13.12.17

Trump... presente oligárquico... futuro prometedor... si cumple lo prometido, una inversión en infraestructuras de un billón de dólares... cousas veredes

 "(...) Los grandes incumplimientos de Trump, al menos para los que creímos en él y muy modestamente colaboramos en su campaña, han sido su comportamiento con Rusia, con quien prometió restablecer una relación amistosa y acabar con el embargo criminal impulsado por Soros y Alemania.

Y su promesa de recortar su aportación a la OTAN, una organización que calificó de obsoleta, como realmente es, pero que sigue igual o peor.  (...)

Esta postura de Trump es un error histórico que consolidará una alianza China-Rusia que hará perder a EEUU el liderazgo mundial y condenará a la irrelevancia a la UE, un gigante económico y un pigmeo militar y político, con Alemania expoliando al resto de sus socios gracias al euro, que le permite mantener el mayor superávit comercial del planeta, algo que con España resulta escandaloso, 2,4 veces más que el superávit con EEUU en términos de PIB, lo que tiene indignado a Trump, pero el cobarde patológico de Rajoy ni abre la boca.
(...) lo probable es que sea nominado candidato republicano y vuelva a ganar las elecciones de 2020. (...)

Trump va a invertir en infraestructuras un billón de dólares. (...)

Lo que sí ha realizado Trump con un éxito espectacular es la ruptura de los acuerdos comerciales multilaterales, un cachondeo de los globalistas y la ruina para muchos, y su sustitución por acuerdos bilaterales. La estrategia de Trump es la de un empresario, fijémonos en su reciente viaje a Asia, se carga el TPP y empieza a negociar con los países con quienes EEUU mantiene déficits comerciales brutales. 
Les dice, esto tiene que cambiar, “no quiero reducir las importaciones de sus productos —lo del poner un arancel era el viejo farol negociador—, solo quiero incrementar mis exportaciones”. Y para ello manda por delante a grandes y pequeños empresarios americanos, que cierran acuerdos de ventas espectaculares.  
(...) su base electoral, la que le dio la victoria, no solo permanece intacta sino que está encantada con él, y dadas las divisiones en el partido demócrata, su reelección en 2020 parece algo más que probable, por muchas plumas que pierda en el 'mid-term'."           (Roberto Centeno, El Confidencial, 13/11/17)


"Hagamos un paréntesis. Al menos por una semana dejemos un poco al margen el problema catalán y abordemos un tema que en la sociedad española puede resultar muy insólito, pero por eso mismo es posible extraer de él conclusiones relevantes. 

Cuatrocientos millonarios americanos, miembros de la asociación Riqueza Responsable, con George Soros y Steven Rockefeller a la cabeza y con firmas tan notables como Bob Crandall, antiguo presidente de American Airlines, los fundadores de la marca de helados Ben & Jerry’s y la diseñadora Eileen Fischer, han enviado una carta al Congreso de los Estados Unidos pronunciándose en contra de la reforma fiscal propuesta por Trump.

“Somos ricos a los que nos preocupa profundamente nuestra nación y su gente, y escribimos con una sola petición: no nos recorten los impuestos”, comienza el escrito.

Sin duda, el hecho resulta chocante para una mentalidad española, acostumbrada a posturas muy diferentes de nuestra clase empresarial y pudiente, siempre ansiosa de rebajas impositivas (...)

 La reforma fiscal de Trump aún no está definida, se está negociando en el Congreso y es muy posible que la versión final sea más limitada que la propuesta por el presidente. (...)

En cualquier caso, aun cuando lo que al final se apruebe no sea la opción maximalista, sí va a representar una sustancial disminución de la presión fiscal para las clases adineradas.

Las medidas se orientan en la misma línea que todas las reformas fiscales instrumentadas en EE. UU. desde los tiempos de Reagan y que, a su vez, se han copiado en los países europeos: reducción del impuesto de sociedades; modificación de la tarifa en el gravamen sobre la renta, disminuyendo el número de tramos y los tipos marginales, especialmente los máximos, y eliminación del impuesto de sucesiones. 

Al ciudadano español le resultan bastante familiares, y han estado presentes en muchas de las reformas acometidas en nuestro país a lo largo de los últimos veinticinco años. (...)

Trump, de manera no demasiado técnica, afirmaba que serviría “para que las empresas puedan crear más trabajo, elevar los salarios y dominar a sus competidores” (...)

Se trata de la manida curva de Laffer, vulgarizada por Reagan para justificar su reforma y que fracasó estrepitosamente ya que entonces el déficit se desbocó. En realidad, nunca se han cumplido sus previsiones y, sin embargo, se continúa usando permanentemente ya que es muy útil siempre que se quiere bajar la imposición a los ricos. 

Es verdad que, en el fondo, ya nadie se cree la patraña de que la recaudación no se va a resentir. Esa es la razón por la que el partido republicano mantiene reticencias para aceptar la versión maximalista de Trump en la creencia de que el déficit se puede disparar.

 De hecho, la Oficina Presupuestaria del Congreso ha estimado ya en 1,8 billones de dólares el agujero fiscal que, en el mejor de los casos, provocaría la reforma en diez años. (...)

Grosso modo, se puede afirmar que las personas afectadas por la rebaja de los tributos progresivos pertenecen a grupos de ingresos elevados con una reducida propensión a consumir, de manera que el impacto positivo sobre la actividad que pudiera tener una reducción del gravamen quedaría compensado con creces por el efecto contractivo derivado de la minoración del gasto público al recaer sobre colectivos de mayor propensión al consumo.

 Como afirmó Keynes hace ya bastantes años, el ahorro de los ricos, lejos de ser un factor positivo para el crecimiento, se transforma a menudo en un obstáculo.

Y esa es la objeción principal a la reforma que se deduce de manera clara en la carta de los cuatrocientos millonarios: “Creemos que la clave para crear más y mejores empleos, así como una economía más fuerte, no pasa por dar un respiro impositivo a quienes tienen mucho, sino por invertir en los estadounidenses”. 

Para los firmantes, las empresas ya han alcanzado beneficios récord y viven días de enorme bonanza. Consideran mucho más importante que los fondos públicos se destinen a la educación, la sanidad y la investigación. Uno de ellos, Crandall, lo ha manifestado claramente: “Yo gano mucho dinero. Si mi ingreso crece, no pienso invertir más, simplemente ahorraré más”.  (...)

Lo que sí parece seguro es que la reforma incrementará la desigualdad, y contra ello se pronuncia la carta de los cuatrocientos millonarios: “Les pedimos que se opongan a cualquier legislación que exacerbe aún más la desigualdad”.

 Son especialmente críticos en lo que se refiere a la eliminación del impuesto de sucesiones, ya que, de aprobarse, los millonarios podrían “transferir legados masivos a sus herederos” sin pagar impuestos, con lo que se incrementaría la acumulación de los bienes. Recuerdan que, en la actualidad, el 42 % de la riqueza del país recae en apenas un 1 % de sus hogares. (...)"             (Juan Francisco Martín Seco, República.com, 23/11/17)

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