27.9.16

El agujero irlandés por el que se nos van los impuestos de Apple y demás multinacionales

"(...) Puede resultar ilustrativo comenzar describiendo la arquitectura fiscal y empresarial a través de la cual Apple hace frente a sus obligaciones fiscales. La multinacional Apple Inc., radicada en EE. UU., cuenta con dos filiales con sede en Irlanda, Apple Operations Europe y Apple Sales International. 

Ambas tienen los derechos de propiedad intelectual de Apple para vender y elaborar los productos de la compañía; como contrapartida, las dos realizan un muy sustancioso pago anual a la matriz para financiar la investigación y el desarrollo. 

Pago que se deduce de los beneficios de ambas empresas y va a engordar la cuenta de resultados de la norteamericana, y en consecuencia deja de tributar en Irlanda para hacerlo en EE. UU. Es fácilmente comprensible que la cuantía fijada de este canon puede servir de instrumento para trasferir beneficios y por lo tanto impuestos de Europa al otro lado del Atlántico.

Por otra parte, la estructura empresarial de Apple origina que todas las compras realizadas en cualquier país de la UE, pero también en Oriente Próximo, la India y África, se instrumenten como una relación contractual con una oficina fantasma, casi sin personal, de la compañía irlandesa Apple Sales International, y no con las empresas locales filiales de Apple, que figuran como simples comisionistas. 

Gracias a eso, los beneficios de varios continentes se registran y declaran en Irlanda, por lo que la firma no paga apenas impuestos en todos los otros lugares en los que tiene su actividad. Para medir la importancia del negocio de Apple en toda Europa baste considerar la propia carta de Tim Cook, consejero delegado de la compañía, escrita y distribuida para justificarse ante los consumidores europeos y arremeter contra la Comisión. En ella se afirma que los puestos de trabajo creados en Europa sobrepasan el millón y medio.

Es sabido que Irlanda (lugar en el que Apple ha decidido abonar el gravamen correspondiente al negocio generado en todos los estados de Europa y en otros países de Asia y África) tiene un tipo nominal del impuesto de sociedades (12,5%) de los más reducidos de Europa, practicando un descarado dumping fiscal.

 Pero el tigre celta ha dado un paso más y es sobre este plus sobre el que ha podido incidir el dictamen de la Comisión. Ha firmado con Apple un ‘tax ruling’, es decir, un acuerdo acerca de qué impuestos va a pagar la compañía. Se trata de un plan fiscal a la carta con el que, según la Comisión, el tipo efectivo pagado en el impuesto ha sido en algunos años del 0,005. Sin duda un escándalo.

Es de suponer que no habrá sido Apple la única multinacional con la que Irlanda ha firmado el ‘tax ruling’, es decir, a la que le han diseñado un traje fiscal a medida. Existe además la certeza de que no solo Irlanda, dentro de la UE, practica o al menos ha practicado estas corruptelas fiscales. Holanda, Bélgica y Luxemburgo la han acompañado.

 Sonado fue el llamado LuxLeaks, ya que resultó implicado el propio presidente de la Comisión cuando era ministro de Finanzas y primer ministro de Luxemburgo. Con estos presupuestos, es difícil creer que la UE se tome alguna vez en serio el problema de los paraísos fiscales.  (...)

Para corregir el abuso y escándalo fiscal de Apple en Irlanda, la comisaria europea se ha visto obligada a acogerse exclusivamente al quebrantamiento de la competencia, pero entre empresas, no entre países.

Lo que persiguen los acuerdos comunitarios no es el dumping fiscal, no es la concurrencia desleal en materia fiscal para atraer inversores. No condenan las batallas competitivas entabladas por los distintos Estados que terminarán no beneficiando a ninguno de ellos, pero sí reduciendo la carga fiscal sobre el capital casi en cero.

 Lo único que rechazan es que un Gobierno conceda a unas empresas un trato de favor con respecto a otras, esto es, las denominadas ayudas de Estado, que sin duda pueden instrumentarse de forma directa, pero también indirecta mediante beneficios fiscales exclusivos.

Esta es la recriminación de la Comisión Europea a Irlanda, el hecho de que mediante los ‘tax ruling’ han elaborado con total opacidad un traje fiscal a medida de Apple, que no sirve para ninguna otra empresa o, dicho de otro modo, otras muchas sociedades están excluidas de él. 

 Por el contrario, la comisaria no sanciona, no puede hacerlo, el que la hacienda pública celta mantenga un tipo del impuesto de sociedades muy inferior al de los otros países, ni la práctica, tremendamente escandalosa, de que Apple traslade con fraude de ley los beneficios generados en todos los países a Irlanda. 

El que la Comisión carezca de competencias para intervenir en estas actuaciones no quiere decir que cada uno de los países afectados no pueda hacerlo en su ámbito, y por ello la comisaria se ha brindado a facilitar la información a las haciendas locales para que, si quieren, exijan a Apple las cantidades adeudadas y apliquen las sanciones correspondientes.

 Es de esperar que la Administración Tributaria española, ya que no lo ha hecho hasta ahora, tome las medidas adecuadas para reclamar a Apple las cantidades no ingresadas en España. (...)

La solución en Europa resultaría relativamente fácil. El impuesto sobre los beneficios de las sociedades podría convertirse en un impuesto europeo, con lo que, por una parte, el gravamen sería uniforme en toda Europa y, por otra, la UE contaría con un gravamen propio de cierta importancia, germen de una posible hacienda pública comunitaria. 

Pero todo ello ni siquiera ha pasado por la cabeza de las autoridades comunitarias ni de aquellos gobiernos que realmente mandan en la UE. Parece casi una utopía. Señal inequívoca de que la UE está condenada al fracaso."               (Juan Francisco Martín Seco, República.com, 08/09/16)

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