25.5.18

Caso Gürtel, el insoportable cinismo de Aznar. No está claro si tenía un Gobierno o si pretendía asaltar el tren de Glasgow

"No está claro si Aznar tenía un Gobierno o si pretendía asaltar el tren de Glasgow. 

Porque se le están amontonando los ministros implicados en casos de corrupción. 

Y porque la detención de Zaplana con las sirenas de la Guardia Civil demuestra que el expresidente del Gobierno descuidaba el escrúpulo de los castings. La imagen de su Ejecutivo en las escaleras de Moncloa parece una rueda de reconocimiento. 

Un círculo rojo caracteriza el tormento judicial Rodrigo Rato, de Jaume Matas, del propio Zaplana. Y sobrentiende el papel tutelar de Aznar como cabecilla inmune e impune del laberinto en que ahora se haya preso Rajoy.
La responsabilidad in vigilando se antoja tan embarazosa como la opulencia de la boda escurialense. 

La megalomanía de Aznar en el monasterio de Felipe II es el pecado venial de la orgía de corrupción en que incurrieron los invitados y que ahora ha quedado escarmentada con la sentencia ejemplar de la Gürtel. No bastan las conjeturas para señalar el papel inductor de José María o la autoría intelectual, pero sobran las impresiones y las exhibiciones para identificar en aquellos fastos nupciales el descaro de la cultura del cohecho, de la comisión, del blanqueo y de la obscenidad.

La resaca de la corrupción en tiempos del aznarismo amenaza con sepultar las últimas opciones políticas del PP. Se explica así que la exhumación de Zaplana haya pretendido resolverse en Génova como una manifestación extemporánea del antiguo régimen, hasta el extremo de que los populares identifican el silencio de Aznar como un gesto de cobardía o como una expresión de complicidad. 

El objetivo no solo consiste en hacer responsable al antiguo jerarca de los años del pelotazo y de las sentencias en curso, sino en fomentar el papel candoroso e impecable de Rajoy. Sería la de Mariano una corrupción heredada. El presidente del Gobierno ha encontrado oxígeno de baja calidad en los socorristas del PNV, pero la estabilidad que le garantizan los Presupuestos se expone a la conspiración de los esqueletos. 

Han salido de sus tumbas los fantasmas del aznarismo. Y va a resultarle muy difícil desvincularse de ellos. Entre otras razones porque el propio Rajoy,  atrincherado en la superstición de los "casos aislados", proviene de aquella época oscura y porque proliferan los escándalos contemporáneos. Bárcenas era “su” tesorero de confianza. Rato fue “su” presidente de Bankia. Rita Barberá prosperó a su vera. Incluso la trama del PP madrileño operó debajo de su despacho.

Aznar ha logrado sustraerse a las fechorías que cometieron sus ministros y sus compadres. Acusa a Rajoy de haber dilapidado el patrimonio político que le dejó en herencia, pero se desvincula al mismo tiempo de los escándalos que van a laminar la credibilidad del PP. La lentitud de la Justicia se entromete en la agonía de Rajoy como el agua de antiguas tormentas, de forma que los aliados del presidente han decidido matar al padre Aznar. 

No ya como referencia atmosférica de las antiguas corruptelas y como fusible de los escándalos que se avecinan, sino porque se ha erigido en adulador y protector de Albert Rivera, ungiéndolo en la intimidad como campeón del liberalismo y del patriotismo. Estremece la paradoja: Aznar elude su responsabilidad en la época más nauseabunda del PP y aspira a convertirse en evangelista de la victoria de Ciudadanos."           (Rubén Amón, El País, 24/05/18)


"Zaplana, Rato, Matas, Acebes... Se cierra el círculo de ministros de Aznar al banquillo.

La dirección del Partido Popular ha reaccionado a la detención del exministro de Trabajo y expresidente de la Comunidad Valenciana, Eduardo Zaplana, como si no fuera uno de los suyos, como un personaje de otra época, de la de José María Aznar, pese a que Mariano Rajoy proceda de esa misma etapa.

El detenido por blanqueo de capitales es el cuarto miembro de los gabinetes formados por el PP entre 1996 y 2004 que enfila el banquillo de los acusados. Jaume Matas ya cumplió penas de cárcel y suma condenas por varios casos de corrupción, y Rodrigo Rato espera sentencia firme por la antesala del caso Bankia, las tarjetas 'black', antes del juicio general por la salida a bolsa de la entidad y la "reformulación" de las cuentas. Queda Ángel Acebes, el único que mantiene el apoyo oficial del aparato de Génova por considerar injusta su imputación en el mismo caso Bankia.

Los problemas con la Justicia de los cuatro exministros son en principio ajenos a sus gestiones en los distintos ministerios que dirigieron. Matas, titular de Medio Ambiente entre 2000 y 2003, está ya condenado o tiene causas abiertas por sus gestiones al frente del Gobierno autonómico de Baleares.

Los primeros datos sobre la imputación de Zaplana también apuntan a operaciones desde la presidencia de la Comunidad Valenciana, cargo que desempeñó antes de que Aznar le nombrara ministro de Trabajo y portavoz de su último gabinete.

Los orígenes de los manejos paralelos de Rato, vicepresidente económico durante los ocho años de la primera época del PP en el poder, son más difusos y se diluyen en varias etapas, pero básicamente afectan a la dirección de Bankia.

 Acebes, entre 1999 y 2004 ministro de Administraciones Públicas, después de Justicia y al final de Interior, está imputado en el mismo caso pese a sus constantes peticiones de que se le levantara esa condición por no haber participado durante los meses que estuvo en la entidad ni en la operación de salida a bolsa ni en el amaño de las cuentas.  (...)

 Rajoy tiene ahora mismo dos de sus exministros imputados: Ana Mato por el caso Gürtel, como "partícipe a título lucrativo" de los beneficios obtenidos por su exmarido Jesús Sepúlveda, y Alberto Ruiz-Gallardón por el caso Lezo. Mato tuvo que dejar el Ministerio de Sanidad en 2014 al ver su nombre salpicado por las tramas de corrupción del alcalde de Pozuelo y está pendiente de una sentencia que parece inminente.

 Ruiz-Gallardón dejó el departamento de Justicia hace casi cuatro años, cuando Rajoy le dejó caer con su proyecto de reforma de la ley del aborto, y es investigado desde el pasado mes de abrill en el caso Lezo. El tribunal competente le imputa por un asunto de su etapa como presidente de la Comunidad de Madrid, en concreto por la compra presuntamente fraudulenta en 2001 de la empresa colombiana Inassa por parte del Canal de Isabel II."                 (Ángel Collado, El Confidencial, 23/05/18)

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