"Mientras muchos jóvenes universitarios en el Reino Unido temen que el
Brexit abra la puerta a la xenofobia y la ultraderecha, los autores del
nuevo libro The Econocracy. The perils of leaving economics to the experts
(Manchester University Press, 2017), Joe Earle, Cahal Moran y Zach
Ward-Perkins, creen que puede abrir un espacio para replantear el modelo
económico.
El Brexit --sostienen-- es la consecuencia de una radical
desconexión entre élites y excluidos. Por un lado, está la ciudadanía,
consciente de la injusticia de la situación económica más desigual de la
historia después de la gran crisis financiera y su injusta resolución.
La gente intuye que algo falla pero es incapaz de comprender el
rebuscado lenguaje económico de los expertos y por tanto elige el
lenguaje de soberanía y nación.
En el otro rincón, tenemos una
tecnocracia globalizada, formada en facultades que solo enseñan las
esotéricas teorías de la escuela neoclásica, y que ocultan una ideología
cuya meta principal es mantener el statu quo de
extrema desigualdad: hace falta democratizar la enseñanza y el debate y
educar a los ciudadanos, una suerte de campaña de alfabetización
económica.
Tanto en el Brexit como en la victoria de Trump, la gente está haciendo caso omiso a lo que aconsejan los economistas...
Cahal Moran:
Desde luego. Estamos en plena rebelión contra los expertos. Es el
resultado del fracaso de una forma muy centralizada de entender las
ciencias económicas y la economía; la campaña a favor de permanecer en
la UE contaba con el apoyo del establishment
económico en su totalidad, que nos advirtió sobre las consecuencias
negativas de votar por el Brexit para el PIB, para el comercio,
etcétera. Solo uno de cada 23 economistas apoyó el Brexit, según un sondeo de The Observer.
¿Ha ganado un populismo peligroso?
C. M. Creo que es cierto que hay elementos populistas que son motivo de preocupación. Pero hay que entender que esto es un backlash,
un contragolpe a los expertos. Michael Gove, uno de los líderes de la
campaña del Brexit, comparó a los economistas con científicos nazis.... Y
esto obviamente es excesivo. Esa falta de respeto me parece absurda. (...)
Sin embargo, los expertos tienen que entender que este backlash
está causado por los fallos garrafales que han cometido. Sobre todo
durante la crisis financiera, cuando quedó claro que muchos economistas
no entendían de economía tanto como ellos creían.
Los expertos deberían
tomar ese rechazo muy en serio y no tildar a los que votan el Brexit de integristas o xenófobos.
Joe Earle. El Brexitpone
de manifiesto la brecha entre las élites, normalmente urbanas, y el
resto. Las élites son los dueños del lenguaje de las ciencias económicas
y el resto del país se siente excluido...
¿Por qué les parece que tantos británicos optaron por no hacerles caso?
C. M.Porque
en muchos casos esta visión de la economía neoclásica que es dominante
no es relevante para la gente. Por ejemplo, el crecimiento del PIB es el
indicador más usado. Pero es importante tener en cuenta que Londres y
el sureste, las únicas regiones inglesas que votaron a favor de la UE,
son las únicas cuyo PIB per cápita es mayor ahora que antes de la crisis
financiera.
En el resto del país la renta sigue por debajo del nivel de
2007, cuando alcanzó su pico antes de la crisis. Eso son 10 años sin
crecimiento. Si no vives en Londres ¿por qué te va a interesar lo que
los expertos dicen del crecimiento del PIB?
Cualquiera que sea su punto de vista sobre el Brexit, ahora se está debatiendo sobre cosas que antes no se abordaban. ¿Creen que este es un momento en el cual puede haber ese rethinking del que hablan?
C. M. Sí.
Seguro. El Brexit ya es una realidad. Y creo que es una oportunidad
para nuestros grupos. Para que decidamos, según el eslogan de la campaña
del Brexit, “es el momento de tomar el control”. Y establecer una
relación entre los expertos y el público más progresista. Una de las
lecciones de la crisis es que no deberíamos esperar a que el establishment actúe; hay que ofrecer la respuesta desde abajo.
¿Cuál podría ser esa forma de tomar el control?
C. M. La
clave es restablecer la relación entre los expertos y la ciudadanía. Una
forma es la educación. Antes teníamos una enseñanza pública de ciencias
económicas en el área local, pero eso ya no existe. Por eso tenemos una
situación en la que la gente no entiende conceptos básicos como el PIB o
la inflación.
La ciudadanía tiene que alcanzar un mayor grado de
comprensión de las ciencias económicas para que entendamos cuáles son
las necesidades y las prioridades de los diferentes grupos de
ciudadanos.
Por otro lado, hay que actuar en el ámbito de la política.
Hay que crear un proceso de consulta con los ciudadanos y hay que
incorporar el pluralismo a la enseñanza de las ciencias económicas y al
debate sobre las políticas que se deberían poner en marcha.
J. E.
Necesitamos una nueva clase de ciencias económicas de interés público
que eduque, comunique e involucre a la ciudadanía para que podamos
establecer un lenguaje compartido y crear nuevos espacios de debate.
Nosotros lo estamos intentando hacer.
¿Es más fácil que esto ocurra tras el Brexit?
J. E. El Brexit ha puesto de manifiesto
el fracaso de la élite. Fue un golpe contra un gobierno tecnócrata en
una econocracia y contra los expertos. Fue la primera vez que esos
argumentos económicos de la tecnocracia, argumentos de miedo, no
funcionaron. Pero la cuestión ahora es saber si el estilo tecnocrático
de la política va a volver a imponerse.
Tiene muchas posibilidades
porque vamos a tener un proceso largo y complejo de negociaciones a
puerta cerrada. Si, en cambio, el Brexit da lugar a un proceso más
amplio de discusión pública y a un debate sobre qué clase de valores y
estructuras queremos establecer, sería un gran paso adelante. Serviría
para para diseñar nuestro futuro económico colectivamente. (...)
¿Cuál sería la
clase de ciencias económicas más relevante para los problemas a los que
hacemos frente? ¿Están intentando elaborar nuevas ideas?
C. M.
Creo que esas ideas ya existen. El mensaje principal de la incitativa
estudiantil es el pluralismo. Porque las teorías alternativas han sido
excluidas sistemáticamente. Por ejemplo, las ideas de Hyman Minsky
explican perfectamente la crisis de 2008. Es cuestión de dar espacio a
esas ideas. Pero en las facultades de Económicas no hay espacio para
ideas diversas. " (Andy Robinson
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