27.10.16

Hace unos años, un golpe así no se hubiera producido, o se hubiera producido sin tanto ruido y estupor... un partido programado para la gran coalición, no puede hacerla, sin morir en ese trance

"(...) Visto lo visto, la pregunta es: ¿qué ha sido necesario para acceder a la gran coalición? La respuesta ilustra el carácter --vuelvo a repetir la palabra-- violento de esa operación.

Enumeremos. Han sido necesarias dos elecciones y, por los pelos, casi tres. Ha sido necesaria una campaña de la prensa convencional, en la que se ha entrelazado la opinión y la información y los datos. Para ello, a su vez, ha sido necesario cambiar el accionariado de los medios, que hoy pertenecen, entre otras perlas empresariales, a la banca. 

Y, con ello, al IBEX, ese nuevo sujeto político. Ha sido necesario que Felipe González --un hombre fundamental en las relaciones exteriores y en la relación entre empresas y Estado, que sólo participa en la política local en momentos dramáticos-- participe desde el extranjero --el único topos, al aparecer, en el que puede participar--. 

Ha sido necesario un golpe en el PSOE, en el que un líder, el primero elegido por sufragio, poco diferenciado de cualquier otro, y que no había alcanzado --es posible que, ni tan solo, iniciado, las conversaciones para ello-- un pacto con el pack Podemos y con el pack indepes, fue defenestrado. Posiblemente porque su negativa a un gobierno PP, que respondía, se supone, a un cálculo electoral, conducía directamente a unas terceras elecciones.

 Para realizar ese golpe han sido necesarios, a su vez, más de treinta golpes en los últimos años en Andalucía, intervenciones en diversas agrupaciones locales del PSOE(A) que han modulado una líder, una idea de funcionamiento y una cultura del poder interno que compagina la lágrima --es decir, la instrumentalización de los medios que quieran ser instrumentalizados--, con el aplazamiento de la democracia interna.

Posteriormente al golpe, para cumplir con el periplo que debe acabar con un Presidente de Gobierno PP antes del día 31 de octubre, se ha tenido que celebrar un Comité Federal en domingo. Hoy. Según ha detallado El Confidencial, no se pudo hacer ayer, sábado, porque se entregaban los premios Princesa de Asturias --una disfuncionalidad propagandística de la cultura española; algo, por lo visto, muy importante, y a lo que no se puede dejar de asistir--, a los que tenía que acudir el actual presidente de la Gestora del PSOE.

 Para no dificultar al trayecto de Rajoy a la investidura se ha tenido que aplazar, por lo mismo, el Debate del Estado de la Región en Asturias. Y se tendrán que reducir al mínimo las conversaciones del rey con los grupos parlamentarios.

En ese trance, por tanto, se ha visualizado que esas conversaciones no son importantes ni determinantes, que todo sucede en otro sitio, y que el papel del rey en todo esto es anecdótico, en el mejor de los casos. También, y por el apremio en el calendario, Rajoy ha tenido que cancelar su asistencia a la Cumbre Iberoamericana, a la que tendrá que asistir el rey en solitario. Es decir, otra vez, nadie.

¿Qué ha pasado? ¿Qué ilustra tanta violencia sobre un calendario, sobre un partido, sobre una decisión defendida en la última campaña electoral? No ilustra nada del partido. El PSOE, como cualquier partido antiguo, o no tan antiguo, es una mezcla de grandeza y de miseria.  (...)

EL PSOE, por tanto, ha sido fiel a una parte de su tradición también en este trance. Lo que ha cambiado ha sido la recepción a su apuesta. Hace unos años, un golpe así no se hubiera producido, o se hubiera producido sin tanto ruido y estupor. Los protagonistas del golpe, tal vez no eran conscientes del ruido que provocaban. 

Vivían en otra época, sin ruido. Todo este ruido no previsto ilustra que una gran coalición no es sencilla, pues tiene costes electorales. Indica, por tanto, que por fin existen los costes electorales. O, lo que es lo mismo, que ha habido un cambio cultural enorme en la sociedad peninsular, de manera que un partido programado para la gran coalición, no puede hacerla, sin morir en ese trance. 

Parece que mate. Pero, en realidad, muere."            (Guillem Martínez, CTXT, 23/10/16)

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