11.2.16

El hundimiento de la Unión Europea será pasito a pasito

"(....) es poco probable que este año sea el de la precipitación de la deconstrucción europea. En primer lugar, 2016 es un año pre-electoral. Ni Angela Merkel ni François Hollande tomarán decisiones fundamentales un año antes de sus elecciones generales y presidenciales, respectivamente.

 El referéndum británico tendrá lugar, como pronto, durante el segundo semestre de 2016, así que el año que empezó con titulares catastróficos sobre el futuro de la Unión será más bien un año de impasse. 

Por otro lado, una deconstrucción de la Unión seguiría un método parecido al de la construcción europea. El método Monnet, según el cual pequeños avances en la integración hacen que no haya vuelta atrás al tejer una unión cada vez más estrecha, sería remplazado por una deconstrucción también paulatina. 

Cada vez tenemos más muestras que muchos países de la Unión abogan hoy por una deconstrucción à la Monnet.

No se trata de finiquitar el proyecto de la UE de un plumazo sino más bien de seguir el “método JAI” de deconstrucción, según el cual pequeños pasos van reduciendo Europa a su mínima expresión: en vez de 6 meses de restablecimiento extraordinario de las fronteras de la Unión, los ministros de Justicia y Asuntos Interiores deciden ampliar las trabas a Schengen hasta dos años. 

En vez de potenciar el control común de las fronteras, el “método JAI” plantea expulsar de Schengen a uno de los miembros, Grecia, sin concederle ayudas sustanciales ante la llegada inasumible de refugiados a sus costas.

Es un método paulatino de deconstrucción, pero de deconstrucción de los hitos de la Unión al fin y al cabo. Pero para bien o para mal, 65 años de proyecto europeo han generado también unas dinámicas institucionales difíciles de desmantelar. 

La lenta maquinaria institucional de la UE no parece preparada para superar los déficits estructurales de la zona euro o de la libertad de movimientos. Pero tampoco es tan débil cómo para permitir su desintegración inmediata.

Durante años, el centro-izquierda y centro-derecha europeos habían encontrado un común denominador político en el avance de la construcción europea. Hoy, sin embargo, muchos estados de la UE ven cómo las fuerzas políticas tradicionales no son capaces de sustentar la tradicional permisividad de los ciudadanos con el proyecto europeo, construido con un método Monnet que esquivaba el escrutinio público.

 La nueva política, por su parte, aún no ha hecho de Europa el campo de batalla principal y surgen en muchos países de la UE partidos de claro posicionamiento eurófobo.

Si la vieja política no tiene la fuerza suficiente para diseñar la nueva Europa sola, la nueva política no tiene aún la UE como prioridad principal. Urge pues ampliar el grueso social europeo con las aportaciones de las nuevas fuerzas políticas no euroescépticas, probablemente relegando el método Monnet pero sin abrazar el método JAI.  (...)"        (   , El País, 10 FEB 2016)

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