"La apuesta política tras el 26J está ya clara y, emulando a la
popular y casposa serie televisiva, LQSA, promete líos e intrigas, y
sobre todo grandes dosis de hipocresía e inmovilismo, para que todo siga
igual.
El vodevil que hemos presenciado desde el 20D demuestra que los
partidos políticos no han evolucionado desde el fin del franquismo y se
nutren, salvo excepciones, de cuadros y soldados cuyo único mérito es
demostrar un servilismo nauseabundo, lo que degenera en espectáculos que
se han puesto de manifiesto en los diversos intentos de negociación. (...)
En este pastiche de país que tenemos, arrancó el esperpento de pacto
entre PSOE y Ciudadanos, partidos a los que une el gusto por la estética
y la liquidez intelectual, trufado de falso progresismo y sinergias,
cuya única intención era presentarse como los adalides del cambio.
A
partir de un pacto vacío de contenido, lleno de vaguedades, y cuya
experiencia pasada en el caso del PSOE, es constatable la incapacidad de
cambiar ciertos elementos cruciales, como la ley electoral o la apuesta
real por la educación pública. Además, otro elemento que ilustra el
fraude de este acuerdo, es que para la mayoría de acuerdos se necesitaba
del concurso del PP, lo cual todo el mundo sabía que era materialmente
imposible.
Por tanto, lo único que les ha movido a engendrar
este tratado de vaguedades ha sido la táctica y estrategia electoral de
cara a presentarse a las próximas elecciones, donde esperamos
que, en aras de la coherencia, tanto el PSOE, como Ciudadanos se traten
con exquisitez y desaparezcan las referencias al carácter de partido de
derechas de la formación de Albert Ribera, ahora ya blanqueado como
progresista y fuerza del cambio. Lo que hay que escuchar en boca de un
socialista. (...)
Por el lado de la izquierda verdadera, Podemos e IU, las cosas no han
ido nada mejor. Enredados en un discurso confuso, contradictorio y
alejado de una mínima estructura lógica, los bandazos y las salidas de
tono de Podemos, han terminado por hundir las expectativas de aquellos
ciudadanos que vieron en la formación morada una verdadera fuerza de
ruptura. (...)
Con este panorama, y con el PP en descomposición por la corrupción y la
mala gestión, solo queda una opción política en España para después del
26J, y es que los dos grandes monstruos políticos españolas se
unan para que nada cambie y los grandes lobbys no se sientan amenazados, ni se tenga que recurrir a falsos informes para degradar a fuerzas políticas supuestamente emergentes. (...)
Con estos mimbres, y la situación económica y política mundial, solo
cabe emigrar o volver a las enseñanzas de los clásicos. Leer, estudiar y vivir al margen de estas estructuras podridas y corruptas que en nada nos representan,
aunque el comportamiento ciudadano no sea siempre ejemplar. Lo malo es
que hay millones de personas que necesitan un poder político que pueda
apoyar y defender a las rentas más bajas (...)" (Alejandro Inurrieta, Vox Populi, 24/04/16)
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