20.9.17

Cataluña es otra pieza más de una lucha soterrada entre bloques... para debilitar Europa. Por ello, la propia Europa no permitirá que la situación se desmadre

"Sorprende la absoluta candidez de los análisis de los voceros mediáticos patrios sobre el referéndum ilegal del 1 de octubre. Pero sorprende aún más la actitud de un gobierno que con todo el aparato del estado, incluidos los servicios secretos, haya sido incapaz de anticiparse a nada.  (...)

 El problema es que vivimos en un mundo globalizado en el que hay un conflicto de bloques soterrado, donde cada uno de esos bloques va moviendo las distintas piezas en el tablero de ajedrez en que se ha convertido el mundo post-crisis. 

Y Cataluña es una de esas piezas puesta encima del tablero. El objetivo, debilitar Europa. Por ello la propia Europa no permitirá que la situación se desmadré en ninguna de las dos direcciones.  (...)

Un político inteligente, bien asesorado, hubiese buscado una solución que de una vez por todas desactivara y cerrara el melón de los continuos desplantes y deslealtades por parte de los nacionalistas catalanes. Lo inteligente hubiese sido preparar un paraguas legal, por ejemplo asumir que España es una nación de naciones, bajo el cual establecer unas reglas claras para un referéndum de autodeterminación. Y uno de esos asesores se lo propone a Rajoy. 

“¿Por qué no fijamos unas condiciones para un hipotético referéndum que puedan ser aceptadas por todos?” El asesor se explaya un poco: “si me lo permite Presidente, para que el referéndum sea válido, fijemos una participación mínima del 75% del electorado, de manera que esa parte de España sometida al referéndum solo se podrá independizar si esta opción es votada por mayoría cualificada del 65%, con un mínimo del 50% en cada una de las cuatro provincias catalanas”.

Imaginemos que se hubiese optado por ello, y que el ínclito monclovita hubiese hecho caso al osado asesor, tras demostrarle éste que no hubiese tenido coste electoral alguno en su fiel electorado, ése que todo lo traga. Y entonces volvemos de nuevo con la máquina DeLorean al momento presente. ¡Nada, no pasa nada, todo está en calma! Los ciudadanos catalanes ya han votado y Cataluña a fecha de hoy sería una parte comprometida con España. Pero ese no fue el caso. 

Y por eso estamos donde estamos. Por completa inacción política. Este es el análisis que se está realizando en la inmensa mayoría de los más prestigioso medios de comunicación occidentales, y se preguntan qué narices está haciendo Rajoy para desactivar de manera definitiva a esa mosca cojonera en que se han convertido los nacionalistas catalanes. Con razón estos medios empiezan a mosquearse con la actitud de dejadez de Rajoy.

Hay un libro que les recomiendo encarecidamente. “Crisis mundial. Encaminados hacia al mundo de mañana”. Su autor es el otrora politólogo francés Frank Biancheri, tristemente fallecido en 2012, una mente preclara, y uno de los promotores de las archiconocidas becas Erasmus.

Desde su análisis, la Gran Recesión era una crisis sistémica global que nos expulsaba del mundo configurado durante tres siglos de dominación europea y occidental. Biancheri planteaba dos escenarios diametralmente opuestos para el período 2010-2020, uno de cooperación y otro de conflicto. 

El de cooperación pasaba por construir una nueva gobernanza global; la alternativa por zozobrar progresivamente en un conflicto entre los grandes bloques regionales. Obviamente estamos en el de conflicto. En ese escenario Biancheri anticipó, por ejemplo, el conflicto ucraniano, la guerra en Siria, la autodestrucción de Libia.

 ¿Y si Cataluña es otra pieza más de ese tablero geoestratégico en esa lucha soterrada entre bloques? El objetivo sería debilitar Europa. Y Europa, por eso, va a actuar con mesura, e impondrá al final las condiciones necesarias para desactivar definitivamente la pesadilla con la que los independentistas catalanes nos ahogan día sí y día también. 

Por eso Rajoy no podrá hacer lo que le demanda las huestes, Europa no se lo permitirá, en un abrir y cerrar los ojos nos llevan la prima de riesgo a 300 puntos básicos y España, sin soberanía monetaria, sería insolvente. Entraría en un círculo vicioso, crisis de deuda soberana-crisis bancaria. (...)"                (Juan Laborda , Vox Populi, 17/09/17) 

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