"Nos acabamos de enterar por Oxfam Intermón de que 250.000 trabajadores
del sector avícola estadounidense, tierra de libertades, cumplen su
jornada laboral con pañales porque los jefes de la cadena de producción
consideran un lujo bolivariano y sindical eso de mear y cagar. (...)
El obrero del mundo ya no tiene que velar por sus derechos salariales,
ni por un horario digno, ni por la conciliación familiar y esas otras
chorradas que hasta los más conspicuos y subvencionados sindicatos han
ido descendiendo a media asta. Ahora, la lucha obrera consiste en
vindicar el derecho fisiológico a la cagada y a la meada. (...)
Me queda la duda, no explícita en el informe de Oxfam, de si el
obrero ha de pagarse los pañales o los reparte (y se los pone y se los
quita) un capataz.La lucha obrera se ha infantilizado hasta el
punto de que ya nos obligan a llevar pañales. La lucha de clases se ha
reducido a la demanda de que nos puedan dejar acudir al urinario. En el
fondo, la patronal lleva algo de razón. ¿Para qué nos van a permitir
mear y cagar si apenas nos pagan para comer y beber? (...)
El pañal de los obreros yanquis no es un insulto al obrero, sino una
carcajada contra la lucha obrera. Ahora que se negocia el TTIP, ese
arcano acuerdo de comercio entre Europa y EEUU que equiparará nuestros
controles sanitarios y laborales a los de la cuna de la libertad, uno se
pregunta si será higiénico eso de comer pollos elaborados por gente que
se mea y se caga encima.
Yo creo que no. Y no por los obreros que se
cagan y se mean encima diseccionando mis pollos. Sino porque esos pollos
nunca los comerá el que ordena esta esclavitud. Ellos comerán otros
pollos. A ver, coño, pueblo, a espabilar. Si la tierra es rica y el
hombre es pobre, es que alguno de los dos no gira sobre la verdadera
órbita. (...)" (Anibal Malvar ,Público , en Rebelión, 19/05/16)
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