizá sea lo relativo a las corrupciones familiares en el mundo del alto funcionariado.
Martínez y Oliveres citan un estudio del profesor Manual F. Bagües sobre
el ingreso por oposición a los principales cuerpos del Estado; estudio
basado en el caso de 35.000 candidatos a diplomáticos, jueces, fiscales,
abogados del Estado, notarios, registradores de la propiedad y
mercantiles, inspectores de Hacienda y secretarios judiciales. Atentos a
las conclusiones.
El estudio demuestra “la altísima correlación
entre la proporción de candidatos con apellidos compuestos que aspiran a
un cuerpo y la proporción de individuos con apellidos compuestos que
han entrado en ese cuerpo anteriormente.
Alrededor del 11% de los
notarios en ejercicio, el 13% de los registradores, el 18% de los abogados del Estado, el 9% de los jueces y fiscales, el 14% de los miembros del cuerpo diplomático y el 8,6% de los inspectores de Hacienda poseen apellidos compuestos”.
Pero no se vayan todavía, porque aún hay más. “Los candidatos poseedores de un apellido compuesto
similar al de algún miembro del cuerpo al que aspiran tienen de media
unas posibilidades de éxito del 75%, significativamente mayores que los
demás candidatos”, concluye F. Bagües.
“Esto significa -según Oliveres y
Martínez- que en las oposiciones a la carrera diplomática,
los 'hijos de' tienen un 222% más de probabilidades de aprobar; en las
oposiciones a abogado del Estado, un 187% más, y en las de notario, un
103% más. En las oposiciones a inspector de Hacienda y a secretario
judicial, ascienden a un 77 y un 67% más, respectivamente”. O el loco
mundo del nepotismo español.
PREGUNTA. ¿Cómo interpreta usted los datos del estudio de Bagües citado en su libro?
RESPUESTA. Son
las mismas familias que llevan ahí desde hace 60 o 70 años. Las mismas
familias que siguen controlando los resortes del poder, del económico a
la Administración pública, donde los familiares se retroalimentan.
P. ¿Se están moviendo algo esas estructuras de enchufismo familiar al calor de la denominada y cacareada regeneración?
R. No,
no, porque cuando hablan de regeneración solo se refieren a diputados y
concejales, pero es que a estos ya les echa la ciudadanía o su propio
partido cada cuatro años. Pero a los otros, a los altos funcionarios del
Estado, ni los echarán ni se irán así como así. Están ahí desde que se
inventó esto del funcionariado. Notarios, abogados del Estado, fiscales,
inspectores de Hacienda, diplomáticos… emparentados entre ellos.
P. En un capítulo del libro escriben sobre “la corrupción como elemento cohesionador”. ¿Qué es lo que cohesiona la corrupción?
R. El franquismo era un régimen corrupto de por sí.
El primer corrupto se llamaba Francisco Franco, y de ahí hasta el
último concejalillo de pueblo nombrado por el gobernador civil. La
Administración pública era corrupta, y la Transición mantuvo sus
estructuras. 'Usted puede participar en el juego siempre y cuando no me
toque', pactaron los reformistas franquistas con los demócratas.
Se han
hecho intentos de limpiar esto, pero con poco ímpetu. Los periodistas
ponemos el foco casi siempre en los políticos, pero detrás del corrupto
siempre hay un corruptor, y no suele ser un político, sino un
empresario. Ante la pasividad o la complicidad de los cargos intermedios
de la Administración. (...)" (Entrevista a Fèlix Martínez y Jordi Oliveres, El Confidencial, 17/11/15)
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