21.9.17

El precariado, la receta alemana contra el paro... y la pobreza. Es cada vez más frecuente ver a jubilados en las calles recogiendo cascos de vidrio

"La Agenda 2010 no tiene fallos, ella en sí misma es el fallo”. Es la consigna que se puede oír en todos los mítines de campaña electoral del partido alemán Die Linke (La Izquierda). Se conoce como Agenda 2010 al paquete de medidas aprobado durante el último gobierno del socialdemócrata Gerhard Schröder [2002-2005] para flexibilizar el mercado laboral. 

Este supuso la primera piedra del “milagro alemán” --como lo denominan algunos economistas--  y su descenso del paro de forma continuada. Pero, ¿qué ha supuesto esa reforma?

Una de las medidas más conocidas es la legalización de los minijobs, pequeñas ocupaciones con una frontera salarial, en estos momentos, de 450 euros al mes como máximo.  (...)

A esa cantidad se puede añadir una ayuda social, la Hartz IV. Gracias a ella, y en función de los ingresos percibidos, se puede llegar a cobrar un máximo de 950 euros mensuales (se puede sumar algún plus si se tienen hijos). Esta prestación es relativamente sencilla de conseguir para los nacionales. Si los solicitantes son extranjeros, todo se complica.  (...)

Víctor Sáez desempeña un minijob mientras aprende alemán. Para él “es una forma transitoria de ganarse la vida, la posibilidad de estar viviendo con lo justo mientras se aprende el idioma”. Reconoce que en el futuro podría ser problemático, ya que no paga prácticamente impuestos y la cotización es mínima.

 “Si no hubiese una ayuda social complementaria, sería una situación muy grave”, argumenta. Es la visión más extendida entre quienes trabajan como minijobbers. Para Iker, otro joven español residente en Berlín, “es genial que el gobierno se preocupe por intentar cubrir las necesidades básicas de la población. Si algo se le puede reprochar a España es su falta de empatía con la ciudadanía”. Eso sí esta modalidad de empleo solo es  “ideal para estudiantes, no para otro tipo de vida, porque no te da para vivir”.

(...) aunque tener un minijob coloca fuera de las listas de desempleo, a efectos administrativos no se considera trabajo si son menos de 15 horas a la semana. Este resquicio contribuye al maquillaje de las cifras. Alemania presume de récord de ocupación, pero, según los datos de la Agencia Federal de Empleo, en junio de 2017 se contabilizaban casi 7,5 millones de minijobs.  Casi dos millones más que en 2003.  (...)

Lo que para unos es un parche, para otros se acaba convirtiendo en un problema. Hace menos de una semana, Petra Vogel, una trabajadora de la limpieza que tendrá que jubilarse a los 67 después de haber trabajado más de 40 años, le preguntaba a Merkel en un debate televisivo “cómo era posible que en uno de los países más ricos del mundo, trabajando duro y durante mucho tiempo, con un salario de 1.050 euros al mes, a alguien le pueda quedar una pensión de 656 euros mensuales”. La contestación de Merkel no fue del agrado de Petra.

La canciller alemana apeló a que no todo el mundo se encuentra en esa situación tan difícil en su jubilación y existen diversas formas de completar la pensión (planes de pensiones privados o seguros mixtos). Petra le respondió: “Es triste que ocurra esto. Pido una pensión mínima de 1.000 euros al mes para que los ancianos no tengan que vagar por las estaciones recogiendo botellas y latas”.

 Es cada vez más frecuente ver a personas mayores en las calles recogiendo los cascos de vidrio, por los que reciben unos ocho céntimos, y las botellas de plástico o latas, con las que se consiguen unos 25 céntimos, canjeables en los supermercados.  (...)

Otro aspecto problemático de los minijobs es que el seguro médico debe ser asumido por el propio trabajador en lugar del empresario: 177 euros como mínimo al mes.

En la economía más potente de la Unión Europea el problema es la desigualdad, no la desocupación. Hay trabajo de gran calidad y bien remunerado, pero las diferencias entre ricos y pobres aumentan drásticamente cada año. Según el último informe sobre la pobreza en Alemania, ésta ha ido en aumento desde 2005 de tal manera que hoy un 49% de los pensionistas son pobres y el 19% de los niños también. (...)"                         (Laura Cruz, 20/09/17)

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