"(....) es poco probable que este año sea el de la precipitación de la
deconstrucción europea. En primer lugar, 2016 es un año pre-electoral.
Ni Angela Merkel ni François Hollande tomarán decisiones fundamentales
un año antes de sus elecciones generales y presidenciales,
respectivamente.
El referéndum británico tendrá lugar, como pronto,
durante el segundo semestre de 2016, así que el año que empezó con
titulares catastróficos sobre el futuro de la Unión será más bien un año
de impasse.
Por otro lado, una deconstrucción de la Unión seguiría un método
parecido al de la construcción europea. El método Monnet, según el cual
pequeños avances en la integración hacen que no haya vuelta atrás al
tejer una unión cada vez más estrecha, sería remplazado por una
deconstrucción también paulatina.
Cada vez tenemos más muestras que
muchos países de la Unión abogan hoy por una deconstrucción à la Monnet.
No se trata de finiquitar el proyecto de la UE de un plumazo sino más
bien de seguir el “método JAI” de deconstrucción, según el cual
pequeños pasos van reduciendo Europa a su mínima expresión: en vez de 6
meses de restablecimiento extraordinario de las fronteras de la Unión,
los ministros de Justicia y Asuntos Interiores deciden ampliar las
trabas a Schengen hasta dos años.
En vez de potenciar el control común
de las fronteras, el “método JAI” plantea expulsar de Schengen a uno de
los miembros, Grecia, sin concederle ayudas sustanciales ante la llegada
inasumible de refugiados a sus costas.
Es un método paulatino de deconstrucción, pero de deconstrucción de
los hitos de la Unión al fin y al cabo. Pero para bien o para mal, 65
años de proyecto europeo han generado también unas dinámicas
institucionales difíciles de desmantelar.
La lenta maquinaria
institucional de la UE no parece preparada para superar los déficits
estructurales de la zona euro o de la libertad de movimientos. Pero
tampoco es tan débil cómo para permitir su desintegración inmediata.
Durante años, el centro-izquierda y centro-derecha europeos habían
encontrado un común denominador político en el avance de la construcción
europea. Hoy, sin embargo, muchos estados de la UE ven cómo las fuerzas
políticas tradicionales no son capaces de sustentar la tradicional
permisividad de los ciudadanos con el proyecto europeo, construido con
un método Monnet que esquivaba el escrutinio público.
La nueva política,
por su parte, aún no ha hecho de Europa el campo de batalla principal y
surgen en muchos países de la UE partidos de claro posicionamiento
eurófobo.
Si la vieja política no tiene la fuerza suficiente para diseñar la
nueva Europa sola, la nueva política no tiene aún la UE como prioridad
principal. Urge pues ampliar el grueso social europeo con las
aportaciones de las nuevas fuerzas políticas no euroescépticas,
probablemente relegando el método Monnet pero sin abrazar el método JAI. (...)" (Pol Morillas
, El País, 10 FEB 2016)
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