Índice de complejidad económica de España 1964-2014
"Las erróneas medidas de política económica tomadas por
los gobiernos del PSOE y del Partido Popular a partir de 2010, de
austeridad fiscal y devaluación salarial, han acelerado una tendencia
que venía caracterizando nuestra estructura económica y productiva desde
hace al menos dos décadas. España es hoy un país desarrollado en
declive. Los elementos que permiten clasificar así a nuestro país son:
1) su crecimiento económico es inestable y fluctuante;
2) la competitividad de sus
empresas está basada cada vez más en bajos costes laborales de
actividades industriales homogéneas, o de servicios de baja
cualificación (como el turismo masivo, la hostelería o el comercio);
3) el Estado tiene un peso cada vez más reducido en la actividad económica;
4) los salarios son cada
vez más bajos, principalmente entre los trabajadores que se incorporan
al mercado de trabajo por primera vez o que se reincorporan tras haber
estado en paro, lo que reduce la sofisticación de la demanda;
5) las relaciones laborales
cada vez más autoritarias, fruto de las dos últimas reformas laborales
y, por tanto, cada vez más conflictivas;
6) hay una creciente desigualdad social; y
7) existe una
sobrecualificación de los trabajadores, teniendo en cuenta nuestro
actual modelo productivo, lo que supone que exportamos trabajadores
cualificados, algo que es propio de países tercermundistas: los formamos
en nuestro país con dinero público para que generen riqueza en otros
países.
Una política de devaluación salarial que busca mejorar
la competitividad de las empresas solamente vía precios es una
estrategia errónea para mejorar la posición competitiva de España, ya
que incentiva nuestra especialización en la fabricación de productos
homogéneos y estandarizados por parte de una mano de obra crecientemente
precarizada, descualificada y mal remunerada.
Esto se pone en evidencia
al analizar la evolución de nuestro país en el Índice de Complejidad
Económica elaborado por el Observatorio del MIT Media Lab, perteneciente
al Instituto de Tecnología de Massachusetts, como se puede ver en el
gráfico adjunto. (...)
La evolución de este Índice en España en los últimos cincuenta años es
muy preocupante, su valor en 2014 el valor es similar al de 1964. Esto
no quiere decir que, en términos absolutos, la complejidad de las
empresas españolas de hoy sea la misma que la de hace cincuenta años
pero sí en términos relativos, comparándolas con las de otros países
desarrollados. Indica una clara tendencia hacía una menor
diversificación productiva, lo que tendrá indudables efectos negativos
en términos de obtención de futuras Ventajas Comparativas Reveladas.
Aun estamos a tiempo de recuperar el terreno
perdido, pero ello exige un gran consenso social entre los agentes
económicos y sociales: empresarios, administraciones públicas,
universidades, centros de investigación e innovación, del que no pueden
estar ausentes los sindicatos. Ya que unas relaciones laborales más
democráticas, menos autoritarias, son la clave para crear valor y empleo
de forma sostenible." (Bruno Estrada, Economistas frente a la crisis, 23/04/17)
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