18.5.16

El PP perderá medio millón de votos, el PSOE otro tanto... Unidos Podemos llegará a los 6 millones de votos, con sorpasso asegurado

"Tan sólo cinco años han transcurrido desde aquel 15-M del 2011 cuando miles de personas se manifestaron en las calles españolas reclamando “Una Democracia Real, YA”, en respuesta al llamamiento que circuló en las redes sociales al margen de partidos y sindicatos.

 Había empezado el auténtico cambio, el cambio que se produce en las mentes de las personas y en los corazones sin miedo que se indignan con la injusticia sin pedir permiso a la Oficina de Atención a la Indignación de las burocracias gubernativas. (...)

Parece una eternidad desde aquello. Y es que el tiempo histórico acelera la cronología percibida.De ahí salieron las candidaturas municipales que en mayo del 2015 culminaron en una revolución política en las grandes ciudades, como el triunfo municipal socialista-comunista (cogiditos de la mano) en 1979 consolidó la democracia naciente. De ahí provienen las denuncias de estafas bancarias y corrupción política que hoy atiborran juzgados y ocupan los titulares de prensa.  (...)

Una transformación que es fuente de inspiración en múltiples países, sobre todo en América Latina, como lo fue en su momento nuestra transición democrática.El gran problema actual, en España y en el mundo, es la desconfianza de la mayoría de ciudadanos con respecto de las instituciones, los partidos y los políticos. (...)

 Afortunadamente, la gente siempre reacciona ante situaciones límite. Surgen nuevos proyectos de solidaridad y de reconstrucción. Esa es la herencia del 15-M. Cuando muchos ciudadanos, y en particular los jóvenes, no se reconocen en los que tiempo atrás fueron sus partidos representativos, buscan nuevas formas de representación.  (...)

Por eso se acabó, irreversiblemente, el bipartidismo en España. A pesar de una ley electoral que se aleja considerablemente del principio de “una persona, un voto”, limitando las opciones posibles de cambio institucional.El 20-D evidenció la incapacidad de cualquier partido de obtener una mayoría absoluta o suficiente.

 Situación normal en muchas democracias y que aquí ha espantado a quienes consideran las elecciones como un trámite para que todo siga casi igual, gane quien gane. La ansiedad se apodera de quienes priorizan la gobernabilidad a toda costa, aun a espaldas de los deseos de amplios sectores del pueblo soberano.   (...)

¿Cómo sería posible a Podemos y sus confluencias adherirse a un pacto prefabricado, inspirado por Ciudadanos, que consagra las políticas neoliberales contra las que se levantó el 15-M? ¿Como puede Ciudadanos aceptar el derecho a decidir en Catalunya y otras nacionalidades si nació precisamente para oponerse a ese derecho? ¿Cómo puede el PSOE dejar gobernar al PP tras haberse destapado su corrupción sistémica, amén de su obediencia ciega a los dictados de austeridad de la Comisión Europea, en contra del sentir mayoritario? No se puede hacer campaña por un programa y luego hacer lo contrario. 

Los compromisos sólo pueden hacerse dentro de márgenes de compatibilidad a menos de incrementar peligrosamente la desconfianza de la gente. Tendremos que acostumbrarnos a que en una sociedad plural y en un Estado plurinacional la gobernanza será incierta y cambiante, porque la representación es la esencia de la democracia. De ahí que tras el 26-J no volverá nunca la rutina de mayorías consolidadas.

 Y cuanto más se reconstruyan artificialmente (por ejemplo con la gran coalición PP-Ciudadanos-PSOE) más se bunkerizará el establishment, siendo cuestión de tiempo su desplazamiento por el voto de las nuevas generaciones, como ocurrió en Grecia.

Utilizando los cálculos de Jaime Miquel, el mejor analista electoral español, sin detallar sus datos hasta que él los ­publique, podemos prever que el Partido Popular pierda medio millón de votos y algunos escaños, que Ciudadanos suba pero sin romper su techo y que Podemos-IU y sus confluencias, lleguen hasta los 6 millones que, unidos al millón y medio de votos nacionalistas, significaría que la España plurinacional superaría de largo a ese PP irredentista. 

Mientras el PSOE, tercer partido en el futuro, sigue en caída libre: de 11,3 millones de votos en el 2008, pasó a 7 en el 2011, se quedó en 5,5 en el 2015 y apenas llegará a los 5 en el 2016. Susana Díaz asumiría el mando para incorporarse a la gran coalición subordinada al PP, con Ciudadanos como reserva futura.

El problema es qué hacer con Rajoy: se encargará la élite financiera. El miedo de populares y socialistas a este escenario es tal que han desenterrado el viejo fantasma del peligro comunista, el argumento central del franquismo cuya reedición deshonra a unos dirigentes socialistas que lucharon contra la dictadura y sus manipulaciones. 

Sólo la torpeza, siempre posible, de líderes de la izquierda emergente podría desviar este escenario. Porque en la raiz del 26-J late la esperanza del 15-M."               (Del 15-M al 26-J, de Manuel Castells, La Vanguardia, en Caffe Reggio, 14/05/16)

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