"(...) El “estancamiento secular” –como lo llaman los neokeynesianos- o
dicho de otro modo, un crecimiento débil recargado de estímulos
monetarios y tasas de interés históricamente bajas, tendencias
deflacionarias, muy baja inversión y productividad estancada
–a pesar de los grandes avances tecnológicos- combinado con tensiones
financieras constantes, es el formato que adoptó la tenue recuperación
pos crisis 2008/9 en los países centrales.
Como expresamos en anteriores oportunidades,
China –la contratendencia maestra de aquel entonces y pivote “real” de
los estímulos financieros en el centro- desarrolló ya suficientes
contradicciones internas y externas como para seguir cumpliendo en la
actualidad, un rol semejante. La amenaza de una segunda temporada recesiva se desliza sobre la economía mundial.
Y la inclinación por el Brexit con su carga xenofóbica es, como planteamos desde esta columna, parte de la misma película.
Junto con otros escenarios de polarización y crisis de los regímenes
políticos como el fenómeno Trump y su contrapartida –Sanders- en Estados
Unidos, Marine Le Pen y la oleada de huelgas y movilizaciones en
Francia, o el crecimiento del movimiento Cinco Estrellas italiano entre
varios otros, son consecuencia de ocho años en los que la Gran Recesión
fue sucedida por un largo período de estancamiento.
Cuestión que empeoró
sustantivamente las ya deterioradas condiciones de existencia –en los
“buenos” años neoliberales- de amplias franjas obreras en los países
centrales.
Deslocalización productiva, desindustrialización, crecimiento
acelerado de la desigualdad, utilización perversa de la inmigración
como mano de obra barata, son todos fenómenos que se arrastraban desde
las décadas precedentes.
Sin embargo se amplificaron y sus efectos
alcanzaron un primer plano debido a la combinación del bajo crecimiento y
las grandes limitaciones del acceso al consumo a través del crédito que
había prevalecido como atenuante en décadas anteriores.
Dicho de otro
modo, todas estas condiciones dieron por tierra con el “sueño americano”
-entendido genéricamente- en los países centrales.(...)" (Paula Bach, La Izquierda Diario, en Rebelión, 30/06/16)
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