"Sorprende la absoluta candidez de los análisis de los voceros mediáticos
patrios sobre el referéndum ilegal del 1 de octubre. Pero sorprende aún
más la actitud de un gobierno que con todo el aparato del estado,
incluidos los servicios secretos, haya sido incapaz de anticiparse a
nada. (...)
El problema es que vivimos en un mundo globalizado en el que hay un
conflicto de bloques soterrado, donde cada uno de esos bloques va
moviendo las distintas piezas en el tablero de ajedrez en que se ha
convertido el mundo post-crisis.
Y Cataluña es una de esas piezas puesta
encima del tablero. El objetivo, debilitar Europa. Por ello la propia
Europa no permitirá que la situación se desmadré en ninguna de las dos
direcciones. (...)
Un político inteligente, bien asesorado, hubiese
buscado una solución que de una vez por todas desactivara y cerrara el
melón de los continuos desplantes y deslealtades por parte de los
nacionalistas catalanes. Lo inteligente hubiese sido preparar un
paraguas legal, por ejemplo asumir que España es una nación de naciones,
bajo el cual establecer unas reglas claras para un referéndum de
autodeterminación. Y uno de esos asesores se lo propone a Rajoy.
“¿Por
qué no fijamos unas condiciones para un hipotético referéndum que puedan
ser aceptadas por todos?” El asesor se explaya un poco: “si me lo
permite Presidente, para que el referéndum sea válido, fijemos una
participación mínima del 75% del electorado, de manera que esa parte de
España sometida al referéndum solo se podrá independizar si esta opción
es votada por mayoría cualificada del 65%, con un mínimo del 50% en cada
una de las cuatro provincias catalanas”.
Imaginemos
que se hubiese optado por ello, y que el ínclito monclovita hubiese
hecho caso al osado asesor, tras demostrarle éste que no hubiese tenido
coste electoral alguno en su fiel electorado, ése que todo lo traga. Y
entonces volvemos de nuevo con la máquina DeLorean al momento presente.
¡Nada, no pasa nada, todo está en calma! Los ciudadanos catalanes ya han
votado y Cataluña a fecha de hoy sería una parte comprometida con
España. Pero ese no fue el caso.
Y por eso estamos donde estamos. Por
completa inacción política. Este es el análisis que se está realizando
en la inmensa mayoría de los más prestigioso medios de comunicación
occidentales, y se preguntan qué narices está haciendo Rajoy para
desactivar de manera definitiva a esa mosca cojonera en que se han
convertido los nacionalistas catalanes. Con razón estos medios empiezan a
mosquearse con la actitud de dejadez de Rajoy.
Hay un libro que les recomiendo encarecidamente. “Crisis mundial. Encaminados hacia al mundo de mañana”.
Su autor es el otrora politólogo francés Frank Biancheri, tristemente
fallecido en 2012, una mente preclara, y uno de los promotores de las
archiconocidas becas Erasmus.
Desde su análisis, la Gran Recesión era
una crisis sistémica global que nos expulsaba del mundo configurado
durante tres siglos de dominación europea y occidental. Biancheri
planteaba dos escenarios diametralmente opuestos para el período
2010-2020, uno de cooperación y otro de conflicto.
El de cooperación
pasaba por construir una nueva gobernanza global; la alternativa por
zozobrar progresivamente en un conflicto entre los grandes bloques
regionales. Obviamente estamos en el de conflicto. En ese escenario
Biancheri anticipó, por ejemplo, el conflicto ucraniano, la guerra en
Siria, la autodestrucción de Libia.
¿Y si Cataluña es otra pieza más de ese tablero geoestratégico en esa
lucha soterrada entre bloques? El objetivo sería debilitar Europa. Y
Europa, por eso, va a actuar con mesura, e impondrá al final las
condiciones necesarias para desactivar definitivamente la pesadilla con
la que los independentistas catalanes nos ahogan día sí y día también.
Por eso Rajoy no podrá hacer lo que le demanda las huestes, Europa no se
lo permitirá, en un abrir y cerrar los ojos nos llevan la prima de
riesgo a 300 puntos básicos y España, sin soberanía monetaria, sería
insolvente. Entraría en un círculo vicioso, crisis de deuda
soberana-crisis bancaria. (...)" (Juan Laborda , Vox Populi, 17/09/17)
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