1.7.16

Causas de la abstención de los votantes de Podemos

"(...) se infravaloró que una parte del voto de Podemos seguía siendo un voto de castigo a las políticas de otros partidos, especialmente al PSOE, que ha demostrado que no está muerto. Esto es vital comprenderlo, esperábamos que estas elecciones fuesen la certificación de su pérdida de raíces, pero no ha sido así.

 Por una parte, su arraigo histórico es más profundo de lo que podía parecer y, complementariamente, es claro que no hemos conseguido dirigirnos correctamente a los sectores de la clase trabajadora que siguen viendo al PSOE como su partido. Sigue siendo una asignatura pendiente. 

Las principales causas del resultado podrían resumirse en los siguientes puntos: 
 
1. Se ha pagado el haber perdido la ocasión de ir juntos en diciembre de 2015, aprovechando el impulso y la ilusión que aún había de la victoria en las municipales de mayo. No se ha podido recrear con una campaña electoral aquella situación producto de un contexto histórico concreto. Aquel ambiente era consecuencia de un proceso de lucha y participación en la sociedad que no hemos sabido mantener. 

2. También se ha pagado un precio por haber desmovilizado durante estos últimos dos años, centrando toda la atención en el frente electoral. Desde la posición de las instituciones se debía haber llamado a la movilización contra el PP, con una exigencia a las direcciones sindicales a ponerse al frente de la lucha. 

Parece paradójico, pero el “electoralismo” es el camino que lleva a las derrotas electorales de la izquierda. Los mensajes ingeniosos en las redes sociales ayudan, sobre todo a la militancia, pero no pueden por si mismos competir con las armas del sistema. 

3. La unidad se llevó a cabo de forma cupular y rompiendo con la dinámica de participación que se había generado en los años anteriores. La ausencia de primarias para elegir las candidaturas no es un factor secundario, ha tenido mucha repercusión. 

Una campaña para elegir la cabecera de la lista hubiese sido un revulsivo, aumentado la participación y las expectativas, formando parte de la campaña electoral. En lugar de eso la designación de candidaturas a dedo y negociaciones, incluidos “cuneros”, ha sido un grave error, y lo hemos aceptado sin mostrar públicamente nuestro rechazo y nuestra propuesta de alternativa. 

4. La forma de afrontar la constitución de un gobierno tras el 20D también ha pasado factura: el error de haber puesto por delante los ministerios a un plan claro y concreto de mejora de las condiciones de vida que dejara en evidencia al PSOE y a su acuerdo con Ciudadanos. 

5. Plantear la campaña en términos de pretender ser una fuerza socialdemócrata, con continuos guiños al PSOE (“Zapatero ha sido el mejor presidente de la democracia”) que han dado una imagen oportunista (después del episodio de la cal viva…). 

En lugar de radicalizar a nuestra base social, tras un programa firme de cambios sociales que deberían garantizar unas condiciones de vida dignas, se ha querido aparecer más moderados y “dentro del sistema”. 

El efecto es el contrario: para la derecha seguimos siendo “rojos peligrosos” con piel de cordero, pero no somos capaces de entusiasmar y movilizar a los nuestros. Es el mismo dilema que se vive en los ayuntamientos “del cambio”: moderarnos para no dar “miedo” ni “excusas” a la derecha, o lanzar una lucha consecuente que movilice a la clase trabajadora. 

6. No haber proyectado ilusión y movilización desde los ayuntamientos del cambio, a pesar de esfuerzos parciales. Sin duda los medios de comunicación ocultan logros y magnifican defectos, pero debiéramos ser capaces de superar ese obstáculo. (...)"            (Jordi Escuer/Alberto Arregui , Rebelión,  29/06/16)

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