"(...) Los ciclos económicos, que sí siguen existiendo, se mueven casi
exclusivamente por expectativas, porque la correlación estadística entre
crecimiento del PIB y expectativas de los agentes no engaña, y ello corrobora que estamos en una fase alcista del ciclo.
Esta corriente de optimismo congénito no trata de hurgar
en las heridas del panorama real español, sino que prefiere la frialdad
del laboratorio del análisis meramente estadístico de datos que, en
muchos casos, no reflejan ni por asomo cuál es el verdadero termómetro
de la economía española.
Por supuesto queda mucho más cool
comprar, por ejemplo, el mensaje oficial que nos informa que los
pensionistas son el colectivo mejor tratado durante la crisis, algo que
choca, primero, contra el sentido común y después contra la mínima
decencia política.
Yendo al meollo de la cuestión,
España tiene hoy los mismos problemas que tenía antes de la crisis en
materia de crecimiento sostenible a largo plazo, pero con mucha menor
renta y riqueza para colectivos muy numerosos.
Además, tiene un 50%
menos de capital público en educación y un 37% menos en sanidad
(ESENCIALES Fundación BBVA, Ivie N.º 22 /2017). Es decir, somos más
pobres en capital humano y físico, pero tal vez eso no sea considerado
un problema por quienes desconfían de la inversión pública como motor
económico y se siguen creyendo aquello del crowding out (efecto expulsión del capital privado por el efecto de la inversión de capital público).
Este optimismo, además, se basa únicamente en el mero
ejercicio de contabilizar lo que va a hacer el PIB durante el próximo
ejercicio, sin tener en cuenta ninguna variable cualitativa y
cuantitativa que incorpore la desigualdad, la pérdida de talento que se
fuga al extranjero, un modelo de crecimiento basado en variables
exógenas como los tipos de interés, la compra de deuda por parte del BCE,
precio del crudo, la apreciación del euro o la desviación de comercio
en el sector turístico por la situación geopolítica de muchos países de
África y Oriente Medio.
Este conjunto de elementos
exógenos han sido evaluados y cuantificados por algunos expertos y
sitúan su impacto global en el PIB español en algo más de 1,5 p.p. Por
tanto, sin este viento de cola, del que no se acuerdan los optimistas,
España apenas crecería un 1,4%-1,5% y por tanto, ya no estaríamos en la Champion League
y el Presidente Rajoy no habría pedido la cabeza como para felicitarnos
el año 2016 en lugar del 2018.
Pero esto no es el principal problema
de la economía española. Lo peor sigue siendo el elevado desempleo,
especialmente el estructural, la pobreza relativa de muchos colectivos:
jóvenes, gran parte de los pensionistas, madres monoparentales,
dependientes, discapacitados severos, trabajadores precarios,
desahuciados de sus viviendas, científicos, gente de la cultura no
consagrada y los que esconden su pobreza en distritos ricos, como el de
Salamanca en Madrid para no pedir las ayudas sociales por miedo al qué
dirán.
Todos estos colectivos específicamente no son objeto de análisis por
parte de los meta economistas y aprendices de gurús que tratan, en el
mejor de los casos, a todos estos colectivos como meros outliers
(datos atípicos) al salirse de una distribución que nos indica que una
supuesta mayoría entraría dentro de los intervalos de confianza que nos
predicen una aparente mejoría en los principales indicadores
macroeconómicos estándar.
Esta forma de analizar e interpretar la
realidad es cada vez más contestada por colectivos que luchan por hacer
visibles a los desheredados a los que no alcanza el bienestar, pero que
quedan sepultados bajo el manto de la indiferencia política, algo normal
en nuestra sociedad deshumanizada, pero que sorprende y duele más que
también sean despreciados por el resto de la sociedad.
Por tanto, si es Ud. parado de larga duración que sepa que en 2018 es
muy difícil que vuelva a encontrar un empleo digno, y por supuesto que
vaya Ud. a cobrar, al menos, el mismo salario que cobraba previamente al
estallido de esta mal llamado crisis cíclica. No intente, tampoco, que
el Servicio Regional de empleo de su CCAA le pueda ayudar a buscar un
empleo, porque pierde Ud el tiempo.
Las empresas de trabajo temporal, la
solución a la estacionalidad puntual que algunos proponen, les seguirá
explotando quedándose con una parte de su salario que siendo legal, a
cualquiera le sonará a usura.
Y por supuesto, no confíe que los
maravillosos planes de formación pública que le catapultarán al empleo,
eso es la propaganda, le servirán de algo a la hora de recuperar su
dignidad dentro del mercado laboral. Eso sí, de esto no escuchará a casi
nadie hablar de ello.
Si logra Ud. encontrar un empleo en 2018 sepa que la probabilidad de que
sea precario y mal pagado es superior al 60% (combinando ambas
variables a la vez).
Y si además, cree que su empleador no le puede
cambiar sus condiciones de trabajo (horario, salario o centro de
trabajo) sin previo aviso, está muy confundido, lo podrán hacer en una
gran mayoría de empresas, salvo en las medianas o más grandes, donde, al
menos, existe la figura del delegado o comité de empresa.
Si es Ud. pensionista, y tiene memoria, recordará aquello que el copago
farmacéutico, y de algunos servicios, instaurado como medida de ahorro
para salvar la crisis y el propio sistema era transitorio, y que se
volvería al estadio anterior, sepa que está confundido. El copago farmacéutico,
sí ese que a algunos de los pensionistas no les permite comprar la
medicación, es estructural y ha llegado para quedarse.
Todo ello, y eso
es una gran noticia para la Ministra Bañez, a pesar de que su poder
adquisitivo real, no el medido por el IPC, se ha deteriorado más de un
20% en los últimos 10 años si tenemos en cuenta las cargas familiares,
copagos sanitarios y deterioro del sistema nacional de dependencia.
Los científicos, y otros trabajadores del sector del I+D, tendrán que
seguir haciendo las maletas e irse del país a poder traducir en ciencia
el bagaje formativo que hemos pagado entre todos. Pero tampoco aparecen
en las ecuaciones que determinan las previsiones del PIB para 2018.
Los
jóvenes que se vayan incorporando al mercado laboral no podrán
emanciparse porque no existe política de vivienda que garantice el
acceso a una vivienda digna, y porque tampoco pueden disponer de renta
disponible suficiente, por lo que tendrán que seguir viviendo de sus
padres, y a veces, de sus abuelos pensionistas.
Pero la esperanza es el complemento salarial vía IRPF que pagaremos entre todos con ayuda europea, que no se preocupen.
Todos los dependientes que pretendan ser simplemente clasificados en
2018 podrán seguir esperando, e incluso muchos moriréis antes se saber
si sois dependientes leves o gran
dependientes.
Esto aliviará las cargas para muchas administraciones que
podrán mejorar esas estadísticas de listas de espera en las que nunca
incluyen los ciudadanos que se mueren antes de ser atendidos.
Todo esto
sabed que va en vuestro beneficio porque mejora el déficit público y lo
prioritario para el partido al que muchos, incluso los que morís antes
de ser atendidos, habéis votado es salir del mecanismo de déficit
excesivo que no deja de ser un estigma para cualquier liberal que se
precie.
En suma, si metiésemos todas estas variables, y muchas más, en nuestro
modelo de bienestar, no en el que nos cuantifica únicamente la
producción de bienes y servicios, a lo mejor no tendríamos un panorama
tan alentador y la recomendación más sabia sería la de irse, los que
todavía puedan.
Pero de esto no habla todo el mundo porque le estropea
esa foto tan maravillosa de la que sólo hay un nubarrón en el horizonte:
la nueva llegada de independentistas al Govern. Por supuesto si
gobernase Arrimadas, al día siguiente todo esto se solucionaba de un plumazo. En fin qué triste todo." (Alejandro Inurrieta, Vox Populi, 01/01/18)
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