20.5.16

El BCE, de nuevo, dejaría de comprar deuda, paralizaría el crédito y hundiría la banca, ¿griega? No, ahora, la española...

"(...) Lo más llamativo es que la ausencia de gobierno no ha pasado factura alguna a la economía española.  (...)

Los motores de crecimiento patrios son, por un lado, la relajación del ajuste presupuestario, con el consentimiento expreso de Bruselas -desde 2014 se ha producido un incremento del déficit estructural-. Por otro, la entrada de flujos financieros foráneos en nuestra economía, derivados fundamentalmente de la política monetaria del BCE

 Inicialmente fueron inyecciones directas de liquidez al sistema bancario, vía préstamos a largo plazo a coste irrisorio; ahora, a través de la expansión cuantitativa, mediante la compra en mercado secundario de deuda pública por parte del regulador. El objetivo último es mantener el régimen y statu-quo actual de nuestro país. Sí, lo sé, suena triste y demasiado maquiavélico.(...)

Como venimos sosteniendo desde estas líneas, el crecimiento económico desde la segunda mitad de 2014 es frágil, auto-programado por las élites. Se trata de evitar un resultado electoral que ponga en cuestión sus intereses. Y esta situación durará, al menos, otro trimestre. Bajo este panorama será muy difícil que una nueva fuerza política pueda cambiar en el corto plazo la política económica.

 Es muy sencillo. Si alguien la cuestionará, como es mi caso, automáticamente el Banco Central cerraría el grifo, se paralizaría el crédito, aumentaría la aversión al riesgo y emergería con toda su fuerza la fragilidad de los balances bancarios.

 Acuérdense de Grecia. Y finalmente intentarían imponer, al nuevo gobierno, esa austeridad que relajaron conscientemente en el período 2014-2015.  (...)

Pero no solo ha habido una relajación presupuestaria programada con Bruselas. Las ayudas del Banco Central Europeo han sido notorias. Las últimas, en un contexto de impulso fiscal, han permitido una reactivación modesta del crédito bancario. En el último año han entrado en nuestro país casi 85.000 millones de euros por la expansión cuantitativa del BCE. La contrapartida es más deuda total y externa.

 Sin embargo, no se está canalizando hacia nuevas inversiones productivas, lo que nos hubiese permitido garantizar un mayor crecimiento nominal futuro, y de esta manera garantizar el repago de la deuda.

Los flujos de inversión extranjeros se están destinando en realidad a financiar al Tesoro y a la compra de bonos corporativos de las grandes empresas patrias, bajo el paraguas de la “seguridad” aportada por los bancos centrales. Ello no es específico de España, es en realidad una tendencia global. En una economía financiarizada, las inversiones especulativas son dominantes, y las tendentes a mejorar el capital productivo no tan necesarias.

La excesiva deuda total (4,1 billones de euros al cierre de 2015) y externa (1,1 billón de euros al final de 2015) nos hace tremendamente vulnerables a un aumento de la aversión al riesgo en los mercados financieros o a un cierre del grifo del BCE (ambos, aversión y grifo del BCE, están interconectados). En ese caso España entraría en un círculo vicioso. Tanto aquí como allá el objetivo es mantener el actual régimen y statu-quo. Pero lo inevitable será inevitable."             (Juan Laborda, Vox Populi, 30/04/16)

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